Al momento de pensar la presente editorial del número 3 de Masquedós, en Tandil, sede del rectorado de nuestra universidad regional, se gestaba un hecho sin precedentes: la consolidación del llamado Acuerdo del Bicentenario entre el Municipio y la Universidad Nacional del Centro. Esta propuesta basada en el consenso y construcción de políticas públicas junto a instituciones de la comunidad, se hizo efectivo porque la universidad no se posiciona como un ente poderoso, por ese poder intrínseco que deviene de su población estudiantil-docente-no docente-graduados-investigadores, sino como una institución con un alto grado de participación en la construcción ciudadana.
El desarrollo de las políticas extensionistas es lo que le ha permitido ocupar ese rol protagónico por el hecho de estar inmerso en la cotidianeidad y en la dinámica social. Es así que, ante la posibilidad de seguir teorizando sobre la extensión a través de publicaciones como éstas, vemos cómo la realidad nos sorprende gratamente con desafíos que apuntan mucho más lejos que la firma de un acuerdo institucional.
Poco sentido tendría pensar este tercer número si no se vislumbraran avances concretos en el vínculo y el intercambio de esfuerzos comunitarios para la solución de problemas comunes y a su vez para trazar objetivos desafiantes en este siglo XXI que se transita entre desvelos pero también anhelos y renovados compromisos. Esto sin desmedro de revisar y reformular los hechos que han marcado a fuego la extensión a través de la historia, como es el caso emblemático de la Reforma Universitaria, tremenda fuerza inspiradora gestada hace un siglo y que ha motivado que incluyamos en estas páginas un dossier para analizar ese pasado a la luz del presente.
Con todo este panorama, como ya hemos dicho, la revista científica sigue siendo un instrumento con un fuerte impacto a la hora de incursionar en la práctica y ampliar las bases de una discusión enriquecedora que haga de la diversidad un estandarte. Por eso es que Masquedós, más que recopilación de artículos, intenta ser el reflejo de un escenario de movilidad constante donde la universidad se expresa y contribuye a mejorar la realidad. En tal sentido nos enorgullece apreciar que en estos años, esta herramienta se sume en forma intensa a todo el abanico de acciones que se vienen desplegando desde la extensión y que incluye debates, encuentros, intercambios y conformación de núcleos que, lejos de todo ensimismamiento, se fortalecen en el contacto diario con la sociedad.
En la lucha contra el reduccionismo de las funciones de la universidad, la extensión va saliendo triunfante gracias a esta marea de agentes comprometidos que se resisten a tener sólo una mirada profesionalista y buscan construir nuevos horizontes basados en el pluralismo. Es en este marco donde se desenvuelve una revista académica como
Masquedós, dispuesta a debatir con espíritu crítico las tensiones universidad-comunidad para que en este espacio de conocimiento las certezas y las dudas sean interpeladas de manera activa y desafiante.
Es oportuno recordar que esta edición, como las anteriores, cuenta con un Comité de Referato con una generosa participación de especialistas que permiten apuntar, más que a un perfeccionamiento estanco, a una dinámica que enriquece el campo de la docencia y la investigación.
Masquedós seguirá teniendo su formato digital e impreso, pero su fuerza no está en las formas sino en esos contenidos que van más allá de acuerdos y homenajes fundacionales, pero que sirven para apuntalar una y cada una de las apuestas extensionistas de la Universidad.