Resignificación patrimonial y afectiva del Parque de Playa Ancha – Valparaíso, desde la comunidad local
Heritage and Affective Resignification of Playa Ancha Park – Valparaíso, from the Local Community Perspective
Ressignificação patrimonial e afetiva do Parque de Playa Ancha – Valparaíso, a partir da comunidade local
Marco Muñoz del Campo
Universidad de Playa Ancha
Karimme Morales Aguirre
Universidad de Playa Ancha
Sección: Dossier
Recepción: 25/06/2025 Aceptación final: 12/08/2025
Para citación de este artículo: Muñoz del Campo, M. y Morales Aguirre, K.(2025). Resignificación patrimonial y afectiva del Parque de Playa Ancha – Valparaíso, desde la comunidad local. Revista Masquedós, 10(14), 1-8. https://doi.org/10.58313/masquedos.2025v10.n14.441
Resumen
Este artículo presenta los resultados del proyecto “Autor”, centrado en la reconstrucción historiográfica y testimonial del territorio que ocupó el antiguo Parque de Playa Ancha en Valparaíso, Chile. Mediante una metodología participativa que integró fuentes documentales, orales y talleres comunitarios, se analizan los procesos de patrimonialización, las transformaciones socio espaciales del lugar y las emociones asociadas a su desaparición como espacio público. Se constata una fractura territorial y simbólica producida por el emplazamiento de instituciones como la Universidad de Chile y la Escuela Naval, así como una fuerte demanda por parte de la comunidad hacia el acceso, la apertura institucional y la restitución simbólica de valores patrimoniales. Se propone una resignificación crítica del patrimonio local desde el habitar y la memoria afectiva, planteando implicancias para la gestión universitaria y el diseño de políticas de vinculación con el medio.
Palabras Clave: Comunidad; memoria local; participación ciudadana; patrimonio cultural; Playa Ancha; resignificación.
Abstract
This article presents the results of the project “Memory of the University of Chile’s Site in Playa Ancha”, focused on the historiographic and testimonial reconstruction of the territory once occupied by the former Playa Ancha Park in Valparaíso, Chile. Through a participatory methodology that integrated documentary and oral sources, as well as community workshops, the study analyzes heritage-making processes, the socio-spatial transformations of the area, and the emotions associated with its disappearance as a public space. The research identifies a territorial and symbolic rupture caused by the establishment of institutions such as the University of Chile and the Naval Academy, along with a strong community demand for access, institutional openness, and the symbolic restitution of heritage values. The article proposes a critical resignification of local heritage based on lived experience and affective memory, suggesting implications for university management and the design of community engagement policies.
Keywords: Citizen participation; community; cultural heritage; local memory; Playa Ancha; resignification.
Resumo
Este artigo apresenta os resultados do projeto “Memória da localização da Universidade do Chile em Playa Ancha”, centrado na reconstrução historiográfica e testemunhal do território que abrigou o antigo Parque de Playa Ancha em Valparaíso, Chile. Por meio de uma metodologia participativa que integrou fontes documentais, orais e oficinas comunitárias, analisam-se os processos de patrimonialização, as transformações socioespaciais do local e as emoções associadas ao seu desaparecimento como espaço público. Constata-se uma fratura territorial e simbólica provocada pela instalação de instituições como a Universidade do Chile e a Escola Naval, assim como uma forte demanda por parte da comunidade pelo acesso, abertura institucional e restituição simbólica de valores patrimoniais. Propõe-se uma ressignificação crítica do patrimônio local a partir do habitar e da memória afetiva, com implicações para a gestão universitária e o desenho de políticas de vínculo com a comunidade.
Palavras-chave: Comunidade; memória local; participação cidadã; patrimônio cultural; Playa Ancha; ressignificação.
Introducción
El presente artículo tiene como propósito exponer los resultados del proyecto “Autor” (Muñoz-Del Campo, 2022), orientado a comprender, reconstruir y resignificar los valores patrimoniales del sector donde se emplazó históricamente el Parque Municipal de Playa Ancha. Se trata de una investigación que combina un enfoque historiográfico con metodologías participativas, integrando testimonios y emociones colectivas en torno a un territorio profundamente transformado por proyectos institucionales. Tal como han señalado autores como Smith (2006) y Prats (2005), el patrimonio no es una entidad estática, sino una construcción social, disputada y situada históricamente, marcada por relaciones de poder.
En tal sentido, el estudio se inscribe en una perspectiva crítica del patrimonio, que reconoce los procesos de patrimonialización como construcciones sociales, disputadas, situadas históricamente y mediadas por relaciones de poder (Riegl, 1987; Smith, 2006). Desde esta mirada crítica, se pretende develar las memorias locales en torno al parque como nodo territorial, cultural y emocional, poniendo en tensión la narrativa hegemónica institucional de desarrollo urbano con los relatos de quienes han habitado el cerro Playa Ancha.
Esta tensión entre memorias hegemónicas y subalternas se vincula con los planteamientos de Fals Borda (1985) y Walsh (2010), quienes defienden la legitimidad de los saberes comunitarios como formas válidas de producción de conocimiento. En este sentido, se trata también de una experiencia de investigación-acción participativa, entendida no solo como una herramienta metodológica, sino como una praxis orientada a la transformación de las relaciones entre instituciones y comunidades, tal como propone Dussel (2003) desde la ética de la liberación. De esta manera persigue contribuir a los debates sobre el rol de las universidades en contextos de despojo simbólico y espacial.
El artículo se organiza en cuatro secciones. Primero, se contextualiza históricamente el Parque de Playa Ancha y su vínculo con la comunidad local. En segundo lugar, se presentan los ejes conceptuales que guían el análisis. A continuación, se describen las metodologías participativas empleadas y los principales hallazgos del trabajo territorial. Finalmente, se reflexiona sobre las implicancias del proceso en el marco de una extensión universitaria crítica y situada.
Metodología
La investigación se estructura en torno a un enfoque cualitativo y participativo, sustentado en principios de la investigación social aplicada, la etnografía urbana, la pedagogía crítica del territorio y los métodos creativos de trabajo comunitario (Candau, 2000; Justel et al., 2015). Las estrategias metodológicas desplegadas fueron:
Revisión historiográfica y documental: Se utilizaron fuentes primarias y secundarias —documentos oficiales, informes institucionales, planos urbanos, archivos municipales, fotografías antiguas y artículos de prensa— para construir una línea de tiempo del desarrollo urbano-educativo del sector e identificar actores y discursos presentes en la urbanización institucional (Ballart, 2001).
Levantamiento testimonial: Se realizaron entrevistas en profundidad y grupos de conversación a habitantes del sector, ex estudiantes, funcionarios y académicos vinculados a la Universidad y al barrio. Los testimonios, que incluyen relatos de infancia, trayectorias familiares, experiencias de desplazamiento, recuerdos del parque y reflexiones críticas sobre los cambios en el territorio, fueron analizados a partir de codificación abierta, categorización temática y análisis interpretativo (García, 2004).
Talleres participativos: Se desarrollaron cuatro talleres comunitarios en modalidad presencial, convocando a habitantes de distintas edades, trayectorias y niveles de escolaridad. Los talleres incluyeron dinámicas como la línea de tiempo colectiva, la cartografía del recuerdo, el mapeo de afectos, la creación de relatos visuales y la formulación de propuestas, propiciando espacios de reflexión compartida y producción colaborativa de conocimiento (Candau, 2000). Cada taller fue registrado mediante actas, fotografías, grabaciones de audio y sistematización de productos gráficos.
Análisis territorial: Se complementó el trabajo de campo con un análisis espacial del sector, utilizando herramientas de georreferenciación, observación directa, excursión y registro fotográfico para analizar el espacio (Valles, 2003). Se identificaron hitos urbanos relevantes, espacios de uso común, barreras físicas e institucionales, y zonas con potencial para una resignificación patrimonial (Avedaño, 2010).
Este diseño metodológico permitió triangulación entre distintas fuentes y técnicas, favoreciendo una comprensión densa, contextualizada y multivocal del fenómeno estudiado. La validación de resultados se realizó en sesiones de retroalimentación con quienes participaron de la experiencia, siguiendo los principios de co-construcción de conocimiento (Justel et al., 2015).
El parque en la memoria colectiva: narrativas de un espacio desaparecido
El Parque de Playa Ancha ocupa un lugar central en la memoria colectiva del cerro. No se trata solo de un espacio físico, sino de un territorio simbólico que encarnaba valores como la convivencia, la accesibilidad, la alegría popular y el arraigo barrial Esta concepción del lugar se vincula con la noción de “topofilia” propuesta por Tuan (1977), donde los afectos dan forma al espacio y consolidan su valor cultural. En los testimonios aparecen referencias constantes a juegos infantiles, celebraciones patrias, partidos de fútbol, carnavales, paseos familiares, picnics dominicales y actividades escolares.
Las emociones asociadas al parque lo definen como “el corazón del cerro”, “el patio trasero de todos”, “el único pulmón verde del sector”. Esta imagen de apertura y uso comunitario contrasta con la configuración actual del lugar, marcada por el cierre institucional, la vigilancia territorial y la fragmentación del espacio (Haesbaert, 2013).
La desaparición del parque es narrada como un proceso paulatino de desplazamiento, fragmentación y pérdida de sentido comunitario, más que como un hecho puntual. Diversas intervenciones —incluyendo el emplazamiento de la Escuela Naval y la Universidad de Chile— introdujeron nuevas lógicas espaciales y de uso de suelo, alterando las prácticas cotidianas y los vínculos comunitarios. En este sentido, la memoria del parque funciona como una herramienta crítica frente a los efectos excluyentes de la modernización urbana.
Despojo, apropiación y duelo territorial
Los relatos recogidos en el trabajo de campo señalan una transformación progresiva del Parque de Playa Ancha como territorio comunitario hacia un espacio fragmentado y restringido. Este proceso de despojo territorial se vivió como una clausura paulatina del espacio compartido, acompañada de una redefinición simbólica. El ingreso controlado, la vigilancia, el cierre perimetral y la estética institucional impuesta, marcaron una ruptura con la lógica barrial del uso libre y cotidiano. Este fenómeno puede entenderse, siguiendo a Haesbaert (2013), como una forma de desterritorialización afectiva, con impacto directo en el sentido de pertenencia.
La apropiación institucional de los terrenos del parque por parte de la Universidad de Chile y la Armada de Chile fue interpretada como un desplazamiento de prácticas sociales y culturales propias del barrio. Las transformaciones urbanas impuestas desde los centros de poder vulneraron los vínculos afectivos y Las formas de sociabilidad barrial —intergeneracionales y multiculturales— fueron desplazadas por lógicas funcionales que alteraron los modos de habitar el territorio.
Aquí emerge una categoría clave: el duelo territorial, entendido no solo como nostalgia, sino como una vivencia emocional densa que expresa dolor, resistencia y persistencia de la memoria (Jelin, 2002; García, 2004). El parque, nombrado muchas veces como “espacio robado”, permanece vivo en los recuerdos y se proyecta como horizonte de justicia simbólica. Se reconoce como un lugar que aún permanece en el recuerdo, se añora, se anhela y se defiende desde la memoria. Este duelo es vivido de forma colectiva y se transmite generacionalmente, formando parte del repertorio cultural local.
Habitar la memoria: afectos, emociones y resistencia simbólica
La memoria afectiva del parque actúa como un dispositivo epistémico y político. A través de ella, las comunidades no solo narran su pérdida, sino que reafirman su pertenencia territorial. Los talleres permitieron cartografiar emociones mediante mapas del recuerdo, con inscripciones como “mi infancia”, “la libertad” o “el lugar del encuentro”. Estas representaciones vinculan territorio y emoción en una práctica que, como plantea Candau (2000), trasciende lo testimonial para devenir acción política.
La persistencia de la memoria configura una forma de resistencia simbólica. Frente al borrado institucional del parque, las personas insisten en contar su historia, en nombrar los lugares que ya no están, en mantener viva la identidad territorial. Lejos de una idealización pasiva del pasado, la comunidad reconstruye narrativas, activa la memoria oral, produce intervenciones en el espacio público y demanda reconocimiento. Esta resistencia performativa, que desafía el silenciamiento oficial, puede entenderse como una forma de acción colectiva orientada a la justicia territorial (Svampa, 2019) que no se limita a la crítica, sino que se transforma en acción tendiente a fortalecer una narrativa comunitaria que desafía el olvido.
En consecuencia, se reafirma lo señalado por Villalobos & Letelier (2018), el patrimonio no es solo una herencia material, sino una práctica viva, sostenida por afectos, narrativas y vínculos sociales. Finalmente, una herencia que no tan sólo demanda planes o estrategias de conservación, sino, además y por sobre todo de preservación; precisamente, de dichos atributos humanos de valor heredable.
Universidad y territorio: demandas de vinculación y apertura
Uno de los ejes más reiterados en los testimonios y talleres fue la crítica a la desvinculación entre las instituciones universitarias y la comunidad local. A pesar de estar geográficamente instaladas en el cerro Playa Ancha, las universidades —primero la Universidad de Chile, y luego la Universidad de Playa Ancha y la Universidad de Valparaíso— son percibidas como entidades cerradas, que no reconocen ni dialogan con las memorias del territorio.
Esta crítica interpela el rol universitario en contextos donde existe una memoria herida. Se demanda una apertura real, no solo simbólica, que implique accesibilidad a los espacios físicos, así como el reconocimiento de la historia compartida.
Desde una lógica participativa, se demanda, además, la inclusión de la comunidad en la planificación territorial, el reconocimiento de sus saberes y una política de vinculación institucional sustentada en principios basados en valores universales (Dolan, 2018). Esta apertura implica una reconfiguración ética del rol universitario e institucional en el territorio. La comunidad no desea ser objeto de intervención, sino sujeto partícipe en la construcción del presente y futuro del cerro.
Los valores que emergieron de los talleres como ejes de la relación deseada con las instituciones que ocuparon el parque incluyen: respeto, reciprocidad, continuidad, justicia, horizontalidad, pertenencia y cuidado (Dolan, 2018). Estos valores son entendidos como principios éticos que deben guiar cualquier política de vinculación con el medio. La historia del parque y su transformación territorial revelan que la universidad y en general las instituciones públicas no puede operar al margen del tejido social que la rodea.
Propuestas comunitarias: valores, acceso y permanencia
Durante el proceso participativo se sistematizaron diversas propuestas orientadas a resignificar el territorio y construir una nueva relación entre instituciones y comunidad. Estas propuestas se organizaron en torno a tres ejes principales:
Acceso: La apertura de espacios físicos como bibliotecas, auditorios, jardines y áreas deportivas a la comunidad. La creación de señalética patrimonial que indique los usos históricos del parque. La implementación de horarios comunitarios en espacios universitarios.
Permanencia: El establecimiento de instancias permanentes de participación ciudadana en la planificación territorial. La creación de consejos territoriales mixtos (universidad-comunidad). La formalización de convenios de colaboración que incluyan compromisos de mediano y largo plazo (Justel et al., 2015).
Educación patrimonial: La incorporación de la historia local y del parque en los programas curriculares de las carreras universitarias. La realización de talleres conjuntos entre estudiantes y habitantes sobre memoria, patrimonio y territorio. La elaboración de materiales educativos sobre el parque, su historia y su memoria (Ballart, 2001).
Estas propuestas reflejan un deseo profundo de justicia territorial, de reparación simbólica y de construcción colectiva del habitar. No se trata solo de “abrir puertas”, sino de reconfiguración de las relaciones de poder desde una lógica de horizontalidad y justicia territorial, de reconocer la legitimidad de los saberes comunitarios y de construir un proyecto territorial común.
Discusión de resultados
Los resultados del proyecto permiten una discusión crítica sobre el rol de las universidades en contextos de intervención urbana donde las memorias locales han sido desplazadas o invisibilizadas. Como sostienen Svampa (2019) y Walsh (2010), la función universitaria no puede limitarse a la producción de conocimiento y a la divulgación científica, sino que debe asumir un compromiso ético con la reparación simbólica.
Los testimonios y cartografías afectivas elaboradas en los talleres muestran que el despojo del parque representa más que una pérdida material: es símbolo de una fractura en el tejido comunitario. El duelo territorial que vive la comunidad se manifiesta en el lenguaje emocional de los relatos y en las imágenes persistentes del “antes” del parque. Estas emociones no son sólo nostalgia, sino formas de resistencia que alimentan una crítica situada y la proyección de una nueva forma de habitar el territorio, orientada a la reconstrucción de la vida en común (Jelin, 2002; García, 2004).
Un punto clave que emerge es el contraste entre el uso oficial e institucional del espacio y el uso comunitario, cotidiano y relacional. Mientras la apropiación institucional del parque implicó cierre, jerarquización y segmentación, el uso comunitario estaba asociado a la apertura, la mezcla social, la espontaneidad y la convivencia barrial. Esta diferencia refleja no solo prácticas distintas, sino marcos epistemológicos contrapuestos sobre territorio. Supone formas distintas de entender su valor, su historia y su destino (Fals Borda, 1985; Avedaño, 2010).
Desde una perspectiva metodológica, la experiencia demuestra que las estrategias participativas permiten acceder a un conocimiento territorial que no está disponible en los archivos formales. La historia afectiva del parque, sus usos sociales, sus relatos intergeneracionales, son saberes situados que no aparecen en los catastros ni en los planes reguladores, pero que conforman un patrimonio inmaterial que debe ser registrado y reconocido como legítimo (Smith, 2006; Prats, 2005). Este tipo de conocimiento, producido en diálogo con la comunidad, además, se configura como un valioso aporte al desarrollo de instituciones académicas y políticas en sintonía con el desarrollo territorial.
Asimismo, se constata que las universidades, como actores territoriales, deben involucrarse activamente en la mediación de conflictos, la promoción del diálogo intercultural y la restitución de derechos simbólicos. Esto implica revisar críticamente sus prácticas de expansión y reformular su relación con los entornos que habitan (Justel et al., 2015). La universidad no es neutral ni externa al conflicto: es parte del entramado territorial que ha contribuido a configurar, y en consecuencia, debe involucrarse de manera ética y corresponsable en los procesos de reparación.
Por último, el proyecto aporta a una comprensión más amplia del concepto de patrimonio visión más amplia del patrimonio, entendida como vínculo social más que como colección de bienes. No se trata de conservar objetos materiales o edificios históricos aislados, sino de proteger y promover los lazos significativos que las personas establecen con los espacios, las prácticas culturales y las memorias colectivas. Esta visión relacional del patrimonio exige una política pública sensible a la diversidad de experiencias, que incorpore la dimensión afectiva, narrativa y social del habitar (Ballart, 2001; Candau, 2000).
Conclusiones
El proceso de resignificación del Parque de Playa Ancha, a través de prácticas colaborativas y metodologías participativas, ha evidenciado el potencial transformador de una extensión universitaria crítica, situada y afectiva. A partir de la activación de memorias locales y la reapropiación simbólica del territorio, se ha logrado visibilizar la dimensión política y emocional del patrimonio, así como la capacidad de las comunidades para producir conocimiento desde sus propias experiencias y afectos. En este sentido, el trabajo se inscribe en una perspectiva de extensión que no se limita a la transferencia de saberes académicos, sino que promueve el diálogo horizontal, la revalorización de los saberes comunitarios y la co-construcción de sentido desde abajo.
Entre las principales contribuciones del estudio destaca el abordaje del patrimonio como una práctica social y afectiva, y la articulación entre memoria, territorio y pedagogía crítica en el marco de las luchas por el derecho a habitar y narrar los espacios. El archivo comunitario, las actividades de mediación cultural y los talleres intergeneracionales constituyen herramientas metodológicas que no sólo permiten documentar memorias, sino también generar procesos de formación ciudadana desde los márgenes.
No obstante, el proceso enfrentó diversas limitaciones. Entre ellas, se identifica la dificultad de sistematizar la heterogeneidad de relatos y memorias, así como la necesidad de sostener vínculos comunitarios en contextos marcados por la fragmentación social y el desgaste institucional. Asimismo, el trabajo con archivos y memorias requiere un cuidado ético constante, dada la sensibilidad de los contenidos y el riesgo de su banalización o apropiación indebida.
En cuanto a las proyecciones, esta experiencia abre la posibilidad de continuar profundizando en los cruces entre pedagogía decolonial, educación patrimonial y extensión crítica, mediante nuevas investigaciones que exploren la relación entre memorias territoriales, resistencias barriales y prácticas artísticas situadas. Asimismo, se propone replicar esta metodología en otros espacios simbólicos de la ciudad, favoreciendo procesos de apropiación afectiva del territorio y fortaleciendo el vínculo universidad-comunidad desde una perspectiva transformadora.
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