Hábitat popular e integración socio urbana: Organizaciones sociales y Extensión Universitaria en Comodoro Rivadavia (Chubut)
Hábitat popular e integração sociourbana: Organizações sociais e extensão universitária em Comodoro Rivadavia (Chubut)
Popular habitat and socio-urban integration: Social organizations and University Extension in Comodoro Rivadavia (Chubut)
Magali Chanampa
UNPSJB-CONICET-IIDEPyS-GSJ-GIGAT
https://orcid.org/0000-0001-5209-617X
Fabricio Baeza
UNPSJB-IGEOPAT-GIGAT
https://orcid.org/0000-0002-0552-4503
María Laura Carrasco
UNPSJB
https://orcid.org/0000-0002-0868-8001
Gonzalo Sebastián Gómez
UNPSJB
https://orcid.org/0009-0001-3942-9272
Sección: Extensión en movimiento
Recepción: 05/01/2024 Aceptación final: 14/03/2024
Para citación de este artículo: Chanampa, M., Baeza, F., Carrasco, M. L. y Gómez, G. S. (2024). Hábitat popular e integración socio urbana: Organizaciones sociales y Extensión Universitaria en Comodoro Rivadavia (Chubut). Revista Masquedós, 9(11), 1-15. https://doi.org/10.58313/masquedos.2024.v9.n11.298
Resumen
El siguiente artículo es el resultado del trabajo realizado en el marco del proyecto de Extensión Universitaria: “Hábitat popular e iniciativas socio-comunitarias de integración urbana en barrios populares de Comodoro Rivadavia (Chubut)”. Como parte de sus objetivos, se pusieron en marcha metodologías participativas de investigación-acción en un barrio popular de la ciudad de Comodoro Rivadavia, como es la Extensión Abel Amaya. A lo largo de este devenir, las complejidades propias del espacio urbano y del habitar en condiciones deficitarias, no sólo llevaron a la puesta en marcha de procesos participativos de investigación, sino también a la articulación con organizaciones, referentes e instituciones, tal como las “Mujeres de la Huerta” quienes resisten y generan estrategias de sostenibilidad de la vida a través de la producción de hortalizas y frutales, a pesar del contexto adverso en el que habitan. La articulación con ellas no sólo propició dar cuenta de las complejidades del barrio y la ciudad sino que también formó parte de las iniciativas del proyecto que buscaron generar acciones y repercusiones más estructurales sobre la integración socio urbana del barrio hacia el largo plazo.
Palabras clave: hábitat popular; integración urbana; organizaciones sociales; servicios básicos.
Resumo
O artigo a seguir é o resultado do trabalho realizado no âmbito do projeto de extensão universitária: "Habitat popular e iniciativas sociocomunitárias de integração urbana em bairros populares de Comodoro Rivadavia (Chubut)". Como parte de seus objetivos, foram implementadas metodologias participativas de pesquisa-ação em um bairro popular da cidade de Comodoro Rivadavia, como a Extensão Abel Amaya. Ao longo desse processo, as complexidades próprias do espaço urbano e do habitar em condições precárias não só levaram à implementação de processos de pesquisa participativa, mas também à articulação com organizações, referências e instituições, como as "Mulheres da Horta", que resistem e geram estratégias para a sustentabilidade da vida por meio da produção de hortaliças e árvores frutíferas, apesar do contexto adverso em que vivem. A articulação com elas não só permitiu dar conta das complexidades do bairro e da cidade, mas também fez parte das iniciativas do projeto que buscaram gerar ações mais estruturais e repercussões na integração sócio urbana do bairro em longo prazo.
Palavras chave: habitat popular; integração urbana; organizações sociais; serviços básicos.
Abstract
The following article is the result of the work carried out within the framework of the University Extension project: "Popular habitat and socio-community initiatives of urban integration in popular neighborhoods of Comodoro Rivadavia (Chubut)". As part of its objectives, participatory research-action methodologies were implemented in a popular neighborhood of the city of Comodoro Rivadavia, such as the Abel Amaya Extension. Throughout this process, the complexities inherent to urban space and living in poor conditions, not only led to the implementation of participatory research processes, but also to the articulation with organizations, referents and institutions, such as the "Women of the Orchard" who resist and generate strategies for the sustainability of life through the production of vegetables and fruit trees, despite the adverse context in which they live. The articulation with them not only made it possible to account for the complexities of the neighborhood and the city, but also was part of the project's initiatives that sought to generate more structural actions and repercussions on the socio-urban integration of the neighborhood in the long term.
Keywords: popular habitat; urban integration; social organizations; basic services.
Introducción
El siguiente escrito forma parte del trabajo realizado en el marco del proyecto de Extensión Universitaria denominado “Hábitat popular e iniciativas socio-comunitarias de integración urbana en barrios populares de Comodoro Rivadavia (Chubut)”[1].
La ciudad de Comodoro Rivadavia se encuentra atravesada históricamente por deficiencias acuciantes en torno al acceso a la vivienda, a bienes, servicios e infraestructura urbana básica. Según el Relevamiento de Barrios Populares (ReNaBap), en la actualidad la ciudad posee 38 barrios populares, lo que involucra aproximadamente a unas 20.000 personas viviendo en condiciones deficitarias de todo tipo: servicios públicos e infraestructura (tendidos de agua potable y desagües cloacales y pluviales; pavimentaciones; energía); condición jurídica sobre la tenencia de la tierra; aspectos edilicios, morfológicos, entre otros (Massidda, 2018).
El crecimiento en el número y expansión de los barrios populares en la ciudad ha encontrado períodos de auge principalmente durante los “booms petroleros”'[2]. Se trata de periodos o momentos en los que la suba del precio internacional del barril de petróleo y la consiguiente intensificación de la producción, ha generado la llegada masiva de población. A su vez, este proceso conlleva una presión sobre el mercado de la vivienda y por consiguiente genera un mayor déficit habitacional, el encarecimiento del suelo y la intensificación de las ocupaciones de tierras (Usach y Freddo, 2016; Bachiller et al., 2015). Paralelamente, las ocupaciones no sólo tienen una lógica de uso residencial, y se han identificado también procesos de tomas vinculados a fines productivos en algunos sectores de la ciudad, especialmente en la denominada zona norte (Trod, 2009; Baeza et al., 2022).
En este contexto, se constituyó en la zona sur de la ciudad una extensa área de precariedad e informalidad urbana que está caracterizada por la proximidad de tres grandes barrios populares: Las Américas, Cancha Belgrano y Extensión Abel Amaya. Este sector se encuentra habitado aproximadamente por 600 familias y se ha ido conformando deficitariamente a partir del accionar restrictivo de políticas de regularización y mejoramiento urbano, incluso, a pesar de encontrarse en cercanías de barrios consolidados que han sido objeto de programas de mejoramiento barrial. En otros términos, las acciones estatales no han logrado atender integralmente la problemática del hábitat en el territorio, ni tampoco han alcanzado a la totalidad de la población.
Para el caso en cuestión, específicamente en la Extensión Abel Amaya, desde el año 2017 algunas familias que han quedado relegadas de los programas de mejoramiento y regularización, desarrollaron junto al Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y otras organizaciones sociales, algunas estrategias de acción colectiva como emprendimientos productivos de huertas urbanas basadas en la agricultura familiar. En ellas, un grupo de mujeres organizadas bajo la denominación de “Mujeres de la Huerta. Huerta Familiar Orgánica” (en adelante “Mujeres de la Huerta”), comenzaron a producir alimentos para el autoconsumo que, en momentos de mayor producción, el excedente se vende en ferias y proximidades. Las huertas se localizan en una serie de parcelas construidas sobre el faldeo de una meseta, y mediante el cercado fueron forestando y colocando un precario sistema de riego con tanques y mangueras que se conectan a la red comunitaria. Además, junto a los vecinos, han logrado articular otras experiencias e iniciativas de trabajo, de fortalecimiento y desarrollo comunitario como, por ejemplo, la conformación de un merendero.
Como parte del proyecto de Extensión Universitaria se buscó la puesta en marcha de metodologías participativas de investigación-acción, que permitieran generar un diagnóstico socio-espacial del barrio y propuestas concretas de intervención socioterritorial y comunitarias. En este sentido, se realizó un primer taller de Cartografía Social con vecinos, a partir del cual se obtuvo una primera aproximación a diferentes problemáticas socio-espaciales, centradas principalmente en las deficiencias habitacionales y de servicios básicos. Como parte de esta instancia, quienes participaron, propusieron también algunas iniciativas de acción, las cuales tomaron relevancia y definición luego de algunas visitas y encuentros in situ en el barrio.
Paralelamente, como parte de otras visitas y encuentros, se pudo evidenciar el problema de acceso al agua generalizado en el barrio, como así también en las huertas, y el impacto de esto en la producción de hortalizas. En tal sentido, a partir de reuniones con el grupo “Mujeres de la Huerta”, se advirtió que la situación se agrava durante el periodo estival debido a los recurrentes cortes de agua[3]. Ante esta situación, las mujeres en contacto con personal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria local (en adelante INTA), habían comenzado con la construcción de una cisterna comunitaria; proceso que se había gestado antes de la pandemia de Covid-19 y que por diversas cuestiones no se había ejecutado en tu totalidad.
Por ello, con el propósito de fortalecer el perfil productivo del sector y teniendo en cuenta el objetivo del proyecto asociado a generar instancias socio comunitarias que tengan impacto en la integración urbana, se consensuó retomar el proyecto de la cisterna mediante la concreción de diversas mesas de gestión con autoridades municipales, técnicos de INTA y representantes de las “Mujeres de la Huerta”. Luego de obtener los materiales y tomar conocimiento sobre los detalles constructivos, se pudo concretar las primeras instancias de trabajo colaborativo a partir de una minga[4]. El propósito de dicha actividad fue trasladar los materiales a un sitio de difícil acceso (donde se construirá la cisterna) e involucró a diversos actores: vecinos, huerteras, integrantes del proyecto, etc.
Por otro lado, al tratarse de un proyecto conformado por perfiles profesionales y académicos multidisciplinares (Geografía, Tecnicatura en Sistemas de Información Geográfica, Arquitectura e Ingeniería Civil, Historia, Comunicación Social, Gestión Ambiental), fue posible generar diferentes productos cartográficos y propuestas de intervención urbana. A modo de ejemplo, la elaboración de mapas temáticos permitió definir un diagnóstico socio territorial y ambiental. Paralelamente, se concretaron instancias de divulgación y comunicación a partir de talleres en los que alumnos/as de la Facultad de Ingeniería compartieron propuestas de mejoramiento y ordenamiento urbano: trama vial, peatonal, mobiliario urbano, etc. Se trató de propuestas integrales que permitan mejorar la calidad de vida de la población involucrada.
El camino transitado y el trabajo realizado hasta el momento permitieron advertir la complejidad de la trama de relaciones y vínculos que se fueron construyendo en este sector de la ciudad, caracterizado por la informalidad y las dificultades que posee el Estado para garantizar una buena calidad de vida. Se trata de aspectos e inercias que, a veces, inciden sobre las etapas y objetivos propuestos, generando reformulaciones y readecuaciones en las tareas y actividades desarrolladas. Por último, destacar que las metodologías aplicadas han permitido generar propuestas de intervención socio-comunitarias que deberán ser puestas en consideración en el plano institucional y de gobierno, a fin de disminuir las condiciones de vulnerabilidad y precariedad que enfrenta la población del lugar.
De acuerdo a lo expuesto, el presente artículo tiene por objeto describir parte del proceso desarrollado en el marco del proyecto y analizar las estrategias de gestión que han tendido a garantizar el acceso al agua para los emprendimientos productivos de las “Mujeres de la Huerta”, en tanto, acción e intención primaria que motorice un proceso de integración y acceso a servicios básicos de manera generalizada en el barrio.
Apropiación del espacio y Cartografía Social
Como parte de los objetivos del proyecto se pusieron en marcha metodologías de investigación participativas que posibilitaron visibilizar las experiencias socioespaciales de los involucrados y, a su vez, identificar los problemas urbano ambientales que posee el sector. Cabe destacar que dichas estrategias se sostuvieron metodológicamente a través de la observación de las prácticas de los sujetos y su espacialidad, e incluyendo el uso de imágenes diversas (mapas, fotos, dibujos y cartografías sobre la ciudad y el barrio) y el discurso del propio sujeto. De esta forma, los dispositivos desplegados permitieron acceder a las prácticas y trayectorias espaciales de los participantes (Lindón, 2008). Este enfoque metodológico tiene como supuesto básico la necesidad de comprender el sentido de la acción social en el contexto del mundo de la vida, y desde la perspectiva de los participantes, en tanto, comprenden aproximaciones cualitativas y de microanálisis que conectan lo material y lo simbólico, constituyendo el camino idóneo para estudiar empíricamente la construcción social del lugar a partir de las prácticas espaciales (Lindón, 2008).
La investigación acción participativa se fundamenta en el reconocimiento de los sujetos como individuos poseedores de conocimiento, pensamiento y capacidad de acción, siendo “sentipensantes” en el diálogo de saberes, en la construcción colectiva del conocimiento y en la posibilidad de transformación que pueda derivarse de su práctica (Morales García et al., 2016). En otras palabras, según los autores, “se trata de un modo de lograr cosas en el mundo más que un modo de poseerlas intelectualmente” (Jackson, 1996 en Morales García et al., 2016, p. 1679). Se trata de un proceso de construcción colectiva del conocimiento en el que se diluyen las fronteras propias de la investigación para disminuir la injusticia, la desigualdad y la exclusión socioespacial (Morales García et al., 2016), problemáticas que en Comodoro Rivadavia y, especialmente en los barrios populares, son estructurantes.
A su vez, las estrategias metodológicas propuestas buscaron contribuir en procesos y acciones que tiendan a la integración y mejoramiento del hábitat popular desde la perspectiva de los habitantes (Cravino y González Carvajal, 2012; Tammarazio, 2014a, 2014b, 2016). Es decir, se trata de un proceso de transformación de estructuras materiales y de significados en el espacio para construir nuevos consensos acerca del habitar, lo cual genera tensiones que, en palabras de las autoras, son resultado del encuentro de dichas políticas territoriales con los barrios.
En este sentido, resultó imperioso la puesta en marcha de metodologías comunitarias participativas como la Cartografía Social, que permiten acceder al espacio vivido desde la experiencia de los propios protagonistas. Mediante el mapeo colectivo, se buscó socializar y consensuar problemáticas comunes y concebir soluciones (Diez Tetamanti y Escudero, 2012; Vázquez y Massera, 2012; Diez Tetamanti, 2014; Diez Tetamanti y Chanampa, 2016). Es decir, priorizar sus diversos relatos, no sólo para dar cuenta de la espacialidad y lo vivido, sino también, para significar sus prácticas y lugares de enunciación y apropiación que tensionan ante ciertas acciones técnicas y políticas que dominan el territorio y su “adecuación”.
Se entiende a la apropiación del espacio como un proceso simbólico que se construye en las interacciones cotidianas entre las personas y el espacio. De esta manera, la fuerza de este vínculo, la relación simbólica y afectiva que se crea en él, genera un sentido de pertenencia y una apropiación que lo convierte en lugar (Lindón, 2002 en Ursino, 2012). Según Ursino, en el análisis y puesta en marcha de acciones de transformación espacial cobra relevancia la perspectiva de la identificación simbólica ya que, por medio de ésta, el sujeto y el grupo se reconocen en ese espacio barrial. Es decir, a través de los procesos de categorización del self -del ser- las personas y los grupos se auto atribuyen las cualidades del lugar como formadoras de su identidad (Ursino, 2012). En este sentido, las estrategias de acción para el proyecto apuntaron a la perspectiva de la identificación simbólica, social y vivencial del espacio habitado, instancias que permitan reflexionar en torno a su producción y pensar-proyectar colectivamente sobre mejoras y alternativas de integración urbana.
Las estrategias de acción del Proyecto de Extensión Universitaria tuvieron como principal objetivo la construcción de espacios más justos como parte de un compromiso político en el proyecto académico (Soja, 1997). En términos extensionistas, entendemos junto a Arzeno (2018) que,
(...) el “territorio de intervención” es, en muchos casos y al mismo tiempo, el territorio apropiado de las organizaciones sociales con las que la universidad interactúa, por lo que la “extensión en el territorio” tiene que tener en cuenta las ideas, representaciones, objetivos, vivencias y disputas de esos actores, aun cuando el objeto de la intervención/extensión no sea el espacio en sí. Incluso, pensar el encuentro de saberes en términos de territorio supone concebirse también nosotros (académicos) como actores que portamos, transitamos y experimentamos múltiples territorialidades que se hacen presentes al momento de pensar la universidad, la sociedad y el espacio que buscamos construir (p. 10).
El barrio: vivir en la Extensión Abel Amaya
Como parte de los intereses del equipo extensionista y la organización vinculante a la misma, el proyecto se centró espacialmente en la Extensión Abel Amaya, en tanto barrio popular que se ubica dentro de uno de los sectores más complejos y deficitarios respecto a lo habitacional en Comodoro Rivadavia.
El barrio se encuentra en la intersección entre los barrios Cordón Forestal, Abel Amaya, 30 de Octubre y Humberto Beghin. En sumatoria, todo este sector comprende una ocupación aproximada de 21 hectáreas de superficie que, hacia el sur limita con la Av. Hipólito Yrigoyen, y hacia el norte con la Av. Chile.
Tanto la Extensión Abel Amaya como otros barrios populares del sector (Las Américas y Cancha Belgrano) se conformaron como tomas de tierras aproximadamente desde el año 2003, especialmente hacia el sur de la calle Elio Medrano, mediante la autoconstrucción de viviendas y la conexión deficitaria a servicios básicos. En la actualidad, se calcula un total aproximado de 600 familias habitando el sector.
Figura 1. Mapa del área de intervención
Fuente: Elaboración propia (2023)
Durante los años 2006 y 2008 la Extensión del Barrio Abel Amaya fue objeto de un programa de mejoramiento urbano bajo la denominación “Infraestructura Pública, Equipamiento Urbano y Comunitario y Obras Complementarias y de Mitigación en el Barrio Abel Amaya, de la ciudad de Comodoro Rivadavia”-denominado PROMEBACH-. El mismo contempló: regularización dominial; completamiento de la red de agua potable y desagües cloacales; sistemas de desagües pluviales (cordón cuneta y vados); mejoramiento de la trama vial (enripiado); red eléctrica y alumbrado público; redes peatonales; parquización de algunos sectores del barrio; entre otras acciones. Si bien involucró a 34 manzanas y 603 lotes, no se abordó a la totalidad de la población, ya que varias familias quedaron fuera del Programa, tal como el sector contemplado en el marco del proyecto de Extensión Universitaria.
Sobre la cantidad total de población en el barrio, según el informe de la Dirección Gral. del Hábitat y O. Urbano – Subsecretaría del Hábitat y Vivienda Popular (2016), habitan 187 familias, de las cuales 137 se encontraban en proceso de regularización. Tal como se mencionó, a pesar de la ejecución del programa de regularización y mejoramiento urbano, y la ejecución de otras acciones en esa línea (durante 2015 y 2018), aquellos sectores que no poseían aptitud urbana no fueron incluidos en este proceso, especialmente las viviendas localizadas sobre terrenos escarpados o sobre bordes de cerros. Un ejemplo de esta situación son las viviendas localizadas sobre la calle Código 680.
Por ello, durante el relevamiento de barrios populares (RENABAP) realizado en el año 2017, se identificaron 80 familias que no habían sido beneficiadas por ningún programa estatal de regularización y mejoramiento urbano. A dicho número, es necesario sumar un aproximado de 40 familias que, al momento de la ejecución del proyecto, daban cuenta de no haber sido incluidas tampoco en dicho programa de regularización y urbanización. En función de estos datos, y considerando la población estimada del barrio Abel Amaya para el año 2021, las viviendas que se encontraban en esta situación representaban al 7,1% de la población.[5]
Este sector del barrio se emplaza sobre el borde de un cerro que actúa como barrera física entre el barrio Abel Amaya y un sector del barrio Industrial Humberto Beghin. Según informes técnicos municipales, se dificulta topográficamente llevar servicios y regularizarlos in situ. Esto, de alguna manera, los ha excluido de la concreción de procesos estatales de urbanización y mejoramiento urbano, tal como ha sucedido en otros sectores de la ciudad por los mismos motivos (por ejemplo en “Barrios Altos”, que cuentan con mayor antigüedad de ocupación y se encuentran ubicados al pie del Cerro Chenque).
Cabe destacar que se trata de una problemática recurrente en el hábitat popular de la ciudad que, a pesar de las dificultades que deben afrontar, sus habitantes resisten generaciones en el lugar, totalmente invisibilizados como parte de las condiciones naturales y ambientales del territorio, y los criterios técnicos de urbanización que imperan en las políticas públicas.
“Todos los servicios llegan hasta la esquina”
De acuerdo a la propuesta metodológica del proyecto, la necesidad de realizar un taller de Cartografía Social se sostuvo como parte del principal objetivo de abordar colectivamente las problemáticas socio territoriales de la Extensión Abel Amaya y proyectar posibles soluciones o líneas de gestión. Asimismo, se propuso contribuir a la identificación de relaciones, tensiones, deseos y prácticas socio espaciales que forman parte del espacio habitado.
El taller estuvo conformado por vecinos y referentes del barrio, principalmente mujeres, quienes comentaron en algunos casos que residían hace pocos años en el barrio y, en otros casos, hace más de cinco años.
Como parte de la elaboración de los mapas sociales, quienes participaron destacaron sobre las problemáticas socio espaciales que las redes o bocas principales de los servicios de agua, cloaca y gas, se encuentran a menos de 100 mts. de sus viviendas. Muchos (casi la mayoría) han optado por conectarse a la red de cloaca por sus propios medios. Aunque “la parte de arriba” (cercano al sector de huertas) no pudo hacer conexiones. Y sólo pocos vecinos se han conectado al gas de esta manera. En este sentido, comentaban: “Supuestamente a nosotros nos dijeron que no nos ponen el gas porque son todas usurpaciones. Pero nosotros hemos comprado la tierra hace más de cinco años”.
En su mayoría poseen conexiones de electricidad mediante medidor individual, pero a nivel intra domiciliario estas conexiones son poco seguras, lo mismo respecto al acceso al agua. Su conexión es realizada mediante mangueras, “todo a lo criollo”, comentaba un vecino. Aunque planteaba que “si haces pozo negro, después se filtra el agua y perjudicas al vecino que está abajo”. Además, el vecino expresaba las dificultades de contratar el servicio de desagote y limpieza de los pozos negros, ya que “la plata no alcanza”. Por ende, es conveniente la conexión particular a las cloacas a pesar de su irregularidad.
Uno de los grupos manifestaba que “pagan servicios que nunca pasan” como el impuesto municipal de barrido y limpieza. Incluso, no pasa el camión de basura por el barrio lo que dificulta muchísimo la disposición de residuos domiciliarios, teniendo que hacer un largo recorrido a pie para poder dejar las bolsas de basura en cestos de otros domicilios: “Primer canasto de basura que vemos, ahí dejamos la basura”.
Figura 2. Elaboración de mapas sociales
Fuente: Rodrigo Vargas (2022)
La accesibilidad al barrio se vuelve complicada en épocas de lluvia ya que la presencia de pendientes y barro hace imposible la circulación. Incluso, deben optar por no salir de sus casas los días de lluvia: “No tenemos ni siquiera una escalera para poder subir por lo menos cuando llueve”.
Una de las vecinas comentaba que los problemas identificados son los mismos que marcaba el grupo anterior “sin agua, sin luz, sin gas…” ,“y la verdad que yo no conozco para allá o para allá. Yo conozco mi casa, camino desde ahí hasta la parada del colectivo y listo”.
De acuerdo a las problemáticas planteadas en el taller, también surgieron algunas posibles gestiones necesarias de encauzar mediante la participación de diferentes instituciones con el fin de proyectar acciones tendientes a la urbanización del barrio. En este sentido, a partir de los objetivos del proyecto y la multidisciplinariedad que caracteriza a su Unidad Ejecutora, desde la Cátedra de Planeamiento y Urbanismo de la Facultad Ingeniería de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (cátedra vinculante al proyecto) se llevó a cabo, como trabajo final, la elaboración de un proyecto de planificación urbana en el barrio. El trabajo propuso como objetivo el ejercicio de imaginar, pensar y diseñar la integración urbana teniendo en cuenta la conectividad de la red vial de la zona con la del resto de la ciudad; la creación de una vía principal por donde pueda desplazarse el transporte público; y la incorporación y propuestas de estructuras edilicias comunitarias (sala maternal, sala de primeros auxilios, centros educativos, bibliotecas, plazas, paradas de colectivos, etc.).
Como resultado, se lograron documentar diferentes propuestas para un “Plan Sectorial”, donde se marcaron posibles usos de suelo y circulaciones. Del mismo modo, se diseñaron diferentes volumetrías de perfiles urbanos plasmando: alturas, vacíos, agrupaciones edilicias, etc. Por último, se eligió un tramo de calle para plantear el equipamiento urbano necesario. Como cierre de la actividad, luego de la correspondiente presentación en el aula, se eligieron algunos trabajos para compartirlos con los vecinos. El encuentro se llevó a cabo en la Unión Vecinal del barrio con amplia participación, logrando abrir el debate sobre las obras urbanas necesarias en el área y el interés de realizarlas a través de organizaciones sociales.
Las dificultades de sostener la vida en un barrio popular: las huertas y el rol de las mujeres
Tal como se comentó al principio, durante la ejecución del proyecto se consensuaron diversas acciones -incluso se generaron nuevas articulaciones con grupos organizados del barrio- como las “Mujeres de la Huerta”, a partir del trabajo que vienen realizando hace diez años, y la vinculación de sus intereses en relación a los objetivos del proyecto.
Este grupo de mujeres ha encontrado en el cerro (y su ladera de orientación norte) no sólo su espacio de vida y hábitat, sino también un espacio de trabajo y desarrollo comunitario de revitalización del territorio, mediante la autogestión de huertas y la producción de alimentos tanto para autoabastecimiento familiar, como para sumar a la economía popular de sus hogares.
El trabajo que realizan está asociado al sostenimiento de la vida y se complejiza como parte del contexto adverso que habitan. En palabras de Moreno Uribe y Trevilla Espinal (2021), esto significa que los cuidados para la reproducción de la vida adquieren una peculiar complejidad cuando se despliegan en contextos de precarización y violencia. Es decir, en medio de un sistema que ataca y lesiona la vida a quienes la procuran.
En este devenir, las deficiencias en el acceso al agua y otros servicios básicos, hacen de la vida cotidiana y de las tareas de cuidado en el hábitat popular un proceso dificultoso e injusto que recae principalmente sobre las mujeres. Tareas de limpieza del hogar, cocinar, cuidar a los niños, enfermos y ancianos, las cuales están naturalizadas como tareas de la mujer (Farhana et al., 2017). Para el caso en cuestión, debe sumarse el trabajo que desarrollan en las huertas que no está exento del trabajo cotidiano de preservar, regenerar y reproducir la vida de las personas, sino también de los ecosistemas, de otros seres vivos y del territorio (Moreno Uribe y Trevilla Espinal, 2021). En este sentido, en sumatoria a las tareas de cuidado, su margen de trabajo en las huertas y las posibilidades de activar -en términos técnicos y políticos- respecto a generar procesos de regularización urbana, se vuelve sumamente limitado.
Para las “Mujeres de la Huerta”, el sostenimiento de las huertas ha implicado la puesta en marcha de mayores esfuerzos para el riego, tal como el acarreo de agua hasta el cerro mediante tachos, riego de noche o madrugada, y un uso extremadamente limitado del recurso a pesar de la demanda productiva de algunas hortalizas y árboles frutales. El esfuerzo que les demanda la revitalización del territorio a través de las huertas, también puede ser entendido como una forma colectiva para fortalecer las luchas y construir otros mundos sociales ambientalmente justos (Moreno Uribe y Trevilla Espinal, 2021).
Figura 3. El trabajo diario de la huerta en la Extensión Abel Amaya
Fuente: propia (2023)
Debido a que la tarea de obtener agua recae mayoritariamente en ellas, las condiciones de escasez y el peso de la informalidad intensifican su lucha diaria. Farhana et al. (2017) plantean que
(...) la división del trabajo en función del género, las estructuras comunitarias patriarcales y la falta de representación política limitan el acceso de la mujer al agua y su verdadera participación en la toma de decisiones sobre el agua. Los costos emocionales y físicos que implica obtener agua constituyen una carga sobre el tiempo, trabajo y bienestar emocional de las mujeres, además de reflejar el menosprecio constante por la vida y la salud de la población de las barriadas (Crow y McPike, 2009; Hanchette et al., 2003 en Farhana et al., 2017, p. 150).
En tanto visión política sobre el hábitat, se considera que las características de distribución de procesos y bienes urbanos a nivel local, posee graves desigualdades que afectan negativamente a algunos grupos sociales mientras que benefician a otros, y se profundizan al incorporar elementos como las localizaciones, las jerarquías y las exclusiones, además de variables como las de “raza”, la clase y el género (Astudillo Pizarro y Salamanca Villamizar, 2017). En otras palabras, la mezcla entre clase y estatus social resulta en más trabajo para las mujeres pobres, una asimetría en la salud de esas mujeres, y una negación generalizada de la feminidad de las mujeres pobres (Farhana et al., 2017) o de la feminización de la supervivencia (Sassen, 2003).
De esta manera, y de acuerdo a la propuesta metodológica del proyecto basada en estrategias participativas, también fue necesario tener en cuenta un marco flexible para su aplicación y adecuación, de acuerdo al contexto del mundo de la vida y la perspectiva de los participantes (Lindón, 2008), y con quiénes se propone la co-construcción de espacios más justos.
En esta línea, como parte del desarrollo metodológico del proyecto, fue necesario generar instancias de articulación con organizaciones e instituciones que podrían aportar al trabajo y consolidación de las huertas, tal como el INTA, a través de la obtención de fondos[6] para la compra de equipamiento o tecnología que acompañe el trabajo que se viene desarrollando, específicamente en la disposición de un sistema de riego para la optimización en el acceso y uso del agua para la producción de frutales y hortalizas.
En función a dichas articulaciones, se coincidió como parte de los objetivos del proyecto, en la necesidad de sumar gestiones con otros sectores, organizaciones e instituciones con el propósito de problematizar y generar acciones que propendan un acceso más amplio y generalizado a los servicios básicos e infraestructura en el barrio, aprovechando el ímpetu generado en el grupo organizado de las huertas. Como parte de esto, se pusieron en marcha varias reuniones con entidades específicas asociadas a tal cuestión con el propósito de no sólo acercarse a un diagnóstico territorial del barrio, sino también trabajar sobre las posibilidades y vinculaciones necesarias para una proyección más amplia de procesos de integración socio urbana en el sector.
Reflexiones
El sendero metodológico desarrollado en el marco del proyecto de extensión permitió construir una mirada compleja e integral del territorio sobre la base de la participación de la comunidad, los referentes y otros actores institucionales. De esta forma, el conocimiento y saberes generados contribuyen a consolidar líneas de gestión hacia la integración sociourbana y el mejoramiento de la calidad de vida.
Paralelamente, las técnicas desarrolladas permitieron visibilizar otras tendencias y procesos que se habían gestado en el sector. En particular, se destacan el trabajo de las “Mujeres de la Huerta”, los conflictos por el agua y las soluciones que se venían gestando, como la construcción de la cisterna en articulación con técnicos del INTA. De esta manera, se fue advirtiendo la importancia que posee el grupo de mujeres como constructoras y gestoras del territorio y, paralelamente, como responsables de las tareas de cuidado. De alguna manera, la trama de actores sociales –organizaciones, grupos técnicos del Estado, etc.- incidió sobre los objetivos del proyecto, contribuyendo a la reformulación de los objetivos y tareas propuestas.
El área de informalidad que se fue consolidando en el territorio de intervención del proyecto se ha ido configurando sobre la base de la ausencia del Estado, producto de una visión política del hábitat que no los incluye y que contribuyó a exacerbar la informalidad y precariedad urbana. Este escenario ha sido propicio para la emergencia de conflictos o tensiones por el acceso al agua potable. Por ello, las acciones desarrolladas en el proyecto intentan evitarlas mediante mesas de gestión y la compra de insumos para mejorar el sistema de riego de las “Mujeres de la Huerta”.
Por último, el proyecto fue consolidando una dinámica de articulación intercátedras y un espacio de formación para los alumnos y alumnas en contextos reales y complejos. Los productos resultantes, entre los que se destacan mapas temáticos y propuestas de intervención urbana, constituyen herramientas de gestión para la comunidad y las autoridades públicas, plausibles de incluir en programas de gobierno o políticas públicas que tiendan a la integración sociourbana de este sector de la ciudad.
Referencias
Arzeno, M. (2018). Extensión en el territorio y territorio en la extensión. Aportes a la discusión desde el campo de la Geografía. +E: Revista De Extensión Universitaria, 8(8), 3-11.
Astudillo Pizarro F. y Salamanca Villamizar C. (2017) Inflexiones transversales en torno al agua: Una cartografía analítica. En: Astudillo Pizarro F., et al. (comp.) Recursos, vínculos y territorios Inflexiones transversales en torno al agua. Edit. UNR, 15-49.
Bachiller, S., Baeza, B., Vázquez, L., Freddo, B. y Usach, N. (2015). “Hay una ciudad informal; o la atendés o no la atendés...”. Revisando el papel que tuvieron las ocupaciones de tierras en la conformación del entramado urbano comodorense. En: Bachiller, S. (ed.): Toma de tierras y dificultades de acceso al suelo urbano en la Patagonia central. (1ª ed., pp. 69-124). Mino y Dávila. Universidad Nacional de la Patagonia Austral.
Baeza, B. (2014). Toma de tierras y crecimiento urbano en Comodoro Rivadavia: diferenciaciones y tensiones entre migrantes limítrofes, internos y comodorenses. Revista Párrafos Geográficos, 14 (1), 76-107.
Baeza F., Sotelo R., Monaldi D., Vázquez A., Ñancufil A. y Freddo B. (2022). Construcción del territorio. Experiencias en un borde urbano de Comodoro Rivadavia, Sector Km 17. En Freddo et al. (comp), Dinámicas poblacionales y problemáticas territoriales emergentes en la Patagonia Central. Comodoro Rivadavia (p.125-157) Universitaria de la Patagonia EDUPA.
Cravino, M. C. y González Carvajal, M. L. (2012). Criterios de asignación de viviendas y construcción de legitimidades en la implementación de programas de urbanización de asentamientos informales en el Gran Buenos Aires. Quid, 16 (2), 154-173.
Diez Tetamanti, J. M. y Escudero, H. B. (2012). La construcción de un dispositivo de intervención a través de Cartografía Social. En: Diez Tetamanti, J.M. (comp.). Cartografía social: investigaciones e intervenciones desde las ciencias sociales: métodos y experiencias de aplicación (p. 39-52). Universitaria de la Patagonia. EDUPA.
Diez Tetamanti, J.M (2014). Cartografía social y geografía comunitaria. En: Diez Tetamanti, J. M. (coord.). Hacia una geografía comunitaria: abordajes desde cartografía social y sistemas de información geográfica (p. 25-44). Universitaria de la Patagonia. EDUPA.
Diez Tetamanti, J. M. y Chanampa, M. E. (2016). Perspectivas de la Cartografía Social, experiencias entre extensión, investigación e intervención social. Revista +E. (6) 84-94.
Farhana S, Mohanty C. T. y Miraglia S. (2017). Cap.4. Igualdad de género, ciudadanía y agua pública en Bangladesh. En Salamanca y Pizarro Astudillo (comp.): Recursos, vínculos y territorios. Inflexiones transversales en torno al agua, (p. 145-161). UNR Editora.
Gómez Pellón E. (2022) Minga. (Área andina, siglo XIX-siglo XXI) En Salomón, Alejandra (comp.) Diccionario del agro iberoamericano (781-786) Teseo.
Lindón, A (2008). De las geografías constructivistas a las narrativas de vida espaciales como metodologías geográficas cualitativas. Revista da ANPEGE, (4) 7-26.
Massidda, A. L. (2018). Cómo nombrar a la informalidad urbana: Una revisión de las definiciones en uso, sus implicaciones analíticas y su alcance. Quid, 16 (10) 301-315.
Morales García, A., Tabares Ochoa, C., Ángel Gómez, L.G. y Agudelo Hincapié, Z. (2016). Investigación-acción y educación popular. Opciones de jóvenes de Medellín para la comprensión y transformación de sus entornos barriales. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 14 (2).
Moreno Uribe, V. y Trevilla Espinal, D. L. (2021). Comunidades y territorios que cuidan. Resistires y re-existencias locales colectivas para la reproducción de la vida. En Diaz Lozano et al. (comp.): Fronteras y cuerpos contra el Capital: Insurgencias feministas y populares en Abya Yala (p. 55-66). El Colectivo; México: Bajo Tierra Ediciones.
Sassen, S. (2003). Contrageografías de la globalización. Género y ciudadanía en los circuitos transfonterizos. Traficantes de Sueños.
Soja, E. (1997). El tercer espacio. Ampliando el horizonte de la imaginación geográfica. Geographikós, 8 (2).
Tammarazio, A. (2014a). Entre la “planificación” y las prácticas cotidianas del espacio público. Una experiencia etnográfica con niños en dos barrios del conurbano bonaerense en proceso de urbanización. Revista Argumentos, (16).
Tammarazio, A. (2014b). Políticas que “ordenan” territorios y sujetos. Etnografía sobre un proceso de urbanización. [Tesis de Maestría en Antropología Social]. Universidad Nacional de San Martín.
Tammarazio, A. (2016). Ciudades a pie. Etnografías sobre un proceso de urbanización. Miño y Dávila.
Trod, B. (2009). Caso de km 17: asentamientos ilegales con un perfil productivo actores y fragmentación espacial. En V Jornadas de Transferencia y Divulgación de la Investigación Geográfica, La Investigación y la Enseñanza en Geografía en el Siglo XXI, Trelew.
Ursino, S.V. (2012). “Docke mon amour”: apropiación simbólica del espacio y sentidos de lugar del paisaje industrial de comienzo del siglo XX. Aletheia, 2 (4).
Usach, N y Freddo, B (2016). Dispersión y fragmentación socioespacial en el crecimiento reciente de una ciudad petrolera de la Patagonia argentina. Papeles de Población, 22 (90), 265-301.
Vázquez, A. y Massera, C. (2012). Repensando la geografía aplicada a partir de la cartografía social. En: Diez Tetamanti, J.M. (comp.). Cartografía social: investigaciones e intervenciones desde las ciencias sociales: métodos y experiencias de aplicación, (p. 95-108). Universitaria de la Patagonia. EDUPA.
Sitios web consultados:
www.datos.vivamoscomodoro.gob.ar
Biografía de autores/as
Magali Chanampa. Doctora en Geografía y Licenciada en Gestión Ambiental. Docente de la Facultad de Humanidades y Cs Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Becaria Postdoctoral CONICET e integrante del Grupo de Investigación Geografía Acción y Territorio. Participante de diferentes proyectos de extensión e investigación sobre temáticas urbanas, hábitat popular y políticas públicas.
Fabricio Baeza. Prof. en Geografía. Docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Investigador e integrante del Grupo Geografía Acción y Territorio. Participante de proyectos de extensión e investigación sobre temáticas sobre agricultura familiar, periurbanos y políticas públicas.
María Laura Carrasco. Arquitecta. Docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Integrante del Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Patagonia. Participante de diferentes proyectos de extensión e investigación sobre temáticas urbanas, ambientales, hábitat popular y políticas públicas.
Gonzalo Sebastián Gómez. Profesor de la Cátedra de Arquitectura y de Planeamiento Urbano de la Facultad de Ingeniería de la UNPSJB. Maestrando en Urbanismo de la FAUD-UNC y en Estudio Socio Territoriales de la FHYCS- UNPSJB. Gerente del Estudio de Arquitectura Gongo Studio y Socio Fundador de ARBO Construcciones. Participante de proyectos de extensión e investigación sobre temáticas de arquitectura y urbanismo.
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
[1] Financiado por la Secretaría de Políticas Universitarias como parte del Programa “Universidad Cultura y Territorio-Convocatoria 2021” y la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Este proyecto tuvo como organización social vinculante al Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) de Comodoro Rivadavia, y se ejecutó durante los años 2022 y 2023.
[2] El primer boom petrolero (1958-1963) estuvo asociado a las políticas nacionales de corte desarrollista por parte del gobierno nacional de Frondizi, que dieron ingreso y aprobación a la firma de contratos petroleros mediante la instalación de empresas estadounidenses (Baeza, 2014). Mientras que el segundo boom petrolero (2004-2008), se produjo gracias al crecimiento del producto y de los precios internacionales de commodities exportables que permitieron una mejora de competitividad para los sectores exportadores de materias primas, tal como el petróleo.
[3] En los últimos años la Sociedad Cooperativa Popular Limitada, encargada de prestar el servicio de distribución de agua potable en la ciudad, viene desarrollando un “cronograma de cortes” que tienen por objeto el recupero de reservas. En tal sentido, la situación se complica durante el periodo estival y la empresa presenta en los meses de noviembre un plan de contingencia que implica cortes semanales en distintos barrios de la ciudad. Ver: https://scpl.coop/index.php/site/ver-nota?id=2017
[4] Para Gómez-Pellón (2022) una minga alude a una institución que se extendió en el área andina del continente y se refiere a una prestación de servicios y ocasionalmente bienes, realizada de forma personal, con el ánimo de contribuir a la demanda de una familia o comunidad. Además, se pueden materializar en dos formas básicas: aquella prestación con fines comunitarios o sociales y otra sustentada en la reciprocidad (“hoy por ti, mañana por mí”).
[5] La Dirección de Investigación Territorial de la Municipalidad de Comodoro Rivadavia estimó una población de 5.508 habitantes. Los datos surgen de una estimación realizada en el año 2021. Ver: https://datos.vivamoscomodoro.gob.ar/dataset/estimacion2021
[6] La propuesta se elaboró en el marco del Proyecto de Jóvenes Emprendedores y de Fortalecimiento del Enfoque de Género DNATyE- Fundación ArgenINTA - Febrero 2023.