La extensión crítica como praxis para el desarrollo rural en el interior bonaerense

 

A extensão crítica como uma prática para o desenvolvimento rural no interior de Buenos Aires

 

Critical extension as a praxis for rural development in the interior of Buenos Aires

 

 

Karina Alejandra Block

Facultad de Agronomía

Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

kblock@azul.faa.unicen.edu.ar

orcid.org/0009-0003-6631-0343

 

 

Sección: Enfoques

Recepción: 31/08/2023                 Aceptación final: 13/09/2023

 

Para citación de este artículo: Block, K. A. (2023). La extensión crítica como praxis para el desarrollo rural en el interior bonaerense. Revista Masquedós, 8(10), 1-9. doi: 10.58313/masquedos.2023.v8.n10.280

 

 

Resumen

La extensión es una de las funciones docentes más desafiantes, sin embargo, en lo personal, las primeras experiencias se fueron realizando más bien desde la intuición y la convicción con el firme posicionamiento de que la universidad debe estar interpelada por las realidades de los múltiples territorios que la atraviesan y la contienen, para contribuir a la construcción de una sociedad más justa y con menos desigualdades. En el accionar surgen nuevas preguntas y demandas que se van resolviendo con buena voluntad, pero que requieren de otro tipo de herramientas metodológicas que orienten la intervención territorial y faciliten el rol extensionista. En este sentido, en la formación docente en extensión, se transita un proceso de enseñanza aprendizaje, que no solo brinda herramientas para la praxis extensionista, sino que interpela y pone en tensión la praxis en las otras funciones, la docencia y la investigación, promoviendo nuevos diálogos y conexiones que hoy conducen hacia la integralidad. Asimismo, promueve el trabajo en equipo y de manera interdisciplinaria. En el ámbito rural y en el caso particular del interior bonaerense, tema elegido para esta reflexión, la praxis extensionista enfrenta ciertas dificultades propias de una ruralidad que ha atravesado los procesos del despoblamiento, la concentración de la producción agropecuaria, el acaparamiento de la tierra y el deterioro ambiental. Las problemáticas están pero invisibilizadas. A partir de la formación en extensión universitaria se presentan en esta reflexión diálogos de conocimientos y nuevos interrogantes para la intervención desde la extensión crítica.

Palabras clave: desarrollo; rural; extensión crítica; territorio.

 

Resumo

A extensão é uma das funções docentes mais desafiadoras, porém, pessoalmente, as primeiras experiências foram realizadas mais por intuição e convicção, com a firme posição de que a universidade deve ser desafiada pelas realidades dos múltiplos territórios que a atravessam e a contêm, para contribuir com a construção de uma sociedade mais justa e com menos desigualdades. No transcurso da ação, surgem novas questões e demandas, que vão sendo resolvidas com boa vontade, mas que requerem outros tipos de ferramentas metodológicas para orientar a intervenção territorial e facilitar o papel da extensão. Nesse sentido, a formação de professores em extensão é um processo de ensino-aprendizagem que não apenas fornece ferramentas para a práxis extensionista, mas também desafia e coloca em tensão a práxis nas outras funções, ensino e pesquisa, promovendo novos diálogos e conexões que hoje levam à integralidade. Também promove o trabalho em equipe e o trabalho interdisciplinar. No meio rural, e no caso particular do interior de Buenos Aires, tema escolhido para esta reflexão, a práxis extensionista adquire certas dificuldades próprias de uma ruralidade que passou por processos de despovoamento, concentração da produção agrícola, concentração de terras e deterioração ambiental. Os problemas estão lá, mas são invisíveis. Com base na formação em extensão universitária, esta reflexão apresenta um diálogo de saberes e novas questões para intervenção a partir da perspectiva da extensão crítica.

Palavras-chave: desenvolvimento; rural; extensão crítica; território.

 

Abstract

Extension is one of the most challenging teaching functions, however, personally, the first experiences were carried out more from intuition and conviction, with the firm position that the University must be challenged by the realities of the multiple territories that cross it and contain it, to contribute to the construction of a more just society with fewer inequalities. In the actions, new questions and demands arise that are resolved with good will, but that require other types of methodological tools that guide territorial intervention and facilitate the extension role. In this sense, in teacher training in extension, a teaching-learning process is carried out, which not only provides tools for extension praxis, but also challenges and puts into tension the praxis in other functions, teaching and research, promoting new dialogues and connections that today lead towards integrality. Likewise, it promotes teamwork and interdisciplinary work. In the rural area and in the particular case of the Buenos Aires interior, the topic chosen for this reflection, the extension praxis acquires certain difficulties typical of a rurality that has gone through the processes of depopulation, the concentration of agricultural production, the hoarding of land and environmental deterioration. The problems are there, but they are invisible. Based on training in university extension, dialogues of knowledge and new questions for intervention from critical extension are presented in this reflection.

Keywords: development; rural; extension; criticism; territory.

 

 

Un diálogo entre la investigación y la extensión

Desde la experiencia como docentes universitarios de la carrera de Agronomía, y con el objetivo de problematizar acerca del rol docente, de sus funciones, en este caso en particular de la praxis extensionista, pero sin dejar de conectarla con la docente y de investigación, surgen interrogantes tales como: ¿Cómo abordar las problemáticas en ámbitos rurales en el interior bonaerense?, ¿cómo promover la extensión crítica como praxis para el desarrollo rural?, ¿cómo superar el modelo difusionista, basado en las soluciones tecnológicas para la producción sin tener en cuenta los sujetos, la heterogeneidad social agraria?, ¿cómo contribuir a visibilizar una trama social débil pero existente, que aún late en el interior bonaerense?, ¿cómo no disociar y cómo encarnar las tres funciones: la docencia, la extensión y la investigación en el ser “docente universitario”?, ¿cómo promover y constituir una “comunidad universitaria” como un colectivo para el desarrollo rural? Y la lista de interrogantes podría seguir.

La ruralidad bonaerense ha estado signada/marcada por la producción agropecuaria, desde su configuración histórica, con un rol protagónico en la producción agrícola ganadera destinada en gran parte a la exportación. La percepción social de la realidad agraria de nuestro interior profundo se asocia a la gran producción en una categoría comúnmente conocida como el campo. Sin embargo, ese campo, en el que se viene dando hace varias décadas un proceso de agriculturización y que tiene como principales consecuencias el despoblamiento, la concentración de la producción agropecuaria, el acaparamiento de la tierra y el deterioro ambiental, es heterogéneo. En esa heterogeneidad social agraria hay un segmento en retroceso, que está invisibilizado. Sus problemáticas sociales y productivas también resultan poco perceptibles, porque las distancias invisibilizan, silencian y disipan las desigualdades en la ruralidad a diferencia de los ámbitos urbanos. Este segmento, que está constituido por los sujetos de la agricultura familiar, por un lado representa la fracción que más ha desaparecido en la estructura agraria, mientras que por otro encarna la resistencia persistiendo en la residencia y el trabajo en ámbitos rurales. Son quienes viven, habitan y trabajan en el medio rural. En este sentido, los procesos de organización social de este colectivo son muy débiles y hasta se podría decir que en algunos casos casi inexistentes. Por lo tanto es difícil percibir los emergentes y las demandas sociales a veces hasta oprimidas, con un gran componente de violencia simbólica en la autopercepción como sujetos de derechos.

Desde los estudios sociales agrarios, una gran cantidad de autores dan cuenta del deterioro de la estructura social agraria en Argentina.

“Luego del pico del número de establecimientos agrarios registrado en la década de 1950, se verifica a nivel nacional un proceso agudo y permanente, con ritmos irregulares, de eliminación de unidades; tendencia consistente con el régimen de producción vigente en el país, la cual no ha sido cuestionada -sino en general acompañada y en algunos casos estimulada- por los diferentes gobiernos que se han sucedido en los últimos sesenta años. Dicha desaparición de explotaciones, en su inmensa mayoría de hasta 200 hectáreas y de base familiar (Martínez Dougnac y Azcuy Ameghino, 2014), afecta negativamente la población de los territorios rurales, donde se extinguen y/o languidecen numerosos poblados, al tiempo que se deteriora la infraestructura indispensable para la vida humana -educación, salud, comercio, esparcimiento, etc.-. En este sentido, la asimétrica distribución del capital, las grandes ventajas de escala, el acaparamiento del uso del suelo y la consecuente crisis persistente y multifacética de la pequeña y mediana producción (incluidos destacadamente los contratistas de labores) son mecanismos y consecuencias de los procesos de concentración económica agraria (Fernández, 2016). En suma: empobrecimiento de la trama social rural en un país que produce alimentos para 400 millones de personas y, paradójicamente, amontona el 91% de sus habitantes en el medio urbano”. (Azcuy Ameghino, 2020, p. 3)

En este sentido, la comparación de los resultados de los censos nacionales agropecuarios (CNA) 1988-2018, según se puede observar en la tabla 1, demuestra que en los últimos 30 años la caída en el número de productores a nivel país es del orden del 39,92%, mientras que en la provincia de Buenos Aires el proceso ha sido más profundo llegando a una disminución del 51,32%. Para este caso, el área que se toma como representativa del centro de la provincia de Buenos Aires y como área de influencia directa de la UNICEN está compuesta por Azul, Tandil y Olavarría, partidos que arrojan una disminución relativa en el número de productores del 36,93%, 56,16% y 43,95% respectivamente.  

 

Tabla 1: Cantidad de EAP y variación porcentual intercensal para los relevamientos del CNA 1988 y CNA 2018. Total País, provincia de Buenos Aires y los partidos de Azul, Olavarría y Tandil.

N° de EAP

Var. N° EAP (%)

 

1988

2018

Periodo intercensal

2018-1988

Total País

378357

227323

-39,92%

Buenos Aires

75479

36744

-51,32%

Azul

1056

666

-36,93%

Olavarría

1149

644

-43,95%

Tandil

1095

480

-56,16%

Fuente: Elaboración propia en base a INDEC. CNA 2018 y CNA 1988.

 

De la misma manera disminuyen los valores de la población rural. Comparando los valores de la población rural dispersa para los censos nacionales de Población (CNP) 1991 y 2010, se puede observar en la Tabla 2 que en 20 años se redujo prácticamente a la mitad. Los resultados arrojan una disminución del 52,77% para Azul, del 43,24% para Tandil y del 41,31% para Olavarría.

 

Tabla 2: Población rural dispersa y variación porcentual intercensal para los relevamientos del CNP 2010 y CNP 1991. Partidos de Azul, Olavarría y Tandil.

Población rural dispersa

Var. Población en (%)

Partidos

1991

2010

Periodo intercensal

2010-1991

Olavarría

6770

3973

-41,31%

Azul

7161

3382

-52,77%

Tandil

7783

4418

-43,24%

Fuente: Elaboración propia en base a INDEC. CNP 1991 y CNP 2010.

Este diagnóstico, desde lo académico, señala que hay una problemática estructural que hay que comenzar a abordar de manera integral y necesariamente desde la extensión, y que se constituye en un tema disparador, lo que se denomina en la bibliografía como un “tema generador”. Conceptualmente:

“Tema generador: es aquel tema o problema que tiene la capacidad de desdoblarse en otros tantos temas, que a su vez provocan nuevas tareas que deben ser cumplidas. Como tema generador fundamental, Freire destaca la liberación, que implica a su contrario, la dominación, que al mismo tiempo es una situación límite. (Freire, 1987)”. (Tommasino et al, 2006, p.126 a).

 En consecuencia, para poner en marcha un proyecto o programa de intervención a partir de un tema generador es necesario comenzar a transitar un camino hacia la extensión crítica, cuyo primer paso es el acercamiento a la comunidad para generar los diálogos necesarios con los propios actores.

 

 

Transición hacia una extensión crítica

Entre los modelos de extensión que se reconocen en los ámbitos del desarrollo rural en el marco de las ciencias agrarias:

“…pueden distinguirse dos grandes modelos, el “modelo extensionista clásico” definido como “[…] aquel que se deriva, se relaciona y posee connotaciones similares a las estrategias de intervención implantadas por la mayoría de los gobiernos de América Latina a partir de las décadas del 40 y 50. Este modelo se asienta en el enfoque teórico de Roggers y fue transferido a América Latina con el apoyo de EEUU y organizaciones internacionales vinculadas a dicho país” (Tommasino, 1994, p.13) y el “modelo extensionista alternativo o crítico” entendido como “[…] una amplia gama de prácticas desarrolladas en el medio rural latinoamericano, que tiene su origen en una visión crítica de la estructura social”. (Tommasino 2006 op cit). (Tommasino et al, 2006, p.121 b)

Si bien queda claro que el posicionamiento teórico de la extensión crítica centra su objetivo en una praxis transformadora, en la práctica no resulta sencilla su implementación. Para esto se necesita una metodología adecuada y -por parte de los extensionistas- un proceso de apropiación de manera paulatina. Esto requiere de una transición hacia una praxis extensionista diferente y en esta transición el posicionamiento es desde otro lugar en la propia práctica docente; al intentar transformar lo que se hace también se transforma el ser docente, como dice Galeano (1989): “Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. Se comienzan a revisar los propios actos pedagógicos, cómo se enseña y cómo se aprende, se descubre el maravilloso mundo de Freire para transformar y crear otros mundos. Pero en ese tránsito, a veces parece que es imposible cambiar una realidad que presenta problemas estructurales tan complejos. Pero al mismo tiempo se trata de tomar conciencia de que son procesos de transformación y cambios sociales. Es pertinente recuperar nuevamente a Galeano diciendo: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo” y desde ese lugar es necesario un posicionamiento para contagiar que es posible transformar y que son procesos lentos, constantes y colectivos.

 Para esto, necesariamente se debe promover la generación de un proceso de concientización.

“Para que exista concientización no basta simplemente encontrarse frente a frente con la realidad, es preciso que existan los actos conjugados de acción- reflexión, los cuales, de manera permanente, constituyen una manera de transformar el mundo que caracteriza a los humanos. Es condición donde el individuo deja de ser objeto y asume el papel de sujeto de su propia historia, capaz por lo tanto de hacer y rehacer el mundo. El acto de redescubrir el mundo, la práctica de develarlo, no es algo estático; el proceso de concientización es un acto continuo y la nueva realidad debe ser tomada como objeto de una reflexión crítica”. (Tommasino et al, 2006, p.130 c)

Esas realidades son el resultado de un entramado de relaciones sociales y generan múltiples territorialidades. Desde la geografía crítica se habla del concepto de territorio, no como espacio sino como relaciones sociales. Esas territorialidades que se trabajan desde la extensión, a partir de la concientización, construyen nuevas territorialidades tanto en las comunidades como en la propia institución, la universidad, a partir de las nuevas relaciones entre extensionistas. Se dan procesos de territorialización y desterritorialización, conflictos y conflictualidades a partir de pensar una academia con compromiso social. Específicamente Fernándes (2010) lo denomina el territorio inmaterial, intangible:

“El territorio intangible está presente en todos los órdenes de territorios. El territorio inmaterial está relacionado con el control o dominio sobre el proceso de construcción de conocimiento y sus interpretaciones. Por lo tanto, incluye teoría, concepto, método, metodología, ideología, etc. El proceso de construcción de conocimiento es, también, una disputa territorial que acontece en el desarrollo de paradigmas o corrientes teóricas”. (Fernándes, 2010, p. 16).

También se comienza a entramar la extensión con la investigación, una articulación necesaria que debe encontrar su combinación justa. Desde las ciencias sociales se pueden encontrar nuevos enfoques y corrientes que pueden fortalecer y complementar los procesos más tradicionales. En este sentido, cuando los extensionistas se enfrentan con los problemas de la realidad agraria, reflexionan que no pueden ser abordados solo desde lo disciplinar y surge la necesidad de generar equipos interdisciplinarios.

En esta nueva transición hacia la extensión crítica, surge el primer acercamiento a la investigación-acción como un proceso del tipo de investigación social con base empírica que es “concebida y realizada en estrecha asociación con una acción o con la resolución de un problema colectivo y en el cual los investigadores y los participantes representativos de la situación o del problema están envueltos de modo cooperativo o participativo”. (Tommasino, 2021, p.4).

En este proceso de investigación-acción, la implementación de un mapa de actores es una de las primeras herramientas metodológicas de aproximación para conocer el territorio junto a los informantes claves. Esta herramienta permite dar cuenta de la realidad social a través de la representación de las relaciones sociales. “Esa realidad social a abordar presenta una constitución signada por una doble relación entre las estructuras objetivas por un lado y las estructuras incorporadas por los agentes sociales por otro”. (Guedes et al., 2006, p.231).

 

 

Una trilogía para el desarrollo rural sustentable

Al plantear desde la extensión el abordaje de un proyecto o un programa que promueva el desarrollo rural sustentable en el interior bonaerense necesariamente se debería pensar al menos en una trilogía, que coincide en las dimensiones de la sustentabilidad (la social, la económica y la ecológica-productiva). Esta trilogía debería definir desde lo social qué sujetos promover; desde lo económico, con qué enfoque y desde lo ecológico productivo, con qué modelo de producción. Seguramente prima facie se pensaría en la agricultura familiar, en la economía social y solidaria y una transición hacia la agroecología, como una trilogía necesaria para el desarrollo rural sustentable.

Históricamente, el desarrollo del agro en la Argentina se ha dado con presencia protagónica de organizaciones productivas de tipo familiar, término que en general se utiliza para aludir a un diverso conjunto de actores e identidades englobadas en la categoría que denominamos agricultura familiar; tales como pequeño productor, minifundista, campesino, chacarero, colono, mediero, trabajador rural sin tierra, pueblos originarios, agricultor urbano-periurbano, entre otros. No obstante, en la región pampeana este actor social presenta sus especificidades, que tienen que ver con el tipo de producción realizada en el territorio: producciones extensivas, ganadería y agricultura, esta última mayoritariamente destinada a la exportación. Esta circunstancia genera una constante disputa por los bienes naturales, principalmente la tierra. En esta puja, los agricultores familiares, en función de su permanencia como tales, generan estrategias que articulan entre sus propias lógicas y las impuestas por el modelo modernizador o de agrobusiness.

En este contexto tan competitivo, la economía social y solidaria ofrece una oportunidad para el desarrollo basado en el hombre y en relaciones sociales solidarias, que asume el principio de reproducción y desarrollo de la vida de todas las personas y de la naturaleza (o reproducción ampliada de la vida) como principio ordenador de teorías, institucionalizaciones y prácticas económicas públicas, colectivas o individuales”. (Puig et al., 2016, p. 8).

Por otra parte, resulta difícil caracterizar a la agricultura familiar únicamente desde la forma de producción en la región pampeana, ya que se corre el riesgo de polarizar entre representaciones antinómicas y excluyentes: agricultura industrial versus agroecología, por ejemplo, cuando en realidad coexisten dentro del concepto heterogeneidades que hacen que se expresen en diferentes y diversas agriculturas familiares. Las formas de producción han estado fuertemente influenciadas por el modelo productivo dominante, ya que los productores familiares del centro de la provincia de Buenos Aires han resistido al definir, a través de sus lógicas y prácticas, estrategias de permanencia en respuesta al actual contexto socioeconómico que no contempla la diversidad social en el agro.

Para comprender mejor por qué los productores hacen lo que hacen sin caer en juicios de valor acerca de sus prácticas de producción necesitamos salir de un enfoque reduccionista acerca de lo que entendemos por ambiental. Es así que resulta pertinente definir y destacar el posicionamiento y el enfoque teórico en relación al concepto de sustentabilidad y a los problemas ambientales. Un problema ambiental que solo se puede resolver desde las ciencias naturales será un problema ecológico, pero no ambiental; un problema ambiental necesariamente requiere de las ciencias sociales para su abordaje. 

Es por esto que, en esta trilogía, se habla de una transición hacia la agroecología que implique emprender un cambio hacia sistemas productivos sustentables en todas las dimensiones (ecológica-productiva, social y económica). Si bien hay múltiples definiciones y posicionamientos, la agroecología según la FAO es:

“Una disciplina científica, un conjunto de prácticas y un movimiento social. Como ciencia, estudia cómo los diferentes componentes del agroecosistema interactúan. Como un conjunto de prácticas, busca sistemas agrícolas sostenibles que optimizan y estabilizan la producción. Como movimiento social, persigue papeles multifuncionales para la agricultura, promueve la justicia social, nutre la identidad y la cultura, y refuerza la viabilidad económica de las zonas rurales”.

Para garantizar el abastecimiento y el acceso a alimentos en cantidad y calidad para la sociedad, como también la rentabilidad y permanencia en la actividad de los productores, se propone una transición hacia la agroecología. Es un cambio que implica un rediseño del sistema productivo; es un proceso complejo, donde según Marasas et al. (2015) se articulan múltiples escalas y las decisiones están afectadas por diversos factores, económicos, sociales, culturales, ecológicos, tecnológicos y políticos.

 

 

A modo de conclusión final

Desde el análisis académico, el deterioro de la estructura social agraria del centro bonaerense surge como un tema generador para abordar desde la UNICEN. Tanto para el diseño como para la ejecución de un proyecto o programa de extensión, en este caso para promover el desarrollo rural con un enfoque sustentable, se requiere de un herramental teórico-metodológico que plantee una transición hacia una extensión crítica. Se propone desde una trilogía conceptual que se debería definir respondiendo: desde lo social, qué sujetos promover; desde lo económico, con qué enfoque y desde lo ecológico productivo, con qué modelo de producción, constituyendo las dimensiones de esa trilogía, la agricultura familiar, la economía social y solidaria y la transición hacia la agroecología.

Sin embargo, el desafío de cada equipo extensionista consistirá en generar estrategias adecuadas a partir de las características propias de los territorios, en este caso los territorios rurales. En el diseño de estrategias se combinarán diferentes herramientas metodológicas. Además del mapeo de actores, como primera aproximación a poner en práctica, hay otras herramientas metodológicas para trabajar en las intervenciones territoriales, como el diagnóstico participativo, el diálogo de saberes, la sistematización de todo el proceso y también la reflexión. Asimismo, esta transición hacia una extensión crítica se da en paralelo hacia afuera de la universidad, pero también hacia adentro, como una manera de revindicar y jerarquizar la praxis extensionista. En esa reterritorialización del territorio inmaterial, donde se disputan enfoques, paradigmas, conocimientos, se plantea el logro de nuevos objetivos: la curricularización, la integralidad de las funciones, las prácticas socio-educativas y el trabajo interdisciplinario. El fortalecimiento del territorio inmaterial con enfoque crítico promoverá su reproducción en los territorios materiales rurales más desfavorecidos con el objetivo de transformar realidades, ampliar oportunidades y generar desarrollo.

 

 

Referencias

Azcuy Ameghino, E. (2020). El discurso apologético sobre el agro pampeano capitalista y dependiente: del modelo agroexportador a la bioeconomía productivista. Revista Realidad Económica, 49(332), 15 de mayo al 30 de junio de 2020. https://ojs.iade.org.ar/index.php/re/article/view/102

Carlos Puig (coord.), José Luis Coraggio, Jean-Louis Laville, Isabelle Hillenkamp, Ivonne Farah, Jhonny Jiménez, Silvia Vega, Luis Guridi y Juan Carlos Pérez de Mendiguren. (2016). “Economía social y solidaria: conceptos, prácticas y políticas públicas”. https://www.coraggioeconomia.org/jlc/archivos%20para%20descargar/Libro_ESS.pdf

FAO (2023). Plataforma de conocimientos sobre agricultura familiar. https://www.fao.org/family-farming/themes/agroecology/es/

Fernándes, B. M. (2010). Acerca de la tipología de los territorios in: Defensa comunitaria del territorio en la zona central de México. Enfoques teóricos y análisis de experiencias. Carlos A. Rodríguez Wallenius (coordinador), Xochimilco, Juan Pablos Editores.

Galeano, E. (1989). El libro de los abrazos. Editorial Siglo XXI, Uruguay.

Guedes, E.; Fabreau, M. y Tommasino, H. (2006). Mapeo de actores sociales; una metodología de visualización relacional y posicional. Introducción a un enfoque reticular en el marco del desarrollo local. En Extensión: reflexiones para la intervención en el medio urbano y rural. Departamento de Impresiones de la Facultad de Agronomía, Universidad de la República, Uruguay.

INDEC (2021). Censo Nacional Agropecuario 2018. Resultados definitivos. Buenos Aires. https://www.indec.gob.ar/ftp/cuadros/economia/cna2018_resultados_definitivos.pdf

INDEC (1988). Censo Nacional Agropecuario 1988. Resultados Generales. Buenos Aires. https://biblioteca.indec.gob.ar/bases/minde/1c1988ag9.pdf

INDEC (1991). Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 1991. En https://www.indec.gob.ar/

INDEC (2010). Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. En https://www.indec.gob.ar/

Marasas; M.; Blandi, M.L.; Dubrovsky Berensztein, N. y Fernández, V. (2015). Transición agroecológica: características, criterios y estrategias. Dos casos emblemáticos de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Revista Agroecología Universidad de Murcia, 10(1).  https://revistas.um.es/agroecologia/article/view/300731

Tommasino, H. (2021) “Abordajes participativos en territorios y organizaciones. Una aproximación en base a la investigación acción. En base a texto de Michel Thiollent “Metodología da pesquisa acao”, 4ta. Edición, Cortez Editora, Autores asociados, Sao Paulo,1988” [diapositivas de PowerPoint]. Obtenido del sitio https://moodle.rec.unicen.edu.ar/unipedia/pluginfile.php/126969/mod_resource/content/1/ABORDAJES%20PARTICIPATIVOS%202019%5BReparado%5D.pdf

Tommasino, H.; González Márquez, M. N.; Guedes, E. y Prieto, M. (2006). Extensión crítica: los aportes de Paulo Freire. En Extensión: reflexiones para la intervención en el medio urbano y rural. Departamento de Impresiones de la Facultad de Agronomía, Universidad de la República, Uruguay.

 

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