Repensando la práctica extensionista desde el modelo de la extensión crítica

 
Repensando a prática extensionista a partir do modelo de extensão crítica

 

Rethinking extension practice from the critical extension model

 

 

Valeria A. Palavecino

Centro Interdisciplinario de Estudios Políticos, Sociales y Jurídicos (CIEP)

Facultad de Derecho-Facultad de Ciencias Humanas

Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN)

Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenas Aires (CICPBA).

vpalavecino@fch.unicen.edu.ar

orcid.org/0000-0001-8029-6830

 

 

Sección: Enfoques

Recepción: 01/06/2023                 Aceptación final: 11/07/2023

 

Para citación de este artículo: Palavecino, V. A. (2023). Repensando la práctica extensionista desde el modelo de la extensión crítica. Revista Masquedós, 8(10), 1-12. doi:10.58313/masquedos.2023.v8.n10.278.

 

 

Resumen

El presente trabajo busca reflexionar sobre los fundamentos teóricos que proporciona la extensión crítica y la investigación acción-participativa, indagando en las posibilidades que dichos modelos brindan para el desarrollo de proyectos de extensión. Además, presenta las propuestas realizadas desde el Centro Interdisciplinario de Estudios Políticos, Sociales y Jurídicos (CIEP) en relación a la extensión, destacando sus fortalezas y los desafíos que se han planteado.

Palabras clave: extensión; práctica; territorio; comunidad; investigación; acción.

 

Resumo

Este artigo busca refletir sobre os fundamentos teóricos fornecidos pela extensão crítica e pela pesquisa-ação participante, investigando as possibilidades que esses modelos oferecem para o desenvolvimento de projetos de extensão. Além disso, apresenta as propostas feitas pelo Centro Interdisciplinar de Estudos Políticos, Sociais e Jurídicos (CIEP) em relação à extensão, destacando seus pontos fortes e os desafios que têm sido colocados.
Palavras-chave: extensão; prática; território; comunidade; pesquisa; ação. 
 

Abstract

This paper seeks to reflect on the theoretical foundations provided by critical extension and participatory-action research, exploring the possibilities that these models offer for the development of extension projects. In addition, it presents the proposals made by the Interdisciplinary Center for Political, Social and Legal Studies (CIEP, in Spanish) in relation to extension, highlighting its strengths and the challenges to be met.

Keywords: extension; practice; territory; community; research; action.

 

 

Introducción

En los últimos años la extensión universitaria ha recibido un fuerte impulso para su desarrollo, el que no solo ha estado relacionado con la posibilidad de acceder a financiamiento, sino también con distintas estrategias que van acrecentando el lugar que la extensión debe ocupar en el ámbito universitario, y que se ha expresado en el debate en torno a la curricularización de las prácticas socioeducativas, la formación específica en el área, su consideración en distintos tipos de evaluación docente, en nuevos espacios para publicaciones específicas sobre la temática, por mencionar algunos tópicos. Todas estas acciones dan cuenta de su importancia y del rol que cumple en tanto hace posible acercar universidad y comunidad, con un horizonte que busca la transformación del territorio. Esto hace que la extensión universitaria se torne fundamental “a la hora de imaginar nuevos modos del diálogo entre la universidad y la sociedad” (Cano Manoni, 2014 p.6).

Los vínculos que se establecen con y en el territorio resultan fundamentales para pensar su cambio y transformación. Esto significa abordar y reflexionar desde los fundamentos teóricos que proporcionan la extensión crítica y la investigación acción-participativa, por ejemplo. En este sentido, se presentarán algunos lineamientos que permiten explicitar estos planteos, como así también dar cuenta del recorrido en extensión que se ha desarrollado desde el Centro Interdisciplinario de Estudios Políticos, Sociales y Jurídicos (CIEP), reconociendo en ese proceso una búsqueda de articulación entre el trabajo extensionista, la investigación y la docencia.

 

 

Consideraciones teóricas

Los cambios por los que atraviesa la sociedad globalizada obligan constantemente a reflexionar sobre las prácticas cotidianas en el ámbito académico como parte constitutiva del avance del conocimiento y su reformulación.  Ello implica poner el acento en el papel cultural, político y epistémico que imprime marcas en las prácticas tanto de investigación, docencia como extensión y que, en muchos aspectos, las trascienden.

Con este contexto como referencia, el punto de partida debe ser necesariamente el modelo de extensión denominado “difusionista-transferencista”. Según Palavecino y Padrón (2023), quienes se podrían ubicar en este grupo priorizan y llevan a la práctica la extensión desde la búsqueda de la difusión cultural, la divulgación científica y la transferencia tecnológica, sin reconocer en este tipo de prácticas el vínculo que se genera con los distintos sectores de la sociedad –o colocándolo en un lugar secundario–. Además, debe remarcarse que los sujetos que desarrollan sus prácticas extensionistas desde este paradigma no visualizan la necesidad de poner el acento en los sectores que atraviesan problemáticas socioeconómicas críticas (Tommasino y Cano, 2016, p.13).

Frente a este modelo, resulta importante repensar la práctica cotidiana y revisar la forma de vincularse con la comunidad. Es imperioso dejar atrás aquella vieja idea –y práctica– que ubica a los actores universitarios como los productores de conocimiento y a la sociedad como mera receptora (Polino, 2004). Esto implica considerar la multiplicidad de actores involucrados en las prácticas extensionistas, cuya constitución no es homogénea. De esta manera, resulta necesario que definamos de antemano el escenario en el que se desarrollará la práctica atendiendo, entre otras cuestiones, a lo territorial, a las problemáticas y los actores involucrados (Bianchi et. al., s/f). Además, hace falta revisar el viejo modelo extensionista “...vertical y unidireccional del “modelo de déficit”, lo que acarrea una mirada lineal sobre el proceso de comunicación y reduce a la mínima expresión el feedback que se produce entre el emisor y el receptor.” (Polino y Castelfranchi, 2012, p.11). Esto permitirá desarrollar la práctica extensionista de manera consciente y reflexiva, además de hacer posible la toma de decisiones en relación a modelos fundados en la crítica del quehacer cotidiano, acentuando la búsqueda por “...disminuir las distancias –cognitivas, simbólicas o aún emocionales– entre ciencia y sociedad…” (Gregory & Miller, 1998).

En esta línea de reflexión, el modelo llamado de extensión crítica aporta un conjunto de supuestos, lineamientos y herramientas que se vuelven centrales para construir nuevos acercamientos al territorio, en cuyo proceso podamos atender a los obstáculos y los desafíos como así también las estrategias y prácticas implementadas para llevarlos adelante (Cortassa et al. 2017, p. 11). Entendemos que desde esta perspectiva se reconoce que en los procesos de enseñanza y aprendizaje no solo resultan importantes los “conocimientos teórico-prácticos” que hacen referencia al perfil académico en el que se están formando los futuros profesionales sino que, además, su formación integral apunta a que se involucren directamente con “los procesos de transformación de las sociedades latinoamericanas”, buscando contribuir desde una mirada política a la autonomía de los sectores populares  (Tommasino y Cano, 2016, p.15).

Estos criterios resultan una guía para la práctica extensionista basada en la integralidad, permitiendo pensar los distintos caminos posibles para llevar adelante una articulación efectiva entre investigación, docencia y extensión. La perspectiva de investigación/acción implica, en este sentido, la producción de un conocimiento nuevo que vincula críticamente el saber académico con el popular (Tommasino et al., 2006 y Tommasino Ferraro y Pérez Sánchez, 2022). El diálogo de saberes produce conocimientos marcados por los contextos sociales e institucionales en los que son producidos, y por el intercambio y la colaboración entre diversas formas de saber. No se trata de una confrontación abstracta entre dos tipos de conocimientos, sino de una relación de personas con subjetividades construidas en contextos diversos y con saberes producidos en formas diferentes. Es deseable que el proceso de acercamiento se inicie por la toma de conciencia por parte del intelectual–académico de las condiciones de producción de sus propios conocimientos y saberes, y de las condiciones de producción de los conocimientos populares. El saber académico se ve enfrentado así al problema de superar el paradigma en que se construyó. En esa relación le corresponde al académico, frente a la realidad del “otro”, superar su tendencia a transmitir y comenzar a recibir para procesar. Se trata de posibilitar una relación tal que permita a ambos tomar conciencia de sus propias naturalizaciones, una relación desestructurante de subjetividades construidas: los que se enfrentan son dos modos socialmente construidos de comprensión del mundo (Cetrulo, 2013). Aquí resulta pertinente recuperar los planteos de Cantieri Cagnone y Rodríguez Lezica (2020), quienes invitan a:

“romper con la distancia entre sujeto y objeto y en su lugar construir una relación horizontal, de crecimiento mutuo y aprendizaje conjunto; cuestionar la separación entre investigación y acción y en su lugar investigar desde el compromiso con la transformación; una participación real de las comunidades implicadas en todos los pasos de investigación-reflexión-acción, siendo las comunidades las que definen las agendas y las que deciden qué, cómo y para qué se investiga; investigar para conocer más sobre los procesos que determinan los problemas; conocer para comprender y comprender para transformar” (p.238-239).

 

Todo esto resulta difícil de plasmar en la práctica si no es acompañado de una actitud de escucha y de búsqueda de consensos en el quehacer cotidiano, entendiendo que la práctica extensionista así concebida redefine las relaciones entre los distintos actores involucrados –docentes, estudiantes, nodocentes y miembros de la comunidad–, en la cual el proceso pedagógico se torna investigativo, participativo y transformador (Tommasino y Cano, 2016, p.17).

 

 

Un estudio de caso

Resulta importante mencionar que la selección de un estudio de caso para reflexionar sobre la construcción de un modelo de extensión en la práctica se fundamenta en las ventajas de este tipo de metodología. Esta implica reducir la escala de observación, no aumentar o disminuir el tamaño del objeto de estudio, sino modificar su forma y tamaño, siguiendo el principio de la variación (Revel, 1995, p.129). Se cree que la observación microscópica revelará factores anteriormente no observados y, en este sentido, esta metodología da la posibilidad de acercarse a una unidad de análisis y estudiarla desde su interior. Esta opción no significa que desechemos el punto de vista macro; por el contrario, el enfoque macro y micro se constituyen en herramientas igualmente válidas y necesarias. Se trata, en todo caso, de complejizar un universo pequeño, representado por un estudio de caso, para hacer posible el paso de una escala macro a una micro y viceversa, en lo que se denomina el “juego de escalas” (Revel, 1995, p.134).

Para dar cuenta del objetivo propuesto en este trabajo se ha seleccionado una perspectiva cualitativa respecto de las fuentes que se consideran centrales para la reflexión que se propone, es decir, documentos fundacionales y memorias anuales del CIEP, proyectos e informes presentados, y materiales producidos en el marco de las propuestas extensionistas, como así también las bitácoras que el grupo técnico fue produciendo en el cotidiano del trabajo extensionista.

El CIEP fue creado en 2012 por un grupo de docentes/investigadores de las facultades de Derecho y Ciencias Humanas de la UNICEN, con el propósito de trabajar en la formulación y desarrollo de investigaciones de carácter interdisciplinarias, abocadas al estudio de la realidad social argentina, poniendo particular atención en la relación entre Estado, actores sociales y Derecho. Entre sus objetivos primordiales se destaca el desarrollo de la docencia y la extensión en el campo de las Ciencias Sociales, lo que se ha plasmado en la generación de distintas propuestas en estas líneas en el territorio de influencia del CIEP.

Las propuestas de extensión han tenido origen y objetivos diversos con un horizonte que busca no disociar investigación, docencia y extensión. El eje articulador de las distintas propuestas que aquí se han seleccionado giran en relación a la historia regional, el patrimonio cultural, el turismo, el espacio rural y el ferrocarril. Entre estos proyectos se destacan voluntariados universitarios (convocatorias 2010, 2016 y 2017), que articularon con instituciones escolares de nivel secundario; los ciclos de conferencias que se llevaron a cabo con el Centro Cultural y Folklórico El Sombrerito (Benito Juárez); la co-organización del III Congreso Internacional sobre Educación y Socialización del Patrimonio en el Medio Rural SOPA 2015 (Benito Juárez en noviembre de 2015) y un proyecto de extensión de UNICEN (2018).

El primer antecedente de extensión que tuvo el grupo de docentes-investigadores del CIEP fue la participación en un proyecto de voluntariado denominado A un costado del riel: memorias e identidades locales, aportes desde las ciencias sociales” en 2010[1]. En este participaron distintas instituciones del nivel secundario ubicadas en localidades del entorno regional de la UNICEN: Escuela Secundaria Básica Nº 12 del Barrio de Villa Italia Norte –Tandil– y Escuela de Educación Media Nº 5 “Sargento Cabral” de María Ignacia, ambas en el partido de Tandil; Escuela de Educación Media Nº 1 de Napaleofú, localizada en el partido de Lobería; y Escuela de Educación Agropecuaria Nº 1, Escuela de Educación Media Nº 2, Escuela de Educación Media Nº 1 –Villa Cacique-Barker–, Escuela de Educación Media Nº 3 e Instituto Pedro Díaz Pumará, todas correspondientes al partido de Benito Juárez. Las propuestas desarrolladas fueron talleres áulicos que buscaron abordar problemáticas específicas en relación al ferrocarril, al ambiente, al desarrollo agrario, entre otras. También se llevaron adelante salidas de campo, como a las estaciones ferroviarias, en las que se articulaban y reelaboraban los contenidos de los talleres a partir de las distintas realidades transitadas.  El cierre del proyecto contempló, por un lado, producciones como muestras fotográficas y de relatos, y una publicación producto de los trabajos en colectivos; por otro lado, como objetivo transversal, un encuentro en el Campus Universitario de la UNICEN con cada una de las comunidades educativas del nivel secundario, en el que se buscó transmitir la lógica de la vida universitaria y sus diversas facetas, sean estas académicas, sociales y/o culturales.

Esta primera experiencia en extensión significó para un parte importante del grupo que participó un antes y un después en la búsqueda por vincular universidad y comunidad. Reconociendo, en una primera instancia, que el universo de estudiantes e instituciones con las que se trabajó había sido por de más ambicioso, esto no impidió que se alcanzaran los objetivos que se habían planteado. Con respecto a las relaciones que se establecieron entre los distintos actores involucrados en el proceso extensionista se podría sostener, a grandes rasgos, que aquellas actividades que se desarrollaron en el ámbito áulico asumieron características cercanas al denominado modelo transferencista, mientras que las salidas de campo adquirieron un formato horizontal y de intercambio en el que se pusieron en juego distintos tipos de saberes, que se vieron plasmadas en las producciones finales de las instituciones secundarias  (Blanco, 2011).

En 2012 el CIEP comenzó a generar espacio de diálogo con el Centro Cultural y Folklórico El Sombrerito de la ciudad de Benito Juárez, en relación a un interés común: el legado patrimonial de los pueblos bonaerenses a partir del cual pensar, analizar y revisar el vínculo entre historia y patrimonio. Así, un grupo del CIEP participó en un panel sobre “Los textos históricos como reflejo de las identidades regionales”[2], y durante 2015 todo el Centro participó en el SOPA 2015, propuesta de la que también formaban parte Underground Arqueología de España, la filial argentina de ICOMOS, el Municipio, las instituciones y la ciudadanía de Benito Juárez. Esta última fue una experiencia novedosa para los docentes-investigadores-extensionista del Centro, dado que el Congreso proponía roles de participación que se alejaban del formato académico más tradicional, lo que contribuyó a la constitución de los nuevos vínculos que posibilitaron participar en trayectos de investigación–acción y experiencias de co–construcción de conocimiento hasta el momento no implementadas en una práctica concreta. El Congreso, conformado con el propósito de educar en lo común, contactar, facilitar el acceso y la transmisión del patrimonio en el medio rural, presentó una modalidad original sustentada en la gestión del patrimonio a partir de la participación colaborativa de los distintos actores sociales. En tal sentido, fue inspirador para las actividades que se venían realizando y propulsor de nuevas experiencias como los safaris patrimoniales[3], que se implementaron en el Pre–congreso.

Posteriormente, se diseñaron los ciclos de conferencias en respuesta a un requerimiento puntual de la comunidad con la que se había interactuado. Los mismos fueron diagramados de forma conjunta entre el CIEP y Centro Cultural y Folklórico El Sombrerito. En principio, se trató de un ciclo de doce intervenciones a implementarse entre julio y noviembre de 2016 con una frecuencia quincenal. La realidad dio cuenta de la inviabilidad de ese cronograma puesto que se visualizaron superposiciones con otras actividades de ambas instituciones. Ello llevó a reformular la propuesta en dos ciclos consecutivos a desarrollarse en períodos más acotados de tiempo –meses de abril a octubre– donde fue mayor la receptividad del público. Ello conformó parte del aprendizaje de los miembros del Centro, en la medida en que el “público” que asistía se convirtió en parte de la actividad y “obligó” a rediseñar también los aspectos formales de una iniciativa que, en su origen, solo había involucrado a las instituciones participantes.

El propósito de esta última actividad fue difundir la cultura como premisa imprescindible a la hora de salvaguardarla, buscando acercar distintas investigaciones a un público no académico, propendiendo a democratizar el acceso a los bienes culturales. Por esta razón se colocó en el centro la cuestión regional en todas las disciplinas que se abordaron, enmarcándola en un hito local y regional significativo como fue los 150 años de la fundación del partido de Benito Juárez (2017).  Asimismo, formó parte de las actividades previstas por la FCH–UNICEN para celebrar el Bicentenario de la Declaración de la Independencia Argentina. Así, emergieron como objetivos concretos democratizar el acceso a la información y divulgar la producción académica de los investigadores locales y regionales. En los inicios de la actividad, ambas instituciones fueron “intérpretes” de potenciales intereses de un público con el que ya se habían establecido vínculos previos, pero también se buscó incorporar a otros participantes. Sin duda fue este uno de los más interesantes desafíos que hizo prestar particular atención a sus reacciones, a estimular la asistencia, la participación y facilitar un paso importante en tanto dar lugar a que fueran parte de la actividad y enriquecieran con sus aportes las propias investigaciones. Entender qué intereses existen en el público movilizado por cuestiones históricas y patrimoniales posibilitó repensar las investigaciones y los trayectos de quienes asumían el rol de “conferencistas” y, sobre todo, las formas de comunicarlos. En tal sentido, resulta oportuna la reflexión de Conforti y Mariano cuando afirman que “…la comunicación no tiene sentido si no es en función de un otro, que no es ni pasivo ni homogéneo, sino activo, heterogéneo y dotado de saberes” (2013 p. 348). Ese conocimiento del “otro” y la posibilidad de establecer comunicación con aquel fue, sin duda, uno de los valiosos aprendizajes de esta experiencia, que exigió escuchar y aprender a hacerlo, así como a rediseñar el ciclo en función de ese “público”.

Si bien desde el CIEP se han presentado distintos proyectos de extensión, “Mirando para conocer, conociendo para valorar. Intercambios entre historia y patrimonio. Buscando claves para la acción comunitaria en una localidad del interior bonaerense: Estación López-Benito Juárez[4] merece una atención particular dadas las características que hicieron posible que se gestara. Como han marcado Palavecino y Padrón (2019), la propuesta surgió a partir del diálogo e inquietudes detectadas en la comunidad de Estación López en relación a poner en valor la estación ferroviaria destruida por el paso de un tornado en 1992. Este proyecto fue construido a partir del diálogo entre distintos actores e instituciones que formaron parte del mismo, con distintos grados de involucramiento. Dado que se trataba de una comunidad rural, se acordó estratégicamente que las distintas acciones que se fueran a desarrollar se hicieran a partir de la Escuela Agropecuaria Nº 1 –Anexo Estación López– y su universo de estudiantes secundarios, lo que facilitó a su vez el vínculo con las familias que no residen en el entorno inmediato a la Estación Ferroviaria. También formaron parte del equipo extensionista otras instituciones locales con incidencia en el ámbito regional y experiencia en las problemáticas abordadas: el área de Patrimonio Cultural y Natural del Municipio de Benito Juárez y el Centro Cultural y Folklórico El Sombrerito ya mencionado, articulación posible en tanto la existencia de vínculos previos.

En esta experiencia, el equipo extensionista acercó un conjunto de herramientas que permitieran, desde lo patrimonial, la historia y el turismo, encontrar una estrategia acorde a los intereses y expectativas de la comunidad. La puesta en funcionamiento del proyecto implicó distintas acciones, como talleres, salidas de campo en Estación López, visita al campus de la Universidad y un recorrido por la ciudad de Tandil para conocer distintos atractivos turísticos, ya que muchos estudiantes no la conocían (Palavecino y Padrón, 2019). Las actividades fueron planificadas en relación a las distintas experticias, intereses y necesidades que los participantes tenían en el proyecto. En este sentido, en la “evaluación general” del proyecto se destaca el lugar que ocupó la comunidad, como gestora activa de su construcción identitaria. En lo que atañe específicamente al equipo de trabajo del CIEP –en el que se incluyen alumnos y graduados de la FCH–, formó parte como facilitador de herramientas que posibilitaron indagar en las inquietudes y necesidades que, a priori, se habían manifestado cuando se diagramó la propuesta. El uso de estrategias metodológicas como, por ejemplo, el caso del “safari fotográfico” y del “Bi-Común” (Masaguer Otero y Vázquez Veiga, 2014), permitió generar un intercambio de saberes con la comunidad de Estación López, lo que implicó un cambio significativo respecto de otras experiencias de extensión que el grupo había llevado a la práctica. Esto en parte era producto de la autoevaluación y reflexión académica que se venía dando, en la que se buscaba propiciar el diálogo y la co-construcción de conocimiento.

Otro proyecto en el que participó parte del CIEP se denominó “Espacios de la memoria. Hacia un museo comunitario para Estación De la Canal (Tandil-Buenos Aires)” (2018).[5] En este caso, tuvo como punto de partida una propuesta gestada al interior de la comunidad educativa de la Escuela Secundaria Nro. 13 de Estación De la Canal ubicada en la zona rural del partido de Tandil, en relación a la necesidad de poner en valor un galpón de la estación ferroviaria que el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires le había entregado en comodato.  En este sentido cabe destacar que la institución escolar se había acercado al grupo de trabajo de la Universidad en relación a otras actividades que se habían realizado previamente entre ambas instituciones, reconociendo el grupo de docentes-investigadores-extensionistas del Centro una trayectoria en la problemática que buscaban abordar. Desde mediados de 2017 se trabajó en “pensar” en la viabilidad de la propuesta, comenzando a concretarse con la llegada de fondos alrededor de mayo de 2018. Este proceso no estuvo exento de dificultades: hubo cambio de directivos en la comunidad educativa, a lo que se le sumaron un invierno lluvioso y un plan de lucha docente por mejoras salariales en ambas instituciones –Universidad y escuela secundaria– (Palavecino y Padrón 2023). Las jornadas de trabajo buscaron desde el comienzo ejes transversales que apuntaban a potenciar las historias del espacio regional y sus distintas narrativas, la cuestión patrimonial e identitaria desde una perspectiva local. Además, destacaban las potencialidades del turismo en el medio rural, teniendo como marco el proyecto turístico de la ciudad cabecera del partido. Siguiendo esta línea, las actividades buscaron dar cuenta y reflexionar en relación a qué harían con sus bienes patrimoniales.

Como han marcado Palavecino y Padrón (2023), el trabajo “en y fuera del aula” hizo posible que se tomara como tópico del proyecto “las mujeres como protagonistas”. Así, se llevaron adelante entrevistas en relación a problemáticas que fueron emergiendo en los diversos encuentros. El proyecto se extendió a lo largo de 2019, aun cuando no se contó con financiamiento externo alguno.  Los resultados se plasmaron en un encuentro en la comunidad de Estación De la Canal, en el Club Defensores de De la Canal, donde se agasajó a las entrevistadas, se proyectó un video y se montó una instalación artística, que hacían referencia a los objetos y actividades que ellas habían destacado en sus intervenciones. El trabajo en y con la comunidad resultó por de más estimulante y reflexivo, en tanto permitió la posibilidad de plasmar en la práctica la co-construcción de saberes, la organización de las prácticas y acciones concretas en el territorio siempre en relación a los sujetos que intervinieron. Este proyecto hizo posible que estas nociones dejaran de estar en la teoría y se transformaran en parte constitutiva del quehacer dejando de ser un objetivo a alcanzar. Además, estas perspectivas y herramientas posibilitaron “salvar las dificultades propias de este tipo de actividades, especialmente aquellos imponderables ligados a los recursos, las problemáticas propias del espacio rural, etc.” (p. 546). Asimismo, estos autores reconocen en esta propuesta, como marca el modelo de extensión crítica, “la importancia que los lazos que se establecen entre universidad y territorio deben prolongarse en el tiempo, rompiendo con la lógica del viejo modelo difusionista que tenía objetivos de corto plazo en el territorio” (p. 547).

 

 

Consideraciones finales

El conjunto de acciones descriptas resulta heterogéneo, pareciendo difícil englobarlas bajo el término “extensión”. Sin embargo, como muy bien ha marcado Cano Manoni (2014) es posible, por un lado, por la polisemia de lo que entendemos por extensión; y por otro, por cómo la universidad organiza y articula con la comunidad en relación con las problemáticas de esta (p.3). Ese contexto obliga a pensar esas prácticas extensionistas tanto en la propia concepción de los actores universitarios comprometidos en su desarrollo, como en las lecturas que tiene el territorio de las mismas. En ese sentido, una parte importante de los proyectos marcaron la prevalencia en los actores asentados en el territorio de un modelo que prioriza el rol de la universidad como templo del saber, percibiéndola como quien puede resolverle las problemáticas que se presentan en su cotidiano. En muchos casos, esto se expresó desde el momento mismo de la planificación conjunta de los proyectos: el acercamiento inicial al equipo técnico de extensión por parte de los referentes comunitarios estaba anclado en “la búsqueda de soluciones”. El modelo “difusionista-transferencista” cuenta con una larga historia en la universidad pública, y esta lógica de acercamiento por parte de la comunidad a los espacios universitarios no deja de ser un ejemplo más que contundente de esa historia “paradojal”: exitosa en tanto impregnó con fuerza los espacios intra y extra académicos, pero sus resultados en la construcción de un modelo que favorezca la autonomía de los sectores populares fueron muchas veces pobres. El trabajo cotidiano “en el campo” apuntó a “desarmar” esta lógica.

A lo largo de estas páginas se ha buscado remarcar la importancia de un desarrollo reflexivo de la práctica extensionista, reconociendo en esta los aportes de la extensión crítica y la investigación/acción como central para accionar en el territorio.

La formación específica extensionista implica potenciar ese modelo, además de entenderlo como una herramienta de autoevaluación del quehacer científico. Invita a seguir profundizando la propuesta extensionista, en tanto resulta un elemento central en la producción de un conocimiento académico que reconozca el saber de un otro presente por fuera del ámbito universitario, y que exija a los docentes, nodocentes, graduados y, fundamentalmente, a aquellos que se encuentran en plena formación, un compromiso activo con la co-construcción de conocimiento. Hoy la formación universitaria no debería concebirse sin el trabajo extensionista; y la producción de conocimiento no puede ser ajena a esta lógica. Ese camino ha sido transitado a partir de las distintas propuestas desarrolladas reconociendo que ellas trastocan para bien los roles académicos más tradicionales, contribuyendo a la constitución de nuevos vínculos entre los actores involucrados.

La práctica extensionista coloca ante situaciones que  es necesario revertir, no solo en el espacio académico sino también en relación a los vínculos que se desarrollan con la comunidad. Aquí es importante tomar en consideración que el modelo llamado “difusionista-transferencista” no solo está presente entre los profesionales universitarios sino también en la sociedad. Estas nociones necesitan ser trabajadas con la comunidad, para que comprenda que debe asumir un rol activo y convertirse en la verdadera gestora de los proyectos. El equipo de trabajo debe asumir un rol de facilitador de herramientas que posibiliten indagar en las inquietudes y necesidades que a priori manifiestan. Esto será posible en la medida en que se escojan estrategias metodológicas que apunten a generar un intercambio de saberes con la comunidad (Palavecino-Padrón, 2019-2023).

 

 

Referencias

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[1] Convocatoria 2009 del Programa de Voluntariado Universitario de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) del Ministerio de Educación de la Nación.

[2] Primer Encuentro Regional de Autores, organizado por el Centro Cultural y Folklórico El Sombrerito, 15 y 16 de junio de 2012, Benito Juárez. Dirigido por la Dra. Mónica Blanco.

[3] Entre los safaris realizados se destacan: “Como Dios manda”, “Con olor a tinta”, “De poetas y de locos”, “De boliche en boliche”, “Juárez trágico”, “Verde que te quiero verde” y “Todos tus muertos”.

[4] Convocatoria 2016 Compromiso Social Universitario del Programa de Voluntariado Universitario de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) del Ministerio de Educación de la Nación. Dirigido por el Dr. Luciano Barandiarán.

[5] El mismo fue financiado en el marco de la Convocatoria la 5ta. Convocatoria de Proyectos de Extensión UNICEN, aprobado por Resolución de Rectorado N° 1978/2017. Dirigido por la Dra. Valeria Palavecino.