Desafío intelectual y práctico: otro modelo de extensión, ¿es posible?

 

Desafio intelectual e prático: outro modelo de extensão, é possível?

 

Intellectual and practical challenge: another extension model, is it possible?

 

 

Fabián Grosman

Fac. de Agronomía y Fac. de Cs. Veterinarias

Instituto multidisciplinario sobre Ecosistemas y desarrollo sustentable

Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

fgrosman@azul.faa.unicen.edu.ar

orcid.org/0000-0002-9564-9691

 

Sección: Enfoques

Recepción: 01/06/2023                  Aceptación final: 30/06/2023

 

Para citación de este artículo: Grosman, F. (2023). Desafío intelectual y práctico: otro modelo de extensión, ¿es posible? Revista Masquedós, 8(10), 1-8. https://doi.org/10.58313/masquedos.2023.v8.n10.276

 

 

Resumen

El trabajo pretende abordar las razones por las cuales el concepto de extensión naturalizado en las universidades nacionales primó durante décadas, así como las oportunidades que se brindan al analizar de manera crítica esta situación y proponer alternativas prácticas. Más allá de los aspectos teóricos que la sustentan y que se hallan en constante modelación, existen dificultades propias y externas a la realización de proyectos en un marco de extensión crítica.

Palabras clave: Integralidad; extensión crítica; prácticas territoriales; capacitación.

 

Resumo

O trabalho visa abordar os motivos pelos quais o conceito de extensão naturalizado nas universidades nacionais prevaleceu por décadas, bem como as oportunidades oferecidas ao analisar criticamente essa situação e propor alternativas práticas. Para além dos aspetos teóricos que o suportam e que se encontram em constante modelação, existem dificuldades próprias e externas à realização de projetos num quadro de extensão crítica.

Palavras-chave: Integralidade; extensão crítica; práticas territoriais; formação.

 

Abstract

The report aims to address the reasons why the concept of extension, naturalized in national universities prevailed for decades, as well as the opportunities that are offered by critically analyzing this situation and proposing practical alternatives. Beyond the theoretical aspects that support it and that are in constant modeling, there are internal and external difficulties to carry out projects in a framework of critical extension.

Keywords: Integrality of functions; critical extension; territorial practices; training.

 

 

Introducción

Al plantear si es posible un modelo alternativo de extensión, es porque existe uno mayoritaria e históricamente impuesto. Los egresados de universidades nacionales han sido formados en términos académicos, inmersos en una situación cotidiana, tradicional, instituida por y para los extensionistas en un predominante modo de trabajo y concepción de hacer extensión: desde la universidad al medio. Esta manera de transferencia se producía tanto en el ámbito urbano como el rural, donde se “repite el modelo de socialización dominante en la sociedad latinoamericana” (Pinto, 2003), del cual el docente es parte. La comunidad en la mayoría de las ocasiones espera pasivamente que desde la academia u otras instituciones estatales o privadas que realizan este tipo de extensión, le resuelvan sus problemas, más allá de haber o no participado en la identificación de los mismos o consultado al respecto. Este modelo vigente posee adeptos y promotores, principalmente en ciencias más duras, pero está siendo cuestionado desde diferentes ópticas, y se pretende reemplazar por una manera participativa de extensión (básicamente considerando otro concepto de la misma), ligada a formación, integración, transformación social con un rol acompañante desde la universidad (Tommasino y Cano, 2016a). Es indudablemente un momento nodal, con coexistencia de distintos modos de considerar a la extensión por tratarse de un término polisémico o significante vacío de significado. En forma paralela, el territorio como tal también es objeto de análisis y reflexión como campo político y poder (Erreguerena, 2020). El objetivo del trabajo es analizar el contexto por el cual hemos naturalizado una forma tradicional de hacer extensión, así como las dificultades y oportunidades que brinda la postura crítica, inclusiva, integradora, descolonizadora y antipatriarcal que posee la extensión como función sustantiva en las universidades argentinas.

 

 

Modelo consolidado, pero ¿agotado?

La extensión universitaria en Argentina fue considerada la modalidad unidireccional de vinculación con la sociedad que primó durante casi un siglo, tomando como base la Reforma de 1918. Sintéticamente, una persona o grupos integrados generalmente por un docente y alumnos transmiten, inyectan, trasladan, aportan, enuncian, transfieren, aconsejan o imponen saberes o formas de actuar ante diferentes situaciones cotidianas a través de un medio de comunicación, conferencia, incluyendo prácticas o acciones en territorio. Desde el positivismo se vincula la transferencia tecnológica a través de la extensión (Cano, 2017); claramente desde la mirada diagnóstica totalmente subjetiva, subestimando o desconsiderando saberes populares en un monólogo de sugerencias, cerrado al intercambio, comunicación o diálogo constructivo. Incluye simbólicamente una posición de poder.

“...hemos construido una sub-cultura universitaria en la que muchas veces se cree que hay más autonomía cuanto más se practica la abstinencia de los problemas no directamente académicos, o que hay mayor fortaleza e independencia cuanto mayor es nuestro aislamiento, indiferencia o falta de iniciativa y participación frente a las cuestiones no universitarias” (Scotto, 2012, p.40).

Con la conformación y consolidación del modelo de racionalidad de la ciencia moderna, es apropiado hablar de un modelo global (es decir, occidental) de racionalidad científica, con cierta variación interna, sin duda, pero que discrimina de manera ostensible dos formas de conocimiento no científicas (por lo tanto, potencialmente perturbadoras): el sentido común y las denominadas humanidades (De Sousa Santos, 2021). La mencionada Reforma del 18 ya planteaba taxativamente que la universidad y los universitarios se crean a sí mismos, “fundado sobre una especie del derecho divino… en él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico” (Manifiesto Liminar, 1918). Muchos universitarios actúan como prerreformistas.

La voz proveniente de una institución universitaria y la pertenencia a este submundo daban e imponían la autoridad suficiente para aceptar acríticamente estos mensajes o modos de hacer (o al menos eso se esperaba), por parte de aquellos ciudadanos destinatarios y receptores de los mensajes y directrices. Ambos sectores se vinculaban en una relación asimétrica en todos los aspectos. Esto incluye lo que Freire (1973) denomina acciones de penetración o invasión cultural realizada desde las universidades, en las cuales se naturalizó la condición de superioridad social, definida explícitamente al automencionarse como institución de educación superior.

Este escenario de extensión que tuvo lugar durante décadas conllevó una visión parcializada y a una lectura subjetiva de la realidad. Con esta posición, los no universitarios en ocasiones no fueron reconocidos como sujetos de derecho ni de historia; la academia tomó con naturalidad y normalidad el despojo realizado. Este modelo de extensión universitaria, donde sus actores (extensionistas y receptores) se sentían cómodos, desconsideraba miles de ideas, diversidad cultural y las diferentes concepciones cosmológicas existentes provocando epistemicidios (Dussel, 1998; Grosfoguel, 2013); esta lógica de pensamiento único, central, verdadero e incuestionable fue confortable para ambos protagonistas y ello explicaría su aceptación y permanencia en el tiempo.

Desde esta mirada y en el contexto de la relación establecida, el extensionista pretendía brindar una mejor calidad de vida a la sociedad a través de la entrega unidireccional de sus saberes. Divulgar en el sentido de “llevar las letras al vulgo”. En línea con ello, la cosmología moderna presenta la realidad como un dualismo cartesiano (hombre/naturaleza; sujeto/objeto; sabio/ignorante; universidad/sociedad, etc.). Al separar, diferencia en forma antagónica y se otorga mayor poder a uno que a otro. Esta mirada en que muchas veces se cosifica a la persona, la transforma en objeto, incluyendo las formas de vida para ponerlas a su servicio y direccionar su pensar, actuar, y hasta sus propias creencias. ¿Cuántas acciones de extensión solo resultaron válidas para los extensionistas que recababan datos para sus tesis académicas? En este escenario, el pueblo no es el pueblo que miran las UUNN. Es soberano, posee historia, no es una escisión de la realidad. El método científico se basa en la reducción de la complejidad (De Sousa Santos, 2021).

La universidad que se autopostula y autoconsidera la cuna del saber propone que el progreso es utilizar y validar solamente los conocimientos desarrollados en ese ámbito. Desde su mirada universal, uno de los lemas es que la sociedad escucha, atiende y obedece pasivamente y los universitarios piensan por ellos. Pero esto también es factible debido a que existe un colonialismo interno, fuera de la propia universidad, en el cual se considera a la institución, su gente y sus mensajes como el norte indiscutible a seguir.

En este modelo de extensión clásico la propia universidad fue quien construyó al otro para diferenciarse; lo abordó históricamente como una cultura diferente y subestimada respecto a la universitaria y la acomodó a sus intereses. Los intelectuales universitarios primero son universitarios y después intelectuales, no pueden despojarse de su entorno académico en el cual fueron formados y modelados. Esta lectura o situación está avalada políticamente de forma consciente o no. Lo paradójico es que la sociedad, que además es quien sostiene en términos económicos a las universidades nacionales, se piensa a sí misma pero desde la mirada universitaria: se cree ignorante, inculta, ajena. Esta postura extensionista fue hegemónica durante un siglo e incluso vigente en la actualidad en varias UUNN producto de una situación de confort y pasividad de actores. En esta relación de poder, muchos universitarios hallaron un estilo cómodo de realizar “extensión” en tanto surgen voces de colegas que apoyan y acompañan propuestas alternativas.

 

 

Lectura diferente de la realidad. La extensión crítica

La extensión crítica ha surgido como postura con un marco teórico sólido, integrador, decolonial y antipatriarcal, si bien con posicionamientos internos diferentes, todas con la idea de salir o modificar la matriz extensionista clásica. El pensamiento crítico posibilita cambiar el “saber información” al “saber pensar” que permite identificar, jerarquizar lo importante, leer críticamente la realidad (Falero, 2009).

García (2022) plantea aspectos teóricos y políticos de la extensión crítica desde siete pilares de abordaje, con la salvedad que por propia definición del marco teórico son inacabados, transitorios, situados en la realidad argentina, en estado proclive a una amplia discusión y polémica.

Algunas de las premisas que se consideran clave para interpretar las razones de la rápida propagación y suma de adeptos de este posicionamiento alternativo son:

     Las acciones desarrolladas desde la universidad no son objetivas, sino que lo dicho está manifestado por alguien desde su contexto cultural; el científico (más allá de su área temática disciplinar) está inmerso en su propio mar de ideas, creencias e intereses.

     La universidad es un ámbito de lucha, de disputa política. No solo es el conocimiento de las cosas, sino el conocimiento del conocimiento de las cosas. Reconocer que todo conocimiento es político y la ciencia/universidad es subjetiva, nunca es neutra.

     No se analiza críticamente lo suficiente la forma actual de conocer de la ciencia ni su carácter supremo, dominante, exclusivo, colonialista, mercantilista, capitalista y oligopólico.

Hay una diferencia entre saber decir y saber hacer; una parte de los universitarios se ahogan en esta frase pero nadan en un mar artificial, construido de dos dimensiones (papel o pizarrón), invocando propias variables de medición, ranqueos, méritos, pero desconociendo la realidad circundante. Desde los boxes, aulas, laboratorios, o frente a la pantalla de la pc todo es más fácil, tranquilo y el ambiente, controlado. Los modelos pedagógicos y epistemológicos dominantes (qué, cómo, dónde, cuándo enseñar) colaboran para ello. Es la praxis que en muchas ocasiones está reducida o ausente, o se realiza un recorte limitado del medio, incluso con acciones manipuladoras. En este sistema de diálogo unidireccional no se reconoce la voz de los otros y menos aun de los excluidos. La extensión crítica pretende analizar y modificar esta situación.

Es posible reconocer y respetar los saberes y experiencias de todas las personas por igual. Escuchar sus voces, ser partícipes de sus luchas en un sentido amplio especialmente de derechos, es la base para generar una transformación social en forma conjunta con la universidad.

 

 

Acciones diferentes de extensión

La extensión crítica irrumpe e interpela el modelo tradicional de esta función sustantiva universitaria (Tommasino y Cano, 2016b). Un concepto implícito de la extensión crítica ante situaciones de práctica docente es “dejarse enseñar”. Vinculado a establecer una relación con el otro. La “otredad” de Dussel (1994) con las personas que forman parte del proyecto de extensión, tanto de la misma universidad como provenientes de otras instituciones. Todos aportan sus experiencias en este colectivo de pensar junto al otro. En libertad de opinión, respeto, empatía. Al pensar el otro desde su lugar, el otro es alguien que tiene sentido desde lo político. No solo desde lo exterior, sino como sujeto. El desafío es aplicarlo a la praxis, acción u obra política; los necesarios diagnósticos de situación, aunque sean elaborados en conjunto, pierden sentido si acaban ahí. Deben representar el disparador o inicio de propuestas consensuadas de acción, evitando el saber decir sin saber hacer.

En los imprescindibles espacios de interacción de universitarios con actores sociales que la extensión crítica requiere, el sujeto que interpela con su rostro a la sociedad y por ende a la universidad, moviliza el poder-poder porque el cara a cara humaniza la relación. Ese rostro significa responsabilidad social y política, es compromiso con ese ser.

Entre quienes integran este colectivo de la extensión crítica es lógica, esperable y bien recibida la existencia de diversidad, pluralidad, diferencias y hasta prejuicios. Existe una tendencia y capacidad natural a generar rápidamente antagonismos. Pero acorde a De Souza Santos (2010) frente a la emergencia de movimientos sociales, uno se cree distinto, pero es posible compartir la marcha y unir las luchas; las razones y fundamentos en común son más sólidos y fuertes. La tarea es analizar la diversidad creando alianzas, ya que toda acción extensionista debe contener el fin de vida digna, por una sociedad digna.

En la ecología de saberes se juntan diferentes conocimientos, el científico y el popular. Se propone una extensión inversa, traer lo popular a la universidad (Tommasino y Cano, 2016b); la mayor parte de la humanidad actual del planeta y obviamente en el pasado, vivió y sobrevivió a partir de sus propias comprensiones, sin saberes académicos. La deuda pendiente es democratizar la democracia y los conocimientos, que la misma sea participativa, igualitaria, respetuosa, sin mercantilizar la vida. Descolonizar el pensamiento y la convivencia, con una reforma de acciones políticas acompañadas desde el Estado; “las instituciones tienen funciones que le son dadas e impuestas, por un contexto estructural sobre cuyo cambio solo tienen un poder relativo” (Pinto, 2003, p.20).

 

 

Conclusiones

La historia de las universidades nacionales argentinas y el contexto actual las posicionan para plantear y consolidar un cambio de concepto de extensión acompañado por instituciones con mayor compromiso social donde cada actor aporta desde su ser. No hay un único modelo de vida, de progreso, de generar conocimiento. Es una posibilidad para replantear que existen múltiples formas de hacer extensión. Implica también abrir la tribu extensionista y salir de la victimización. Para eso hay que:

Empoderar a la sociedad en identificar y resolver sus problemáticas, que es capaz de hacerlo, de organizarse, de intercambiar ideas, de democratizar sus espacios de acción, que la universidad no puede ni debe dirigir su vida; la sociedad es un agente transformador.

Apuntar a lo local, recuperar cuestiones regionales de diferente índole (desde lo cultural), apostar a la diversidad (de todo tipo), uso responsable de recursos estatales y otros aspectos de la vida cotidiana en los cuales la universidad tiene el compromiso de involucrarse como un actor más dentro de un contexto de respeto, confianza mutua, trabajo conjunto.

Asimismo, se considera a la extensión crítica como sinónimo de trabajo en territorio, intercambio de saberes, aprendizajes, comunidad, cooperación, estudiantes, contexto histórico-geográfico, diálogo, política.

La extensión crítica con su bagaje teórico sólido pero dinámico y en constante deconstrucción y reelaboración se presenta como una alternativa para salir de los muros reales y virtuales de la universidad, con integralidad en sus funciones (Cano Menoni y Castro Vilaboa, 2016), en beneficio de una sociedad libre, plena de derechos y soberana.

 

 

Referencias

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De Sousa Santos, B. (2010). Descolonizar el saber, reinventar el poder. Ediciones TRILCE – Extensión Universitaria – UdelaR.

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Dussel, E. (1994). 1492 El encubrimiento del otro. Hacia el origen del mito de la modernidad. Conferencias de Frankfurt. Plural editores – Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. UMSA, La Paz.

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