Práctica curricularizada sobre riesgo cardiovascular en Farmacia y Bioquímica de la UBA. Estudio sobre el grado de satisfacción de los estudiantes

Curricularized practice on cardiovascular risk in Pharmacy and Biochemistry UBA. Study on the degree of student satisfaction

Autores:

García, O. y González, A. I. (2023). Práctica curricularizada sobre riesgo cardiovascular en Farmacia y Bioquímica de la UBA. Estudio sobre el grado de satisfacción de los estudiantes. Revista Masquedós, 8(9), 1-11.

Sección: Territorio y currícula

Recepción: 11/02/2022 Aceptación final: 13/03/2023

Resumen

La extensión universitaria es la misión puesta sistemáticamente en debate en el ámbito de la educación superior argentina. Su importancia como área clave de vinculación con la comunidad la pone en un lugar especial para repensar las estrategias de aprendizaje y para reflexionar sobre la formación en habilidades sociales, tan necesarias en el mundo de hoy. En este contexto, los proyectos de aprendizaje y servicio como forma de realización curricular de la extensión se transforman en los instrumentos que contribuyen a una necesaria renovación educativa. En este trabajo reuniremos algunos conceptos centrales acerca de este tipo particular de proyectos y sobre la relevancia de establecer indicadores, entre los cuales puede considerarse la medida de las percepciones estudiantiles. Nuestro objetivo fue analizar el grado de satisfacción de los estudiantes sobre estas prácticas. Para ello se realizó una consulta a estudiantes de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA que aprobaron la asignatura Práctica social educativa de carácter obligatorio, habiendo cumplimentado el proyecto detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes en población vulnerable durante el año 2022, a través de una escala Likert validada. Los resultados obtenidos reflejaron una valoración positiva respecto del impacto, adquisición de habilidades sociales y particularidades de la práctica social desarrollada.

Palabras clave: extensión, curricularización, aprendizaje y servicio, percepción estudiantil, intervención, grado de satisfacción.

Abstract

The university extension is the mission systematically put into debate in the field of higher education in Argentina. Its importance as a key area of ties with the community puts it in a special place to rethink learning strategies and to reflect on training in social skills, so necessary in today's world. In this context, the learning and service projects as a form of curricular implementation of the extension are transformed into the instruments that contribute to a necessary educational renewal. In this work we will gather some central concepts about this particular type of projects and about the relevance of establishing indicators, among which the measure of student perceptions can be considered. Our objective was to analyze the degree of student satisfaction regarding these practices. For this, a consultation was carried out with students from the Faculty of Pharmacy and Biochemistry at UBA, who passed the compulsory Social Educational Practice subject, having completed the project Cardiovascular and Diabetes Detection of Risk Factors in Vulnerable Population, during the year 2022, through a validated Likert scale. The results obtained reflected a positive assessment regarding the impact, acquisition of social skills and particularities of the social practice developed.

Keywords: extension, curricularization, learning and service, student perception, intervention, degree of satisfaction.

Introducción

Desde principio del siglo la educación superior argentina viene poniendo en debate la misión extensionista. Su importancia como área clave, debido a la implementación de vasos comunicantes con la sociedad, la ponen en un lugar especial para repensar las estrategias de aprendizaje y sobre todo, como modo de reflexionar sobre la formación en habilidades sociales, tan necesarias en el mundo de hoy (García y González, 2022).

A continuación, reuniremos algunos conceptos centrales acerca de la elaboración de propuestas pedagógicas que abarcan los atributos comunes de diferentes prácticas educativas vinculando el aprendizaje de contenidos curriculares con la enseñanza en escenarios reales producto de la intervención social.

Asentado en estos lineamientos pedagógicos, un proyecto de prácticas sociales educativas debe implementarse a partir de una planificación que produzca y procese aprendizajes experienciales de formas más dinámicas, producto de la interacción de las aulas y los escenarios sociales reales. Se requiere rigurosidad y a la vez asumir que a lo largo de la ejecución del proyecto se deberá trabajar con la flexibilidad necesaria, realizando ajustes en función de un entorno cambiante que no manejamos y que resulta una cualidad inherente a toda situación social.

En la Universidad de Buenos Aires el proceso de curricularización de la extensión universitaria se remonta a los años 2010 y 2011, cuando se aprobaron la Resolución del Consejo Superior N° 510/10 que creó Prácticas Sociales Educativas y la N° 3653/2011, que las reglamentó bajo el marco del aprendizaje y servicio solidario. A su vez, la Resolución Nº 172/14 estableció su obligatoriedad como requisito para la obtención del diploma para todos los estudiantes ingresantes a la universidad a partir de 2017, fecha que luego se pospuso. Además, desde 2007 la UBA convoca anualmente a la presentación de proyectos de extensión que subsidia a través del Programa UBANEX.

En particular, la Facultad de Farmacia y Bioquímica fue la primera que implementó un cambio curricular en los planes de estudio de las carreras de Farmacia (Res. CS 6228/2016) y de Bioquímica (Res. CS 6196/2016), donde se incorporó con carácter obligatorio la asignatura Práctica social educativa y se aprobó su programa analítico (Res. CD: 1265/2016). Esta asignatura se desarrolla mediante un componente teórico-conceptual, a través del dictado de seminarios introductorios a temáticas sociales, previo a la realización de las actividades en territorio, y un componente práctico que consta de diferentes opciones a través de los proyectos del Programa UBANEX. Uno de ellos es el de detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes, que a su vez cuenta con la aprobación de la universidad como Práctica Social Educativa en sí misma (RESCS-2019-2137-E-UBA-REC).

El proyecto de aprendizaje y servicio

Lo primero a tener en cuenta sobre la implementación de una práctica en aprendizaje y servicio es que debe plantearse desde una perspectiva realista con objetivos, tareas y actividades auténticas y realizables. Además, el proyecto debe satisfacer las necesidades de los interesados, quienes dan cuenta de la calidad (Siles y Mondelo, 2018).

En particular, en el diseño de un proyecto de aprendizaje y servicio deben intervenir tres elementos esenciales:

Lo anterior expresa la necesidad de lograr una clara integralidad de los aprendizajes curriculares y transversales (habilidades sociales) de los estudiantes y el abordaje de una situación problemática social que surge en la interacción con la comunidad. De este modo, en tanto proyectos de extensión universitaria cuentan con dos aspectos clave: por un lado, aspectos sociales, la voluntad de contribuir a una determinada transformación social y, en segundo lugar, por el hecho de que se conciben y desarrollan en torno a la idea de integralidad, en sus tres componentes de funciones universitarias (articulación entre extensión, investigación y enseñanza), de disciplinas (interdisciplina) y de saberes (actores universitarios y actores no universitarios) (Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio, CSEAM, 2015).

Indudablemente como fue planteado, este tipo de propuestas constituye una de las tantas formas en que se desarrollan estrategias de educación experiencial. Es cierto que todos los aprendizajes son experienciales debido a que el aprender es en sí una experiencia. Sin embargo, lo que aquí denominamos educación experiencial se refiere a una clase particular de aprendizaje:

“a una estrategia de enseñanza con enfoque holístico que está destinada a relacionar el aprendizaje académico con la vida real. Con ese fin, propone al alumno realizar actividades en las que, a partir de esa conexión con la práctica, se le requiere que ponga a prueba, (en situaciones auténticas, es decir, de la vida real), las habilidades y los conocimientos teóricos que posee, que evalúe sus consecuencias; enriquezca sus conocimientos y habilidades, identifique nuevos problemas y fije prioridades en cuanto a la urgencia de su solución” (Camilloni, 2013, p.15).

La educación experiencial comprende un aprendizaje activo que utiliza y transforma los ambientes físicos y sociales para extraer lo que contribuya a experiencias valiosas y pretende establecer un fuerte vínculo entre el aula y la comunidad, entre la institución educativa y la vida, generando cambios sustanciales entre la persona y su entorno. Se busca que el estudiante desarrolle sus capacidades reflexivas, su pensamiento y el deseo de seguir aprendiendo en el marco de los ideales democráticos y humanitarios. Se trata de un enfoque de “aprender haciendo” o “aprender por la experiencia”, sin restringirse a un “saber hacer” rutinario e irreflexivo, de manera que el desarrollo del pensamiento y la práctica reflexiva constituyen el eje central (Díaz Barriga, 2006).

En definitiva, puede reconocerse al aprendizaje y servicio como una de las formas de mejorar los aprendizajes motivando a los estudiantes en el marco de escenarios reales donde además de aportar soluciones a diversos problemas sociales que surgen como consecuencia de una interacción bidireccional con la comunidad, ellos aprenden contenidos curriculares de un modo más dinámico y comprometido.

Estrategias de intervención

Los proyectos constituyen una forma de actuar o intervenir en el entorno. La intervención social constituye una acción organizada, artificialmente construida y dirigida a transformar la realidad a través de la resolución de problemas. Implica actuar en un territorio, asumiendo una interpretación de la realidad en su complejidad, tratando de conocer el funcionamiento del sistema en su conjunto, a través de las condiciones que subyacen los problemas y que no siempre resultan evidentes. Para lo cual se requiere contar con un diagnóstico inicial, que cuente con la participación de la comunidad. Como aspecto clave se debe considerar la comunicación para que exista diálogo entre diferentes culturas: la comunitaria y la que conlleva nuestro proyecto, dado que no se trata de imponer o intentar que quienes viven una realidad diferente se adapten a nuestros valores.

Para que exista una adecuada intervención social se debe tener en cuenta el bienestar integral de los destinatarios, la calidad de vida y el desarrollo comunitario. Por ello es necesario conocer cómo vive esa comunidad, su identidad, problemas y actores, cuáles son las redes en las que se encuentra inmersa y que posibilitarán sostener la acción social en el tiempo.

Es importante destacar que, en todo proyecto socioeducativo, la intervención se desarrolla a partir del reconocimiento del otro, de sus saberes y opiniones y en un espacio físico o, en términos más amplios, en un territorio, poniendo énfasis en lo local por sobre lo global, valorando la cultura, la economía, los aspectos políticos, sociales y ambientales propios y reconociendo sus problemas y necesidades. La intervención social surge a partir de una demanda comunitaria o de una situación problema percibida desde afuera, genera expectativas e impacto y se asocia con el reconocimiento de una autoridad que legitima la acción. Se trata de la autoridad no formal de quienes intervienen, que se manifiesta en la capacidad de ejercer influencia. Esa autoridad e influencia se logran en base al conocimiento técnico, el cumplimiento de los compromisos, la comunicación asertiva y el establecimiento de lazos de confianza, que en conjunto despiertan credibilidad en la comunidad.

En el proyecto de detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes se busca, además de la vinculación comunitaria cuya necesidad es el acceso a controles de salud, que en las intervenciones interactúen equipos de docentes y estudiantes de diferentes carreras de salud de la UBA para posibilitar un abordaje interdisciplinario de los problemas que favorezca una formación más integral y el enfoque más completo de la situación.

Indicadores

La implementación y gestión de todo proyecto incluyen el monitoreo de las cuestiones operativas (tiempos, espacios y roles de los responsables de cada actividad prevista) y de las acciones de servicio comunitario efectuado, así como el seguimiento y evaluación de los aprendizajes curriculares (Ministerio de Educación de la Nación, 2015).

En el momento de medir, un importante desafío para las prácticas extensionistas es el desarrollo de indicadores, dado que aportan la evidencia empírica que nos permite tomar decisiones de modo efectivo en torno a los problemas sociales. Estas variables posibilitan medir el avance, realizar un seguimiento en el tiempo y describir el logro de resultados. Para definir indicadores se requiere delimitarlos y hacerlos operativos. Podemos considerar los indicadores sociales como parte de una cadena estructural que relaciona desde la obtención de los datos hasta su interpretación (Cecchini, 2005).

La satisfacción como caso de evaluación

Hoy adquieren importancia las habilidades sociales, tan necesarias para el desarrollo efectivo de redes que posibiliten comunidades bien ordenadas. Resulta interesante indagar acerca del rol que el aprendizaje y servicio puede aportar en esta dimensión, teniendo en cuenta que se trata de una metodología pedagógica que se enmarca en la formación para la ciudadanía y relaciona las instituciones educativas con la comunidad en un intercambio que posibilita un proceso de integración curricular. Según Folgueiras Bertomeu et al., las prácticas que vinculan la formación tradicional con la intervención comunitaria se realizan en la prosecución de los objetivos de aprendizaje que constituyen la esencia de todos los programas de construcción de ciudadanía como:

De manera que los estudiantes pueden valorar los proyectos de aprendizaje y servicio en los que participan, identificando los contenidos curriculares que se aprenden en las intervenciones, y, a su vez, ejercer liderazgo, formar parte de la toma de decisiones, negociar, establecer consensos, ponerse en el lugar del otro. Todo puede ser valorado y percibido por los alumnos de modo positivo o negativo, lo que en conjunto determinaría un alto o bajo grado de satisfacción de estas actividades en el proceso de su propio aprendizaje (Folgueiras Bertomeu, González y Palou, 2010, p.100-101).

En este entendimiento, nos propusimos analizar el grado de satisfacción de los estudiantes sobre las prácticas realizadas en el marco del proyecto detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes, como indicador de la percepción acerca de las intervenciones de aprendizaje y servicio.

Metodología

En la búsqueda de instrumentos de medida, presentamos un estudio realizado tomando como análisis la perspectiva estudiantil acerca del impacto del desarrollo del proyecto de práctica social educativa sobre detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes, que aprobaron la asignatura durante el ciclo lectivo 2022 en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.

Para indagar en las actitudes sobre el grado de satisfacción y percepción de aprendizajes adquiridos por parte de alumnos participantes del proyecto, en la valoración que realizaron sobre el trabajo de vinculación e intervención social, utilizamos escalas aditivas Likert validadas.

Los presupuestos básicos de la escala de actitudes son:

Una escala consiste en una serie de ítems o proposiciones que fueron cuidadosamente seleccionados de forma que constituyan un criterio válido, fiable y preciso para medir la actitud de un grupo frente a los fenómenos sociales. En este caso, la acción de “medir” es utilizada como plantea Morales Vallejos (2010, p.16), como “la forma de apreciar cuantitativamente si un sujeto tiene poco o mucho del rasgo estudiado”.

Una actitud se caracteriza como una tendencia a la acción adquirida en el ambiente y deriva de experiencias personales y de factores especiales a veces muy complejos. “En general el término actitud designa un estado de disposición psicológica, adquirida y organizada a través de la propia experiencia, que incita al individuo a reaccionar de una forma característica frente a determinadas personas, objetos o situaciones” (Ander-Egg, 1987, p.251-252). Las actitudes no son susceptibles de observación directa, sino que han de ser inferidas de las expresiones verbales o de la conducta observada. Esta medición indirecta se realiza por medio de una escala en la que partiendo de una serie de proposiciones o juicios los individuos manifiestan su opinión. Se requiere el diseño de un importante número de ítems en una escala de actitudes, para optimizar la fidelidad de la medida y reducir el margen de error. En este trabajo, como modelo de consistencia interna, se usó el Coeficiente α de Cronbach, basado en el promedio de las correlaciones entre los ítems, cuyo mayor valor teórico es 1 (Índice de fiabilidad de la escala de 90 ítems: α de Cronbach =0,904) (García y González, 2019). Para el procesamiento de los datos se utilizó el programa SPSS (paquete estadístico para ciencias sociales) – versión 25, para Windows, IBM corp.

Se consultó a los estudiantes que aprobaron la asignatura Práctica social educativa correspondiente a las carreras de Farmacia y Bioquímica de la UBA, durante el año 2022 habiendo participado del proyecto de detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes (n=22).

Se trata de una práctica social educativa curricularizada en la asignatura Bioquímica Clínica I de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, cuyo origen se remonta al año 2009. Específicamente el proyecto se refiere a la detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes e implica introducir a los estudiantes en un análisis integral de hábitos higiénico-dietéticos, antecedentes personales y familiares, tomando marcadores bioquímicos, medidas antropométricas, presión arterial y entrevistas individuales. De manera que ponen en juego conocimientos disciplinares y habilidades analíticas de trabajo en el laboratorio, conjugados con habilidades interpersonales de comunicación y escucha empática, a través de la relación directa con miembros de la comunidad. Ello en diferentes barrios de alto grado de vulnerabilidad social en el cordón sur de la Ciudad de Buenos Aires, como: Barrio Cildáñez (ex Villa 6), Villa Lugano (ex Villa 20) y Barrio Padre Rodolfo Ricciardelli, (ex Villa 1-11-14).

Resultados

Los estudiantes que aprobaron la práctica social educativa que fueron consultados respondieron la escala, de la cual se presentan solo algunos de los ítems indagados. En relación con la proposición acerca de si las prácticas de aprendizaje y servicio generan impactos positivos en la comunidad, en la institución y en la vida personal del alumno, los estudiantes tuvieron una valoración positiva (Figura 1).

Figura 1. Opinión de los estudiantes de Farmacia y Bioquímica de la UBA que aprobaron la asignatura Práctica social educativa realizando el proyecto de detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes, sobre el impacto de las prácticas de aprendizaje y servicio.

En relación con la percepción sobre si el servicio comunitario favorece la adquisición de habilidades sociales, 27,3% se mostró de acuerdo y el 72,7%, muy de acuerdo. Además, los estudiantes consideraron que generar habilidades sociales mejora las probabilidades de éxito laboral (Figura 2).

Figura 2: Opinión de los estudiantes de Farmacia y Bioquímica de la UBA que aprobaron la asignatura realizando el proyecto de detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes, sobre el impacto de la generación de habilidades sociales en la mejora de las probabilidades de éxito laboral.

Se suma, asimismo, una valoración positiva respecto a que la formación en escenarios auténticos implica una permanente reflexión sobre nuestros prejuicios, valores y objetivos de la vida (Figura 3).

Figura 3. Opinión de los estudiantes de Farmacia y Bioquímica de la UBA que aprobaron la asignatura Práctica social educativa realizando el proyecto de detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes, acerca de la formación en escenarios auténticos respecto de nuestros prejuicios, valores y objetivos de vida.

Además, los estudiantes consideran que las prácticas sociales les otorgan herramientas para trabajar por un nuevo y mejor mundo guiado por las interrelaciones entre conocimientos objetivos y propósitos morales (Figura 4).

Figura 4. Opinión de los estudiantes de Farmacia y Bioquímica de la UBA que aprobaron la asignatura Práctica social educativa realizando el proyecto de detección de factores de riesgo cardiovascular y diabetes, acerca de las herramientas para trabajar por un nuevo y mejor mundo guiado por conocimientos objetivos y propósitos morales.

Conclusión

Según las opiniones relevadas entre los estudiantes que cursaron y aprobaron durante 2022 la asignatura Práctica social educativa correspondiente a las carreras de Farmacia y Bioquímica habiendo cumplimentado el proyecto de detección de riesgo cardiovascular y diabetes, esta práctica cuenta con una valoración positiva a partir de manifestar un alto grado de satisfacción sobre dicha actividad.

Los estudiantes revelaron su compromiso en el trabajo comunitario y los elevados porcentajes de respuestas positivas sobre las dimensiones que analizaron, su valoración en relación con la percepción sobre la adquisición de habilidades sociales, la reflexión y el impacto de las prácticas.

La incorporación curricular de las prácticas sociales educativas con carácter obligatorio a las carreras de Farmacia y Bioquímica de la UBA como el resultado de un trabajo sostenido, implica un cambio importante que procura poner énfasis en la función social de nuestra institución y aportar a una formación de los estudiantes más integral. En este camino se fortalecen los proyectos de extensión universitaria, articulados en programas de la UBA y se conjugan con la docencia y la investigación. Además de la connotación institucional que esto implica, estas acciones cuentan con una valoración positiva por parte de la comunidad estudiantil.

Resulta desafiante definir indicadores que nos permitan evaluar conocimientos, monitorear el desarrollo de habilidades y competencias en los estudiantes, así como medir el impacto a nivel comunitario, dado que constituyen herramientas para realizar un seguimiento y establecer la calidad de los proyectos.

Referencias

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