Construction of Con-Science-Citizenship in Cooperative and Neighborhood Communities, Villa María, Córdoba
Autoras:
Buthet, L. R., Iriarte, I. A., Crosetto, M. y Ambrosi, J. (2023). Construcción de con-ciencia-ciudadana en comunidades cooperativista y barrial, Villa María, Córdoba. Revista Masquedós, 8(9),1-12.
Sección: Enfoques
Recepción: 08/02/2022 Aceptación final: 02/03/2023
El siguiente artículo surge en base a las experiencias transitadas durante el desarrollo de un proyecto de extensión impulsado desde la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), en el que se abordan problemáticas socio-económicas, socio-ambientales y salud integral desde una perspectiva de género y mirada interdisciplinar.
Con el objetivo de promover la articulación y vinculación entre la universidad y el medio social, el proyecto permite contribuir a la promoción del desarrollo local y mejorar la calidad de vida de la comunidad. Esta vinculación con el contexto facilita así cumplir con el compromiso social de las universidades en la instancia de extensión universitaria.
En Argentina proliferan vertederos, que en algunos casos presentan heterogeneidad en sus funcionamientos, sumados a condiciones laborales precarias de las personas que allí trabajan. En el caso particular de la ciudad de Villa María, Córdoba, emerge una cooperativa de trabajo vinculada con la diferenciación de residuos, compuesta en su mayoría por mujeres provenientes de clases populares. El trabajo realizado por estas mujeres es central para el cuidado del ambiente, sus tareas y aportes en las cadenas de producción y generación de conocimientos se están visibilizando recientemente, sumado a que algunas actividades laborales y en materia de salud aún se encuentran en desarrollo. Urge entonces, la generación de acciones que promuevan una transformación estructural de la organización económica, social, moral y política del trabajo.
Palabras clave: ambiente, cooperativa, desarrollo socio-ocupacional, género, salud.
The following article is based on the experiences during the development of an extension project promoted by the National University of Villa María (UNVM), which addresses socio-economic, socio-environmental and integral health issues from a gender perspective and an interdisciplinary viewpoint.
With the aim of promoting the articulation and linkage between the university and the social environment, the project contributes to the promotion of local development and improves the quality of life of the community. This linkage with the context thus facilitates the fulfillment of the social commitment of universities in the instance of university extension.
In Argentina there is a proliferation of landfills, which in some cases present heterogeneity in their operations, coupled with precarious working conditions of the people who work there. In the particular case of the city of Villa María, Córdoba, a work cooperative, linked to waste differentiation, emerges, mostly composed of women from the working classes. The work carried out by these women is central to environmental care, and their tasks and contributions in the production and knowledge generation chains are only recently becoming visible, in addition to the fact that some labor and health activities are still under development. It is therefore urgent to generate actions that promote a structural transformation of the economic, social, moral and political organization of work.
Keywords: environment, cooperative, socio-occupational development, gender, health.
La realidad de la ciudad de Villa María con respecto a los residuos sólidos urbanos (en adelante RSU) no dista de la mayoría de las localidades de la provincia de Córdoba en cuanto a las dificultades a la hora de gestionarlos, pero presenta avances técnicos importantes. Localmente, existen unos pocos microbasurales, un vertedero controlado (próximamente a convertirse en un nuevo Centro de Gestión Ambiental), con lo que se asegura técnicamente un correcto manejo y, por otro lado, cuenta con una cooperativa: “7 de Febrero” Limitada, que es la encargada de procesar el material para reciclaje que se logra recolectar por distintas vías.
Para comprender la actividad cooperativista es necesario tener en claro dónde radica su impronta de trabajo en relación al “cuidado”. La misma cuenta con una característica muy particular, y es que la mayoría de sus miembros son mujeres provenientes de clases populares, quienes realizan tareas de limpieza del cementerio local, baños públicos y, en algunas ocasiones, albañilería en playones barriales, además de la clasificación de RSU para posteriormente reciclarlos.
Al mismo tiempo, tanto la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) están delineando constituir grupos de investigación y extensión que aborden de forma integral e inclusiva el concepto de salud. Este mismo quedó amplificado al asociarse con medidas de mitigación, resiliencia y adaptación a los cambios socioambientales que ya han comenzado. De esta manera, se busca contribuir a la promoción de las capacidades humanas de la población con la finalidad de mejorar la calidad de vida a través del impacto de sus acciones (Breilh, 2013).
La experiencia de extensión pretende que las organizaciones de base territorial aumenten su capital social y cultural a partir de la formación de sus integrantes más activos y que, posteriormente, la información, reflexión y contenidos de los espacios de formación puedan ser compartidos con el resto de los miembros de las organizaciones y con los vecinos de los barrios en los que se inscribe el trabajo territorial. Se apuesta a que las metodologías de trabajo puedan servir para el tratamiento de otros temas y para el fortalecimiento de la organización (Apella, 2012).
El proyecto apunta a la construcción de un nuevo concepto de “cuidado”, tomando la ciencia como una herramienta fundamental para reconocer la importancia que tiene la generación de conciencia social, desde el enfoque de justicia ocupacional (Townsend y Whiteford, 2007), entendida como la promoción de un cambio social y económico para incrementar la conciencia individual, comunitaria y política, los recursos y la igualdad de oportunidades para el desarrollo de ocupaciones que permitan a las personas alcanzar su potencial y experimentar bienestar.
Para poder abarcar las diversas dimensiones que atraviesan la salud se conformó un grupo interdisciplinario, el cual, a su vez, se dividió en tres subgrupos de distintas áreas de la universidad, con funciones diferenciadas entre ellas, asesoramiento y consultas. Se agruparon investigadores, docentes, no docentes y estudiantes en áreas como salud clínica (enfermera, médicos/as y bioquímica), socio-ocupacionales (sociólogas, terapistas ocupacionales, licenciadas en ambiente) y ambiental (terapistas ocupacionales y licenciadas/os en ambiente y energías renovables). Se realizaron reuniones mensuales del equipo de salud socioambiental para cruzar y transversalizar los datos, observaciones y registros etnográficos tomados en cada salida a campo. Atento a ello se buscó también la intervención de los/las estudiantes durante la cursada en proyectos institucionales, capacitaciones en áreas específicas, en grupos de investigación, en grupos u organizaciones comunitarias (barriales), con la finalidad de diseñar, implementar, evaluar y comunicar experiencias de intervención no curricular en contextos como centros de salud y/o comunitarios y en este caso cooperativistas entre otros (Ferrero et al., 2019). Estas intervenciones denominadas prácticas extensionistas o “salidas a campo” pretenden aplicar estrategias de participación que más allá de formatos en las que puedan desarrollarse “se asientan y construyen una relación donde se pone en juego el conocimiento como capital para satisfacer necesidades (SEU-UNC, 2011). Asimismo, durante el periodo 2022 se realizaron vinculaciones entre entidades públicas (UNVM, Instituto de extensión e Instituto de investigación) y la Municipalidad de Villa María (Áreas de salud y Subsecretaría de Medio Ambiente), Centro de Educación popular para la infancia y la adolescencia (CEPIA), quienes otorgaron los avales para poder desarrollar las actividades constructivas de extensión.
Este proyecto articula acciones heterogéneas con actores institucionales a favor de mejorar dichos procesos productivos y las propias condiciones laborales y sociales de estas mujeres, centrando esfuerzos en la concientización social y en el cuidado del ambiente.
Según Bordehore (2001), la satisfacción de las necesidades humanas depende fuertemente de dos componentes: la tecnología y las condiciones ambientales.
Muchas veces, los procesos productivos generan fuertes impactos con efectos negativos en la calidad de vida de los pobladores (Bordehore, 2001). Una sociedad que ignora los impactos de sus acciones, difícilmente pueda alcanzar objetivos de conservación o de sostenibilidad socioambiental.
La salud física y mental está influida no solo por la forma en que interactuamos mediante los contactos sociales, sino por cómo tratamos al medio ambiente y sus consecuencias (Moreno Sánchez, 2022). Se debe tener en consideración, además, los determinantes sociales y culturales, de educación, empleo, equidad de género, entorno ambiental y social, entre otros, a través de la intervención comunitaria.
El diálogo de los diversos actores opera desde el pensar el ambiente como espacio para habitar y que permita construir comunidades más saludables y diversas como camino a la inclusión desde esta ocupación colectiva. La operación de estrategias biopolíticas sobre la población, si bien contribuye a un complejo entramado, no es invulnerable (Fernández y López, 2005). Esta condición de lo histórico social puede crear algunas condiciones de resistencias y/o transformación.
El concepto de vulnerabilidad social está asociado a la exposición a cada amenaza y va a variar en función de estas, en cuanto a la sensibilidad y capacidad adaptativa. Esta se relaciona con los medios de vida de la persona o agrupaciones comunitarias, es decir niveles de educación y seguridad laboral, características del barrio como tipo de actividad que desempeñan, centros médicos cercanos y también los recursos de la comunidad, como la cantidad de líderes y los programas municipales en sobre gestión de riesgo, educación ambiental, entre otros. Los procesos de vulnerabilización económico-social implican modalidades de subjetivación específicas, por lo que es necesario diferenciar clases sociales de pertenencia histórica, géneros, zonas de procedencia familiar ya que estas diferencias se expresan en potenciales diferenciales de resistencia y enfrentamiento de los procesos de exclusión social de los cuales sus posiciones de vulnerabilidad constituyen un riesgoso paso previo (Fernández y López, 2015).
El tratamiento de los problemas ambientales es parte inherente a la salud integral, por ello los equipos deben desarrollar estrategias de abordaje interdisciplinar de los riesgos en los individuos y en las comunidades. Algunos de los puntos más salientes de una gestión de salud socioambiental son: la dimensión local de los impactos del ambiente, la identificación de los riesgos, la magnitud de la exposición, la capacitación de los profesionales y la vigilancia de eventos relacionados a la educación ambiental.
Todos estos parámetros fueron tomados en cuenta a la hora de trabajar junto a una cooperativa dedicada a la recolección y clasificación diferenciada de residuos, a la toma de indicadores socioambientales dentro de la misma y al trabajo comunitario en un barrio popular de la localidad de Villa María, donde actualmente no cuentan con un servicio de diferenciación de RSU óptimo. No es dato menor que la mayoría de las trabajadoras residan en él, por lo tanto vemos que la intervención articulada con la universidad es necesaria para comenzar con posibles cambios benéficos para todas las partes interesadas.
La salud se encuentra, de manera innegable, estrechamente vinculada con el ambiente y la perspectiva de género: desde el origen de la producción de medicamentos en plantas y minerales, las enfermedades con carga ambiental (existencia de enfermedades zoonóticas), la elaboración de productos químicos que afectan de manera diferente a hombres y mujeres (los disruptores endocrinos, por ejemplo) por mencionar solamente algunas de ellas.
Dentro de este marco, el proyecto de extensión lleva a cabo diferentes acciones interdisciplinarias y transversales, abarcando el concepto de salud de una forma integrada e inclusiva desde una perspectiva física, social ocupacional y medioambiental. A partir de un anterior acercamiento, fue posible reconocer la importancia de proponer y construir un espacio de cuidado y escucha hacia las mujeres trabajadoras de la cooperativa. En definitiva, desde la propuesta de Puig de la Bellacasa (2017) intentamos “pensar con cuidado”. Las implicaciones sociales, éticas, políticas, morales y culturales no solo permiten advertir los aportes, en este caso, de las mujeres en la reproducción de la vida en una matriz de desigualdades locales, sino que también es un lente para producir conocimiento de otra manera (Haraway, 2019).
El cuidado no es solo preocuparnos por algo; tiene una dimensión activa, que implica responsabilidad; esto es, involucrarse en los asuntos del conocimiento desde un compromiso ético y político.
Como se mencionó previamente, algunas trabajadoras viven y actualmente trabajan en el barrio Las Playas y el vertedero. Dichas labores las exponen, a la presencia de múltiples contaminantes ambientales producto de la mala separación de los RSU por parte de la población, como así también a temperaturas variables y a veces extremas (según la estación) por realizar parte de su trabajo al aire libre, y a posibles focos de infección dentro de los baños públicos. En la actualidad se está construyendo un nuevo Centro de Gestión Ambiental que proyecta mejorar y mitigar dichas condiciones. Entre los problemas relacionados a la salud ambiental en gestión de residuos se encuentran: presencia de plagas, especialmente los roedores y cucarachas; la acumulación de agua que favorece la reproducción de vectores que transmiten diferentes enfermedades; quema de los residuos domiciliarios, electrónicos o de cables (para la extracción del cobre) que provoca patologías pulmonares en quienes están expuestosa eso; contaminación de suelos por lixiviados (que suelen contener diversos tóxicos); manipulación de objetos corto-punzantes que generan heridas, cortes e infecciones; y déficit de higiene que infecta heridas preexistentes (Galoli, 2019).
En este marco complejo es posible afirmar que las integrantes cumplen en simultáneo con diversas prácticas productivas que no suelen ser valoradas ni visibilizadas por la sociedad, el Estado y el mercado (Faur, 2014). El conjunto de estas determinaciones sociales genera resultados de salud desiguales que consideramos injustos y prevenibles debido a su origen socioeconómico. Estas desigualdades sociales en salud (DSS) se manifiestan sistemáticamente a través de características como el género, la clase social, la edad, etnia y el territorio (SIBSA-SESPAS, 2022).
En sincronía con lo mencionado anteriormente, se destaca la participación activa de las mujeres en el sostenimiento de las tareas de reproducción, es decir, en las actividades domésticas y en las de cuidado, para mantener, mejorar y reparar el mundo común (Tronto, 1987).
Urge entonces una distribución justa y equitativa de los beneficios, como lo es el cuidado en su construcción más amplia, así como una transformación estructural de la organización social, moral y política del trabajo que cuestione la división generalizada y social del mismo (Daly & Lewis, 2000), en pos de reconocer los aportes de las mujeres, jóvenes y niñas a lo largo de las cadenas de valor, de producción en la ciencia y en la generación de conocimientos.
La comprensión de las problemáticas socioambientales mencionadas involucra la aproximación a múltiples dimensiones que la transversalizan, es por ello que se realizó un enfoque socioambiental abordando diversas intersecciones de dicha conflictividad; entre ellas: ambiente, salud, trabajo y perspectiva de género. Este trabajo tiene como telón de fondo el objetivo de articular la universidad con los sectores populares, generando espacios de diálogo y aprendizaje para todos y todas las participantes, sean estos provenientes de los barrios como del ámbito universitario (Apella, 2012).
En un inicio, algunas de las modalidades propuestas fueron realizar observaciones previas en la institución que correspondía para reconocer el contexto y diseñar una intervención. Además, se realizaron entrevistas previas al armado del proyecto de investigación-extensión con la presidenta de la cooperativa para conocer las necesidades más relevantes de la misma y codiseñar el plan en base a lo establecido. De las entrevistas previas participaron representantes de varios sectores institucionales.
Posteriormente se acordaron e implementaron salidas que, si bien contaban con una planificación previa, tenían como premisa la flexibilidad, la cual permitía la apertura a nuevas ideas o propuestas por parte de los/as integrantes del equipo extensionista y de las trabajadoras de la cooperativa. A través de ellas se construyeron colectivamente propuestas de intervención y educativas intentando lograr así las metas planteadas (planificaciones de salidas, talleres).
El contacto con los/as participantes no resulta entonces una relación unilateral en la que alguien podría tener el saber y “se lo transfiere” a otras/os como si fuera un público receptor, sino que implica aprender a trabajar con grupos de diferentes características socioeconómicas y culturales. (Gezmet, 2014).
Desde el equipo interdisciplinario se ofrecieron diferentes actividades en las áreas extensionistas, entre las cuales se encuentran :
• Talleres sociales: mirada hacia el protagonismo de las mujeres trabajadoras
La propuesta de los talleres con las mujeres de la cooperativa 7 de Febrero, la que fue denominada “la siesta de las proletarias: un tiempo fuera de tiempo”, surgió en relación a un previo acercamiento e investigación exploratoria donde se reconoció poder proponer y construir un espacio de cuidado y escucha hacia las mujeres trabajadoras.
Esta proposición se inspira en la lectura del texto de Rancière: “La noche de los proletarios. Archivos del sueño obrero” (2017), que narra sobre un grupo de obreros que en 1830 habían decidido no soportar más lo insoportable: no exactamente la miseria y los bajos salarios, sino más fundamentalmente el dolor del tiempo robado cada día para trabajar la madera o el hierro. Por ello, por la noche, ellos se escapan para leer poesía, discutir temas de interés y crear un periódico.
Es desde aquí que la intención principal de trabajo fue sostener un espacio-tiempo fuera de la lógica de reproducción, donde el cuidado se desplegó hacia cada una de las participantes y tejió entre ellas como grupo. En cada encuentro pudimos compartir comida saludable, música, videos, literatura y actividades en clave de educación popular que inspiraron a la reflexión, expresión y la participación sobre temáticas de la vida cotidiana y de interés del grupo, pudiendo de esta manera conocerlas y crear lazos, para en una siguiente instancia poder dar pie a otras acciones relacionadas con la economía circular y la perspectiva de género. Por este motivo es que metodológicamente trabajamos desde la perspectiva del protagonismo (Morales y Magistris, 2019) y la educación popular (Freire, 2005).
En cuanto a las reuniones, que buscamos sostener cada 15 días entre nosotro/as y las mujeres de la cooperativa, sosteniéndose dentro de una de sus instalaciones, con una duración de una hora y media aproximadamente, se intentó que este horario elegido ocupara el menor tiempo laboral, ya que poder reunirnos en otro momento se complicaba, considerando que la mayoría dejaba su trabajo y se dirigía a su hogar a cuidar de su familia.
Contamos con la participación de gran parte de las trabajadoras. Entre 25 y 30 mujeres se fueron acercando al espacio ofrecido, a lo largo de los cuatro talleres que se dieron en esta primera etapa del proyecto extensionista.
Se desarrollaron actividades colectivas e individuales para poder indagar en las trayectorias y posiciones de género, clase y generacional del grupo, para de esta manera poder comprender sus experiencias laborales y sociales dentro del espacio. Tuvimos en cuenta distintos dispositivos desde la lógica de educación popular, tales como rondas que habilitaron las voces de las demandas e interpelaciones y así poder favorecer los diversos intereses y disposiciones de las mujeres que participaron, en pos de redefinir la propuesta ante cada encuentro.
• Controles de salud: posibilidad para co-crear cuidados transformadores
Para poder examinar el estado general de salud clínica y toma de índices socioambientales, estudiantes avanzados de Medicina y personal de salud se trasladaron a los diferentes lugares donde las integrantes de la cooperativa ejercen su trabajo, como lo son: el cementerio “La Piedad”, el vertedero municipal, playones municipales y baños públicos del “Parque de La Vida”. Los horarios y días de encuentro se acordaron en relación a las posibilidades de las trabajadoras, siendo los mismos realizados cada 15 días, durante cuatro meses, hasta lograr la participación de todas las interesadas; posteriormente, se continuó la vinculación a través de una “guardia pasiva”, mediante contacto telefónico con la referente de la cooperativa, a fin de co-crear intervenciones frente a situaciones que pudieran suscitarse.
Entre las actividades realizadas por el subgrupo de salud, se llevaron a cabo controles clínicos de rutina consistentes en anamnesis y examen físico. En el primero, se indagó sobre antecedentes personales, de inmunizaciones, patológicos previos, epidemiológicos y heredofamiliares. En lo que respecta a examen físico, se controlaron signos vitales, estado de conciencia, auscultación cardíaca y auscultación pulmonar. Al mismo tiempo se realizaron encuestas semiestructuradas, donde se tomaron datos relacionados a indicadores de salud socioambiental, los cuales fueron analizados con métodos estadísticos para confeccionar mapas de vulnerabilidad social.
Cabe destacar que los espacios de encuentro enriquecieron el vínculo entre los/as integrantes del equipo de salud y las trabajadoras, dando lugar a la posibilidad de compartir experiencias personales, familiares y laborales transitadas por las compañeras, como así también, sentires y pensares sobre las mismas. Esto propició el conocimiento y comprensión sobre percepciones, representaciones y las diferentes realidades vivenciadas, como así también dio lugar a la generación de charlas enmarcadas en la estrategia de educación para la salud, partiendo de los conocimientos previos y necesidades sentidas por las participantes, promoviendo de esta manera el fortalecimiento individual y la toma de decisiones que posibiliten la transformación de sus realidades.
• Ambiente: de la universidad al barrio, un encuentro con los vecinos/as
En el marco del área socioambiental se llevaron adelante diversas acciones extensionistas promoviendo la intervención de la comunidad del barrio Las Playas en la separación de residuos donde actualmente no cuentan con un servicio de diferenciación en RSU óptimo. Como se explicó anteriormente, gran parte de las trabajadoras de la cooperativa residen en él, por lo tanto esta intervención articulada con la universidad es necesaria para comenzar con posibles cambios beneficiosos para todas las partes interesadas.
El grupo conformado por docentes y estudiantes de diversas áreas mencionadas con anterioridad realizó un mapeo del barrio, el cual permitió detectar instituciones de referencia, geolocalización de colectores de residuos reciclables. Los aportes brindados por parte de las trabajadoras de la cooperativa junto al recorrido barrial permitió delinear diversas acciones.
A partir de este mapeo se acordó con las trabajadoras la colocación de nuevos colectores de residuos reciclables dentro del barrio Las Playas para facilitar su recolección y evitarles a los vecinos traslados extensos; así se lograría mayor accesibilidad y compromiso. Junto a ellas se confeccionaron infografías que se repartieron bajo la modalidad del “puerta a puerta”, para fortalecer la información.
Además se llevaron a cabo talleres presenciales con la participación de aquello/as que deseaban asistir, en donde mediante infografías y conversatorios se compartió información relacionada tanto a la salud socioambiental como a la correcta separación de los residuos reciclables y donde deben disponerlos en el barrio.
Estas acciones además pretendieron acompañar a las trabajadoras de la cooperativa que llevan a cabo un registro del volumen de residuos previo a las actividades mencionadas, con el fin de poder obtener datos “cuantificables” relacionados a su eficiencia.
Los aportes de los talleres, la infografía y la información brindada desde el grupo quisieron evidenciar el posible aumento del volumen de residuos a reciclar, lo que proporcionó el indicativo de que las acciones de educación ambiental en el barrio fueron beneficiosas. Además, este registro servirá a la hora de realizar análisis estadísticos y abordar posibles acciones futuras con la finalidad de aumentar el volumen del material reciclado que es el que proporciona uno de sus principales ingresos.
La investigación participativa puede definirse como un método de estudio y acción que va al paso con una filosofía altruista de la vida para obtener resultados útiles y confiables en el mejoramiento de situaciones colectivas, sobre todo para las clases populares (Ferrero et al., 2019). No obstante, presenta diversos desafíos, entre ellos la construcción del trabajo interdisciplinar y las vinculaciones entre instituciones. Según Fals Borda, en los orígenes de la propuesta de la investigación participativa confluyen “tres grandes retos” que tienen que ver con el plano epistemológico de la propuesta: el primer reto, “las relaciones entre ciencia, conocimiento y razón; el segundo, con la dialéctica entre teoría y práctica; y el tercero, con la tensión entre sujeto y objeto” (2010, p. 241). En el presente trabajo, dichos retos estuvieron a la orden del día. No solo por la dificultad de relacionar puntos de encuentros entre las diferentes disciplinas académicas dentro de la universidad (las cuales continúan siendo trabajadas mediante una escucha activa entre compañeras/os, preguntas disparadoras y charlas sobre las vivencias en campo durante su desarrollo) sino entre las diferentes instituciones. Cada una de ellas presenta tiempos y dinámicas laborales dispares, los cuales de cierta manera dieron lugar al segundo reto planteado: trasladar lo aprendido y co-construir en la práctica dinámica nuevos conocimientos y paradigmas surgidos de relaciones horizontales. La escucha activa a las trabajadoras y cuidadoras de la cooperativa, sus puntos de vista en las actividades realizadas, su manera de entender el cuidado, la salud, la desigualdad entre otras vivencias, evidenciaron que difieren muchas veces de la teoría académica aprendida. Se nos presentan interrogantes que lejos de ser “dificultades” son disparadores de nuevas preguntas, nuevas acciones o intervenciones que permiten vincularnos de una forma más cercana y empática, tanto con la cooperativa como con la comunidad barrial. Por último y no menos importante, el tercer reto hace referencia a la relación íntima que va más allá de cualquier sujeto de investigación-intervención con las/os participantes. Nos invita a corrernos de nuestras “zonas de confort” buscando siempre el entendimiento, la comprensión y sobre todo la empatía. Busca conectarnos desde el aspecto humano, entendiendo que hay puntos que no son objetivos de desarrollos, sino derechos que deben ser revalorizados, respetados y comprendidos en su máxima expresión.
A partir del desarrollo del proyecto “Construcción de con-ciencia ciudadana y análisis de la salud socioambiental articulando los saberes de la Cooperativa 7 de Febrero Limitada”, se busca clarificar el estado de salud en su concepto más integral de las mujeres trabajadoras. Asimismo, se espera una mayor comprensión de la misma y su complejidad, por parte de las compañeras, tanto a nivel personal como comunitario, mediante la participación en los controles médicos y estudios complementarios a realizarse, así como también abrir espacios de diálogo y acompañamiento. Se busca una nueva construcción colectiva relacionada al concepto de cuidado integral para una/o mismo en equilibrio con su medio.
Por otro lado, en relación a la dimensión ambiental, hay expectativa de un aumento en el volumen de los residuos reciclables que recolectan las trabajadoras, debido a las múltiples actividades desarrolladas y que se tienen por delante (acompañadas también por otras instituciones), lo cual traería de la mano una mejora económica para la cooperativa como consecuencia del aumento en las ventas del material recuperado y reduciría la generación de microbasurales dentro del barrio que son puntos de exposición a diversos vectores de enfermedades y accidentes, a la vez que deterioran la calidad ambiental de la comunidad. Teniendo en cuenta que el residuo recolectado es óptimo, los talleres de capacitación en primeros auxilios y uso de elementos de protección personal, colaborarían a tratar de disminuir el riesgo a la exposición de materiales peligrosos en las trabajadoras. Al mismo tiempo, se aspira a generar saberes colectivos y de concientización ambiental (que ya poseen las compañeras) y transferirlo a industrias y a la comunidad en general del barrio Las Playas.
Para finalizar, los antecedentes del presente proyecto de extensión guiarán otras acciones de investigación sobre economía circular, cuidado y género.
Se agradece a la Municipalidad de Villa María, a la Cooperativa “7 de Febrero Limitada”, al Instituto Académico y Pedagógico de Ciencias Humanas y a la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Villa María por el apoyo en el presente trabajo.
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