Extensión universitaria y memoria (Buenos Aires, 2014-2020)

University extension and memory (Buenos Aires, 2014-2020)

Autoras:

Tona, M. B. y Oddone, M. V. (2023). Extensión universitaria y memoria (Buenos Aires, 2014-2020). Revista Masquedós, 8(9), 1-20.

Sección: Enfoques

Recepción: 01/06/2022 Aceptación final: 10/02/2023

Resumen

El presente trabajo analiza cómo los cruces entre la extensión universitaria y la memoria permiten poner en valor las trayectorias de vida de aquellos sujetos subalternos cuyas voces se encuentran excluidas de las fuentes históricas tradicionales. Para ello, nos centramos en el caso del Proyecto de extensión universitaria (PEU) Historia y memoria rural. La recuperación de la memoria histórica y la pertenencia identitaria en el mundo rural bonaerense, que se desarrolla en el marco de la Secretaría de extensión universitaria de la Universidad Nacional de Quilmes. La metodología utilizada es cualitativa y se basa en el análisis de un corpus de material que incluye entrevistas, registros de campo y relatos (orales y escritos).

Palabras clave: extensión universitaria, historia y memoria rural, Universidad Nacional de Quilmes, Cuenca del Salado.

Abstract

This article analyzes how the crosses between university extension and memory allow us to value the life’s trajectories of those subaltern subjects whose voices are excluded from traditional historical sources. For this, we focus on the case of the Project of University Extension titled Rural History and Memory. The recovery of historical memory and identity belonging in the rural world of Buenos Aires, which is developed in the University Extension Secretariat of the National University of Quilmes. The methodology used is qualitative and is based on the analysis of a corpus of material that includes interviews, field records and (oral and written) stories.

Keywords: University extension, History and Rural Memory, National University of Quilmes, Cuenca del Salado.

Introducción

Los avances en el campo académico acerca de la temática de la memoria han significado grandes réditos, especialmente para grupos marginales a la historiografía más tradicional (Fraser, 1993; Ricoeur, 1999; Jelin, 2002; De Marco, 2018, entre otros). Esto vincula al hecho de que analizar la memoria permite reconstruir la vida social de los sujetos subalternos, habilitando además nuevas dimensiones de análisis (Schwarzstein, 1990).

En esta línea y siguiendo a Noemí Girbal-Blacha (2013), podemos afirmar que la memoria y la historia regional mantienen una estrecha relación. Los objetos de la cultura material, los lugares de la memoria y los recuerdos personales pueden ser considerados fuentes alternativas, ya que otorgan información que no está disponible en los documentos históricos más clásicos (como por ejemplo censos o normativas). Pero este vínculo entre memoria e historia regional no solo es relevante para el campo académico, sino que también permite sostener en el tiempo los vínculos que la extensión universitaria pretende reforzar con la comunidad. Esto nos ayuda a entender a la extensión universitaria como un diálogo de saberes, en el que ambas partes (universidad y comunidad) se enriquecen del intercambio (Peralta, 2018). El proyecto de extensión universitaria (PEU) Historia y memoria rural. La recuperación de la memoria histórica y la pertenencia identitaria en el mundo rural bonaerense (desde ahora, PEU Historia y memoria rural) es un buen ejemplo de esto, ya que tiene como principal objetivo “despertar el interés por el pasado, el presente y el futuro del desarrollo rural argentino y valorar la pertenencia identitaria de la cuenca del Salado” (Universidad Nacional de Quilmes, Secretaría de extensión universitaria, PEU Historia y memoria rural).

Diversos/as investigadores/as han remarcado la importancia de la extensión universitaria como práctica. Tal es el caso de Carlos Tünnermann Bernheim (2000), quien revisa ese concepto y afirma que, anteriormente, se comprendía que la extensión implicaba una transferencia de conocimientos por parte de la universidad hacia el exterior. Sin embargo, en la actualidad se entiende que hace referencia a aquella experiencia de diálogo y trabajo conjunto entre la institución universitaria y la comunidad, a partir de la cual se construye conocimiento y se persiguen fines específicos. En la misma línea, Magdalena Fresán Orozco (2006) analiza las acciones incluidas en el concepto de extensión de diferentes universidades latinoamericanas. Según esta autora, a través de la extensión, la educación superior puede obtener un gran dinamismo en su vínculo dialéctico con la sociedad. Por su parte, María Liliana Herrera Albrieu (S/f) observa la extensión universitaria en la Argentina y estudia las estrategias gubernamentales sobre esta materia.

El PEU que estudiaremos en esta ocasión organiza encuentros en los museos u otras entidades de partidos que se ubican en la cuenca del Río Salado, en el interior rural bonaerense. A estas actividades de extensión asisten vecinos de diversas edades y profesiones, incluyendo jóvenes estudiantes y adultos retirados . Saladillo, General Paz, General Belgrano, Las Flores, Pila, Castelli y Lezama son los partidos con los que el PEU ha tejido un vínculo, ya sea presencial o a la distancia por la propagación del Covid-19.

El objetivo de este artículo es analizar las experiencias de los/as habitantes de la cuenca que participaron en los procesos de recuperación de la historia y la memoria regional/local que propone el PEU. En este sentido, indagamos en los motivos que los/as impulsaron a asistir a los encuentros del proyecto, así como también en los aportes que realizaron cuando tomaron parte de las distintas actividades. El período de análisis se extiende desde el momento en que entró en vigencia el PEU (año 2014) hasta el 2020.

Para el desarrollo de esta investigación aplicamos una metodología de base cualitativa y analizamos diversas fuentes. En principio, seleccionamos algunos relatos que fueron publicados en el Almanaque PEU Historia y memoria rural, 2014-2017 (Terán, 2018; Genaro, 2018; Costilla, 2018; Iocco, 2018; Uhalt, 2018; Paoletti et. al., 2018). También incluimos otros textos que fueron escritos y presentados de forma oral en las Segundas Jornadas de Museos de la cuenca del Salado, que tuvieron lugar el día 13 de septiembre de 2019 en el Museo Saladillo (Maceira, 2019; Lisondo, Pocki y Trillini, 2019). Además, en abril del año 2020 confeccionamos y realizamos entrevistas estructuradas. Dicho cuestionario fue enviado por correo electrónico a varios/as de los/as participantes del proyecto que habitan en la cuenca, a los/as referentes de los museos en los que actuó el PEU y a los/as docentes e investigadores/as de la universidad que han formado parte del mismo. Recibimos la respuesta de una profesora del Instituto Superior de Formación Docente (ISFD) N°16 de Saladillo, de la responsable del Museo Saladillo y de algunas integrantes y ex integrantes del PEU. En septiembre del mismo año confeccionamos un formulario de Google y recibimos los testimonios de otros docentes/investigadores universitarios y de la responsable del Museo Alfredo Enrique Múlgura de General Belgrano. Estas fuentes nos otorgaron información acerca de la participación de los/as asistentes que residen en los pueblos y partidos que fueron visitados porque los/as entrevistados/as dieron cuenta de las temáticas que ellos/as mismos/as solían llevar a colación a los encuentros del proyecto.

La hipótesis que guía esta investigación es que el vínculo entre historia regional/local, memoria y extensión universitaria permite construir una historia desde abajo, que tiene en cuenta las vivencias de aquellos sujetos cuya experiencia no ha quedado registrada en las documentos históricos más clásicos. Por otra parte, consideramos que las actividades de extensión han fomentado el sentido de pertenencia de los/as habitantes de la cuenca y han nutrido a los/as miembros de la universidad.

Extensión universitaria y subalternidad en la cuenca del Salado

En la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) funciona la Secretaría de extensión universitaria (SEU) de la cual dependen cursos, programas y proyectos de extensión, que son mayormente encabezados por miembros de la comunidad académica . Entre ellos se encuentra el PEU Historia y memoria rural, que se mantiene en vigencia desde el año 2014 y que surgió como una iniciativa de algunos/as de los integrantes del Centro de Estudios de la Argentina Rural (CEAR), quienes por sus temas de investigación ya habían entrado en contacto con el mundo rural y con sus problemáticas (Gutiérrez y Jorge Navarro, 2016).

Este proyecto tiene por objetivo generar espacios donde sea posible vincular los grandes procesos que involucran a la historia rural (argentina, bonaerense) con las vivencias de los distintos miembros de las comunidades emplazadas en la cuenca del Salado que aceptaron sumarse a la iniciativa entre 2014 y 2020. Para ello, trabaja con diversas herramientas (como mapeos colectivos y talleres) apelando a la memoria de los/as participantes en pos de valorizar su protagonismo en las localidades.

Acerca del concepto de memoria, comprendemos que refiere a aquellos recuerdos y olvidos sobre el pasado que tienen lugar en el tiempo presente (Benadiba, 2007). En el campo de las ciencias sociales y humanidades, la memoria es asimismo entendida como un campo de batalla que se encuentra en constante construcción y ebullición, en el que diversos agentes sociales luchan por imponer sus versiones y representaciones del pasado (Ricoeur, 2004; Jelin, 2002).

Puede considerarse que el PEU busca reforzar los vínculos con la memoria rural y construir una historia desde abajo porque permite la manifestación de otras memorias e interpretaciones alternativas del pasado (Jelin, 2002). Según algunos autores como Jim Sharpe (1996) y María Bjerg (2014), la historia desde abajo permite rescatar esas experiencias pasadas aunque ello implique atravesar dificultades vinculadas, por ejemplo, a la falta de fuentes. Pero esta perspectiva pretende, además, “ampliar la audiencia del historiador profesional” (Sharpe, 1996, p. 52), permitiendo que otros sujetos y grupos sociales accedan y participen del proceso de construcción de la historia. Podríamos afirmar que desde abajo hace referencia a aquellos sectores subalternos o no dominantes de la sociedad . En este caso, incluimos a los/as participantes del PEU dentro de esta categoría porque, entre otros motivos, las zonas que habitan han quedado relativamente excluidas de ciertos servicios básicos (como de la salud o la educación secundaria o superior), sobre todo aquellas localidades rurales que están alejadas de las cabeceras de los partidos (Carbonetti y Álvarez, 2013). La región en la que residen no se ubica en el centro de la provincia de Buenos Aires, sino en su interior, que por distintos factores y procesos se ha ido despoblando desde mediados del siglo XX. Asimismo, tal como mencionamos anteriormente, las vivencias de estos sujetos no han sido del todo atendidas por la historiografía más tradicional. Recuperarlas permite complejizar la historia oficial o de los grandes hombres, que es hegemónica y que se difunde en algunas instituciones educativas, ya sean de nivel primario, secundario o superior. Cabe aclarar que al caracterizar a los/as participantes del PEU como sujetos subalternos también incluimos otros condicionantes, como por ejemplo el género, la identidad y la migración, ya que en ocasiones la cultura migrante o las experiencias femeninas en zonas rurales representan la alteridad, desde un punto de vista urbano-céntrico.

Las actividades del PEU se desarrollan en la cuenca media del río Salado. Este curso de agua se extiende mayormente sobre la provincia de Buenos Aires y comprende nueve millones de hectáreas que representan aproximadamente el 30% de la superficie total de la provincia (Cieza, 2006). Nace en la laguna El Chañar, en el sur de Santa Fe, y desemboca en el Río de la Plata, en la Bahía de Samborombón. Asimismo, el río presenta de manera reiterada inundaciones que afectan a las localidades y pagos rurales de los 56 municipios bonaerenses que atraviesa. En lo que respecta a la cuestión económica, posee un perfil fundamentalmente agrario, en el que predomina la cría de ganado vacuno y el cultivo de tipo extensivo, aunque junto a las grandes estancias conviven las pequeñas y medianas empresas agrícolas, “constituyendo una matriz heterogénea de unidades productivas” (Cieza, 2006). En cuanto a sus principales problemáticas, es posible mencionar que desde mediados del siglo pasado, múltiples familias rurales están migrando hacia zonas urbanizadas. Esto se vincula, entre otras cuestiones, al cierre del ferrocarril provincial, al avance del agronegocio y a las inundaciones, que repercuten en las pequeñas y medianas empresas agrícolas. A esto se le debe sumar que el Gran Buenos Aires atravesó una importante industrialización que lo llevó a convertirse en un polo atractivo para los migrantes provenientes de la cuenca del Salado y de otros pueblos rurales. Desde el punto de vista de la historia y la memoria, podríamos decir que estos procesos se han constituido como hitos -en ocasiones traumáticos, por lo que han implicado en términos culturales e identitarios- que precisan recuperarse para poder ser problematizados o al menos explicados desde el punto de vista de los protagonistas de esas historias.

La dinámica de las actividades de extensión

Desde su primer año de ejecución (2014), el PEU consolidó nexos con los museos locales de Saladillo, General Paz, General Belgrano, Las Flores y Pila, que son los partidos en que se desarrollaron todas sus actividades de extensión. Como producto de esa vinculación, en el año 2017 surgió la Red de museos de la cuenca del Salado que tiene por objetivo fortalecer los lazos, el diálogo y el intercambio entre estas entidades municipales, como así también preservar el patrimonio cultural de las comunidades (Rodríguez y Milicich, 2018). En un principio, la Red estuvo integrada por el Museo Alfredo Múlgura de General Belgrano, el Museo Histórico Alfredo Almada de Las Flores y el Museo Saladillo del partido homónimo. Luego se incorporaron otros museos, como por ejemplo, el Museo Histórico Regional Marta Inés Martínez de General Paz y el Museo Histórico Juan Manuel de Rosas de Pila, entre otros .

A los encuentros suelen asistir alumnos/as de escuelas rurales o urbanas, estudiantes de institutos terciarios, maestros/as, profesores/as, miembros de entidades agrarias y cooperativas, personal de instituciones municipales y miembros de la comunidad en general. En este sentido, el intercambio que se genera resulta rico tanto para los lugareños como para el grupo de extensión en cuestión, que mantiene la particularidad de ser diverso e integrar tanto a docentes investigadores como a becarios/as y estudiantes . La riqueza reside en que la diversidad de trayectorias y experiencias de vida (origen, cultura, constitución familiar, educación, género) permiten ampliar los saberes y las miradas de cada asistente, contribuyendo en la formación de nuevos puntos de vista sobre las temáticas trabajadas.

Es importante mencionar que, según el testimonio de la codirectora Celeste de Marco, a los encuentros del PEU concurren más adultos mayores que jóvenes (Entrevista 10). Lisandro Rodríguez, ex integrante del proyecto, sostiene que las diferencias en la participación estaban vinculadas al grupo etario (aunque las categorías niño/a, joven y adulto/a mayor son sociales y no se limitan a la edad). Particularmente, a Lisandro le resultó interesante que entre los/as presentes hubiera jóvenes preocupados por la historia rural (Entrevista 12).

Las formas de intervención implementadas en el proyecto son diversas y han ido cambiando en el tiempo. En las primeras ediciones se realizaron algunos seminarios-taller en los que “se reforzó el conocimiento de los lazos entre la historia nacional, la provincial y la local” (Gutiérrez y Jorge Navarro, 2016, p. 13). Al inicio, las actividades del proyecto eran de carácter expositivo y asociadas a la ruralidad bonaerense y posteriormente entre 2018 y fin de 2019 se pasó a un planteo más participativo. En una segunda etapa se incrementó la participación de los/as asistentes mediante consignas y actividades. Entre 2018 y 2019, se incorporó la técnica de mapeos colectivos , que permitía que los/as participantes completaran mapas de las localidades urbanas o rurales ubicando sus hogares y otros lugares significativos que pueden o no seguir funcionando en la actualidad. En este tipo de encuentros surgieron relatos y discusiones en torno a problemas o temáticas comunes que atraviesan al mundo rural; por ejemplo, las implicancias del despoblamiento en los pueblos, entre las que se encuentra el estancamiento de la actividad económica. Otras actividades que permitieron reunir a participantes de los pueblos que recibieron al PEU fueron las Primeras y Segundas Jornadas de Museos de la cuenca del Salado . Allí se expusieron testimonios, investigaciones, poemas, canciones, recetas, fotografías y objetos históricos con el objetivo de enlazar experiencias locales y regionales. Varios de los relatos y de las investigaciones que los/as participantes han confeccionado en el marco de las diversas actividades que tuvieron lugar entre 2014 y 2017, fueron publicados en el Almanaque PEU. Historia y memoria rural, texto que emula los viejos anuarios rurales.

Durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio que se dispuso por la expansión del Covid-19 en la Argentina, se organizaron talleres y charlas virtuales de manera asincrónica ya que no fue posible organizar encuentros presenciales con fines educativos.

La dinámica de las actividades propuestas para cada año y cada localidad van transformándose por la propia intervención de los/as participantes, por el conocimiento que se adquiere de lo local, etcétera. En ocasiones se presentan dificultades vinculadas a la asistencia en días de lluvia por ejemplo; sobre todo si los encuentros se realizan en localidades rurales que poseen calles de tierra. Pero más allá de estas cuestiones, la recuperación de la memoria siempre tiene lugar de alguna u otra manera, ya que a los/as habitantes de la cuenca mayormente los/as entusiasma contar sus vivencias, dialogar con otros sobre el pasado.

Recuperando otras memorias: aportes a la reconstrucción de la historia local

Como mencionamos anteriormente, las actividades del proyecto se centran en la recuperación de la memoria y en sus cruces con la historia, en volver a los recuerdos por medio de objetos como bien puede ser una fotografía familiar que dé cuenta, por ejemplo, de la inmigración, del ferrocarril, entre otras temáticas. En este sentido, los ejes que se trabajan en los encuentros son en ocasiones escogidos por los/as integrantes del PEU, otras veces se seleccionan luego de reuniones con los miembros de los museos o de las entidades locales con las que se establece el vínculo institucional. En otros casos, es durante el transcurso de las actividades cuando surgen recuerdos sobre temáticas que no habían sido previamente elegidas . Pero lo interesante es que las remembranzas de los/as participantes siempre aportan información o nuevas miradas sobre los temas o problemas que suelen abordarse en el campo de la historia rural y agraria bonaerense.

En cada una de las localidades visitadas, la comunidad “siempre se remite al pasado de su pueblo, a cómo era su vida cotidiana”, dice Marcelo Navarro, otro ex integrante del PEU (Entrevista 8). Según las entrevistas analizadas, aludir a los recuerdos es algo común entre los/as participantes, principalmente a aquellos recuerdos de la infancia. Otros dan cuenta de sus experiencias en el agro, haciendo comparaciones entre la actualidad y diferentes momentos de su infancia como también de su juventud”, comenta Maximiliano Magallán (Entrevista 11).

En vínculo con la cuestión de la infancia, la vida escolar aparece como un eje fundamental, ya que es una temática que surge con recurrencia en los encuentros o bien los/as participantes la eligen, por ejemplo, para hacer sus presentaciones en las Jornadas de la cuenca del Salado. Esto puede estar vinculado al hecho de que muchas de las asistentes mujeres se han desempeñado como docentes, ya sea en el pasado o bien en la actualidad. Por lo general, han trabajado o trabajan en escuelas ubicadas en contextos rurales e incluso algunas poseen un pasado rural, es decir, que nacieron, se criaron o residieron en el campo. También está el caso de aquellas que se desempeñan como profesoras de institutos terciarios y que se encargan de formar docentes de distintos niveles (Entrevistas 1, 2, 3, 4, 5, 6). Un elemento en común entre estas últimas entonces es el hecho de que todas o casi todas se enfrentaron o aún se enfrentan a las dificultades que suele implicar la práctica de la enseñanza en el medio rural. Por lo que se puede pensar que esta es una de las variables que las motiva a participar de los encuentros y las actividades que organiza el proyecto. Al respecto de esto, Talía Gutiérrez (2020) afirma que a las escuelas y docentes rurales “se les suele asignar funciones que exceden las de la misma institución y personal en otros contextos” (p.53). Así, “la escuela no solo se piensa como centro orientador de la familia, sino también de la comunidad, con incidencia directa en el progreso rural” (Gutiérrez, 2020, p. 53). En la actualidad esta situación se agrava debido a que muchas unidades educativas están perdiendo matrícula y corriendo riesgo de cierre por el despoblamiento rural, lo cual tiene fuertes consecuencias en la socialización de los niños (Poggi y de Arce, 2018) y conduce al personal docente a recurrir a ciertas prácticas para evitar que esto suceda, como por ejemplo, convocar alumnos de zonas urbanas para aumentar la matrícula (invitándolos o incluso ofreciéndose a trasladarlos).

En los encuentros, la reflexión sobre esas cuestiones aparece de manera reiterada y constante, en parte porque las mismas maestras las llevan a colación, visibilizando escenarios escolares complejos a través del relato de sus propias experiencias o historias de vida (Entrevista 5). Según el testimonio de Claudia Calcedo, ex responsable del Museo Saladillo, las maestras jubiladas e incluso otras mujeres con un pasado rural, suelen recordar los cambios que impuso el despoblamiento rural en la vida escolar, en contraposición a un pasado en el cual había una gran cantidad de niños en las escuelas, que por lo general eran establecimientos “en condiciones muy humildes, tipo ranchos ” (Entrevista 2). Asimismo, en algunos de los trabajos publicados en el Almanaque o en los relatos expuestos en las Segundas Jornadas de Museos de la cuenca del Salado, puede verse cómo las ex docentes se encargan de abordar la historia de las escuelas en las que trabajaron, muchas de las cuales ya cerraron. Además, retoman y valoran la agencia de la comunidad educativa en los hitos o momentos claves de esas historias .

Algunas integrantes y ex integrantes del PEU mencionan que muchas de las maestras jubiladas cuentan con ciertos rasgos característicos de ánimo y entusiasmo a la hora de participar, lo cual demuestra la importancia que ejerce en ellas el poder visibilizar sus historias y las de sus escuelas, para que su trabajo y esfuerzo no quede en el olvido (Entrevistas 3, 4, 5, 6 y 7). Según el testimonio de Marina Poggi, “participar de las actividades de la comunidad y ofrecer sus relatos y recuerdos les resulta casi natural. Siempre han sido un componente de referencia en sus espacios y lo siguen ejerciendo desde ese lugar” (Entrevista 3).

En cuanto a las docentes que ejercen en la actualidad, es posible mencionar que algunas participan porque comparten la experiencia con sus alumnos, para quienes asistir a los encuentros puede significar una oportunidad para entrar en contacto con la historia de los partidos en los que habitan y, por lo tanto, la de ellos mismos y la de sus familiares. Otras maestras que se encuentran en actividad e incluso algunas mujeres que se están formando para ser maestras en el futuro, asisten para obtener nuevos conocimientos acerca de la historia y la memoria rural a partir del intercambio con sus vecinos o habitantes de otros pueblos que las superan en edad. A modo de ejemplo, es posible referir al caso del mapeo colectivo que se organizó en la localidad de Polvaredas (Saladillo), para el que se armaron grupos intergeneracionales donde las personas dialogaban acerca de los cambios en el territorio, aportando sus vivencias. Al finalizar la actividad, las estudiantes del Instituto de Formación Docente N°16 de Saladillo destacaron que habían aprendido contenidos y nuevas herramientas para aplicar en las aulas de los jardines o escuelas primarias una vez que estén recibidas (Entrevista 1).

Por otra parte, en los relatos presentes en el Almanaque del PEU (de Arce, Carreras Doallo y Poggi, 2018) puede verse cómo los habitantes de los distintos pueblos y partidos recuperan las historias familiares, destacando las trayectorias de aquellos miembros que llegaron a la zona de la cuenca como migrantes. En el Almanaque se evidencia que otros/as comparten las recetas saladas y dulces que les han sido legadas por sus familias, por lo general por sus abuelas (Paoletti et al., 2018). Por ejemplo, en el texto Quita, Javier Costilla (2018) del partido de Las Flores recupera el relato de vida y la historia de su abuela, quien se dedicó a trabajar como cocinera en una zona rural. También está el caso del relato titulado Hortensia de Melo. Inmigrante y mujer rural, donde Carla Iocco (2018) cuenta la historia de su bisabuela materna . La mayoría de los textos del Almanaque proviene de trabajos finales del seminario-taller de los años 2014-2015 y de actividades específicas de microrrelatos que comenzaron en el año 2016. Los temas propuestos fueron elegidos por las docentes del proyecto y, a su vez, estas temáticas eran parte de las actividades de cada uno de los encuentros.

Al respecto de estos relatos vinculados a las historias de vida y trayectorias familiares, nos parece oportuno destacar el lugar que ocupan las experiencias de aquellas mujeres que residieron o residen en espacios rurales. Como mencionamos anteriormente, en las actividades muchas se ocupan de poner en valor sus historias como docentes. En otras ocasiones recuperan sus recuerdos en el ámbito del hogar o del trabajo agrícola, que muchas veces es el mismo. Este punto es relevante si analizamos la cuestión de la memoria desde una perspectiva de género que entienda las desigualdades de poder que se constituyen entre varones y mujeres en el marco de un sistema patriarcal . Según Jelin (2002), “en la medida en que la socialización de género implica prestar más atención a ciertos campos sociales y culturales que a otros y definir las identidades ancladas en ciertas actividades más que en otras […], es de esperar un correlato en las prácticas del recuerdo y de la memoria narrativa”(p. 107). Esta autora señala que, por lo general, las mujeres introducen en sus narrativas sentimientos y cuestiones vinculadas a la vida cotidiana, ya que sus vidas suelen estar organizadas alrededor de los hechos reproductivos y vínculos afectivos.

Pero esta diferenciación no solo se ve en el qué y en el cómo recuerdan, sino también en las formas de participación que despliegan en el marco del PEU. Algunas de las integrantes y ex integrantes del PEU destacan que las mujeres poseen una grata motivación que las lleva a concurrir a los encuentros y participar (mayormente) de forma activa. En su gran mayoría, las entrevistadas argumentan que a diferencia de los participantes varones, algunas se desempeñan en el marco de las jornadas asumiendo un rol docente, es decir, ayudando en la organización, colaborando en la gestión de la comida de los eventos, proporcionando los materiales solicitados, reflexionando sobre las consignas y debates y explicando cuestiones vinculadas a la vida rural (Entrevistas 3, 4, 5, 6 y 7). Sin embargo, según el testimonio de Ximena Carreras Doallo, en algunas ocasiones “procuran un rol silencioso y de esperar el conocimiento, intervenir poco y limitarse a escuchar, en particular si había personalidades que consideran poderosas o reconocidas en la comunidad” (Entrevista 4). Alejandra Salomón, por su parte, reconoce que “su asistencia se motivaba con la vivificación de los recuerdos, en función de la idealización de una etapa que para ellas fue significativa. Con el proyecto tal vez pudieron revalorizar su labor y transmitir a las nuevas generaciones el amplio conocimiento que portan” (Entrevista 7). Esta dimensión de análisis nos resulta relevante y por eso pretendemos profundizar en ella en futuros trabajos. Principalmente en el aspecto relacional que involucra a la categoría de género.

En síntesis, podemos afirmar que la participación de los/as habitantes de los pueblos de la cuenca en el proyecto de extensión es relevante porque los/as mismos/as comparten sus relatos individuales y familiares de manera colectiva con el resto de los/as asistentes y con los/as integrantes del PEU. De esa manera, contribuyen en los procesos de reconstrucción de la historia de sus pueblos aportando sus miradas sobre ciertos sucesos y ponderando dimensiones de la vida rural que quizá antes no habían sido analizadas o puestas en debate y discusión (la infancia, la vida escolar, la vida cotidiana, las migraciones). Como veremos a continuación, cada comunidad que ha participado de estas actividades, cada uno/a de sus miembros, se relaciona con la identidad del pueblo o localidad a la cual pertenece y a su vez la construye o actualiza, sin importar su edad o condición.

Territorio, identidad y memoria local a través de la extensión universitaria

Si bien cada encuentro del PEU es diferente, en todos ellos los/as participantes “pueden inscribir sus vidas en una trama histórica, pueden verse protagonistas de diferentes procesos del agro bonaerense”, menciona Celeste De Marco (Entrevista 10). Esa trama tiene unas coordenadas territoriales específicas, que son las de la cuenca del Salado. Pero el territorio no puede ser entendido solo como una localización o una división administrativa jurídica, sino más bien como un producto del vínculo entre historia, memoria, espacio e identidad. De esta manera, si bien posee una materialidad necesaria, el territorio es aquí comprendido como un “tejido, una red, una trama de relaciones, de prácticas espaciales de poder que opera en una determinada situación socioespacial” (do Carmo Cruz, 2020, p. 572). El territorio, entonces, nunca está acabado ni cerrado, sino que está en constante construcción y modificación. En ese proceso intervienen diversos factores, como por ejemplo la memoria y la identidad. Este último término ocupa un lugar central en las ciencias sociales desde hace ya unos años. Según algunos autores, la identidad es una categoría multifacética que es difícil de definir y de delimitar (Giddens, 1995; Goffman, 1963; Hall, 1992). Pero lo que sí se puede establecer es que la identidad se encuentra en constante transformación, que es relacional (es decir, que se construye en la interacción) y que se produce a partir de la diferencia, no al margen (Restrepo, 2007). Esto quiere decir que “remite a una serie de prácticas de diferenciación y marcación de un nosotros respecto de un ellos” (Restrepo, 2007, p. 25).

Siguiendo a Erving Goffman (1963) podemos agregar, además, que los individuos generan dinámicas de filiación a partir de las cuales forman endogrupos o exogrupos, y que es en la tensión entre estos dos donde se desarrolla la identidad. Los primeros podrían ser definidos como grupos de pares que proveen identidad a los sujetos que son desacreditados por aquellos que se encuentran en una posición de poder. En los segundos, por su parte, es en donde se valora la adaptación a los estándares corrientes. En este sentido, y retomando a Eduardo Restrepo (2007), es que es posible afirmar que la identidad no solamente remite a la diferencia, sino también, a la desigualdad y a la dominación.

El vínculo entre identidad y territorio es complejo, sobre todo en la actualidad. Según Rogério Haesbaert (2013) estamos vivenciando un proceso de multiterritorialidad que puede significar “la articulación simultánea de múltiples territorios o de territorios en sí mismos múltiples e híbridos” (s/f), lo cual está ampliamente vinculado a los procesos de globalización. En este contexto, y si tenemos en cuenta la cuestión de la subalternidad y la desigualdad, es relevante atender a la invisibilización que los territorios rurales pueden atravesar. En este sentido, uno de los objetivos del proyecto es fortalecer la identidad local en los pobladores de la cuenca del Salado, poniendo en valor aquellas cuestiones que históricamente los han atravesado por formar parte de esa región. Pero en ese fortalecer la identidad adopta nuevas características. De esta manera, se realiza una revaloración territorial que, según la responsable del Museo Alfredo Enrique Múlgura, es relevante para todos/as los/as asistentes debido a que sus experiencias de vida no estaban escritas o plasmadas en ningún libro (Entrevista 9).

Como ex integrante del PEU, Lisandro menciona que algo fundamental es la puesta en valor y la contribución que han realizado los lugareños en tanto actores clave para el desarrollo de la propia comunidad (Entrevista 12). El testimonio de Celeste también da cuenta de esto cuando hace referencia al hecho de que cada participante tiene interés en recuperar las memorias y las identidades en cierto sentido subalternas en el agro pampeano o históricamente menos atendidas. Menciona, además, que el PEU amplía un espacio específico de debate sobre historia local, ya que se nutre de la relación y la identidad rural que están bien arraigadas en los miembros de la comunidad (Entrevista 10).

Además, el PEU permitió el rescate de relatos orales, fotografías y documentos que fueron difundidos en diversas actividades, como así también la creación de la Red de Museos de la cuenca del Salado . Esto último da cuenta de que la identidad regional/ local se vio valorizada, ya que los referentes de los museos se unieron al comprender que los partidos sobre los que actúan poseen problemáticas y características que son similares entre sí (Entrevistas 2 y 9). Según Marcelo, además, el proyecto aportó la posibilidad de posicionar a los museos visitados como espacios de encuentro para el intercambio de experiencias y la producción de conocimientos situados y colaborativos (Entrevista 8).

También podemos retomar a Maximiliano, quien entiende que esta posibilidad de relatar, de poner en palabras y compartir con otros/as una serie de ideas y pensamientos sobre las trayectorias de vida individuales/familiares, fue un elemento crucial a la hora de encontrar sentido y valor a muchas situaciones que transitaron. “Apelar a la memoria y a los recuerdos siempre posibilita la reivindicación de los individuos y de la sociedad”, dice Lisandro, ya que el proyecto fomenta y alienta la participación ciudadana (Entrevista 11).

Para los habitantes de la cuenca, recordar supone volver a su pasado, los emociona y también los insta a realizar un aporte en relación a sus experiencias concretas, que se vinculan a los temas que el proyecto identificaba como relevantes. Celeste menciona que este afán es posible gracias a la identidad rural local que ya los identificaba fuertemente, pero también por la posibilidad de aportar a los temas conversados y trabajados desde sus experiencias, ya que de alguna manera esto ponía en valor sus saberes y sus recorridos vitales (Entrevista 10). Es que, tal como mencionamos, la identidad nunca está fija, sino que en constante construcción. Consideramos que en los encuentros los/as participantes pueden actualizar esa identidad rural pero esta vez poniendo en valor sus propias experiencias, principalmente en el diálogo con otros/as no locales, es decir, con integrantes del PEU y también con otros/as de distintas generaciones.

Podríamos afirmar que el PEU contribuye sembrando la preocupación por la memoria y la historia en sus propios/as protagonistas, que no siempre se consideran a sí mismos/as como tales. De esta manera, habilita un espacio en el cual se fortalece y se actualiza la identidad de los sujetos subalternos que forman parte de un territorio rural y bonaerense (con todo lo que ello implica en términos materiales y subjetivos). Esta tarea es posible gracias a la labor conjunta con los/as responsables de los museos, quienes contemplan que la recuperación de las experiencias personales y colectivas vinculadas a lo rural es una cuestión que resulta de gran importancia para Buenos Aires, provincia que se sustenta sobre una base socioeconómica relacionada a la producción agropecuaria y a la vez a una historia que muestra movimientos migratorios internos e internacionales, que incluyen traslados desde ámbitos rurales a urbanos (Gutiérrez y Jorge Navarro, 2016).

A través de la extensión, los sujetos subalternos que han recibido escasa atención por parte del ámbito académico y de la historia tradicional, es decir, aquellos que han quedado por fuera de la disciplina histórica pueden complejizar el relato histórico oficial, sumando sus voces, dialogando con vecinos/as y trabajadores/as de la universidad. Estos sujetos además construyen territorios complejos, que han atravesado cambios y que han quedado excluidos de ciertos servicios básicos, como mencionamos anteriormente. Por este motivo, fortalecer y además resignificar la identidad y las memorias de las comunidades locales del interior bonaerense es una cuestión de relevancia, tanto para los/as integrantes del proyecto como para los/as participantes.

Reflexiones finales

Con el objetivo de analizar y poner en valor las experiencias de los sujetos subalternos que se ubican en el interior de la provincia de Buenos Aires y que han participado de las actividades del proyecto de extensión Historia y memoria rural, se realizó un recorrido que comenzó reflexionando en torno a la extensión universitaria y la subalternidad en el Salado. En este marco, presentamos al PEU y destacamos su rol en la recuperación de la memoria y la historia local en el interior bonaerense. Asimismo, señalamos algunas de las principales problemáticas que atraviesa la zona de la cuenca del río Salado, entre las cuales destacamos el despoblamiento y falta de servicios básicos en los pueblos rurales.

En un segundo momento, nos referimos a los modos de intervención que adopta el proyecto. Por lo que se demostró que las diversas actividades que organiza son un medio por el cual se pueden resignificar las memorias y poner en valor las vivencias de los sujetos subalternos que habitan en el interior bonaerense. Así, a través de dichas actividades se afianza la identidad revalorizando la memoria rural, que constituye un componente significativo de la historia de sus pueblos, ya que al valorar la memoria podemos abordar la historia rural bonaerense en el diálogo con sus protagonistas.

En tercer lugar, reflexionamos acerca de las temáticas que surgen en los encuentros y entre los recuerdos de los participantes. Entre ellas encontramos a la infancia, la vida escolar, las experiencias migratorias, entre otras, lo cual resulta interesante porque, a pesar de las diferencias, los aportes de los pueblos con los que trabajamos introducen nuevas miradas a problemas comunes del agro bonaerense. Por medio de la experiencia del PEU, entonces, los/as miembros de las distintas localidades visitadas tuvieron la posibilidad de expresarse y brindar su opinión sobre cuestiones que los/as han atravesado a lo largo de sus trayectorias enlazadas. Más allá del recuerdo común en tanto comunidad, cada uno/a de ellos/as puede dar cuenta de sus propias experiencias. Además, relacionan ese pasado con el presente y en ese diálogo se visibilizan voces que no siempre han tenido lugar en la historia más tradicional, como las de las mujeres rurales.

En el cuarto apartado, analizamos los conceptos de territorio e identidad para luego examinar cómo en las actividades del PEU se fortalece y se actualiza la identidad rural de los habitantes de la cuenca, sus semejanzas y particularidades, es decir, una vida dominada por el entorno rural, por una escasa disponibilidad de servicios, por las asistencias a escuelas rurales, por las inundaciones, entre otras cuestiones que caracterizan a esos territorios. Actualizar las experiencias de una vida a partir de un relato puede implicar una apropiación de lo social a través de la subjetividad y reflejar el contexto histórico cultural de pertenencia (Barbieri, 2008). En este sentido, se observa que las actividades culturales son un medio a través del cual estos/as sujetos comunales pueden contribuir en la recuperación de las memorias de sus pueblos, compartiendo información y describiendo la vida familiar, laboral, agraria y rural. Vale destacar que cada uno/a de ellos/as aportó a cada encuentro recuerdos que quedaron plasmados en fotos, revistas u objetos, como también anécdotas y relatos sobre distintas coyunturas históricas. De esta manera, todos/as ellos/as fueron y son elementales, principalmente por el rol que han tenido los/as adultos/as mayores en el proyecto, porque sus contribuciones sobre cuestiones variadas, vinculadas a la historia agraria y su gente no siempre se encuentran presentes en la historia rural pampeana más tradicional. En consecuencia, a través del PEU se pueden descubrir elementos del pasado y el presente rural desde las vivencias de sus propios/as protagonistas ya que, sin ellos/as, la historia de todas estas localidades sería otra.

En síntesis, podríamos afirmar que el PEU logra visibilizar aquellas historias personales y comunitarias. Gracias a la constitución y formación de un espacio de trabajo diseñado por un grupo de docentes y estudiantes, los habitantes de la cuenca pueden resignificar y valorar su pertenencia a un territorio comunal bonaerense a partir de la participación de las actividades que propone este proyecto ya que, como se menciona, los relatos y memorias de los participantes son elementales para dar cuenta de la historia de los pueblos de la cuenca del Salado, a partir de la memoria de sus protagonistas. Igualmente, no debemos dejar de lado las dificultades de inserción en las comunidades por parte de los/as docentes y estudiantes: ganarse la confianza de los/as participantes y las dificultades físicas de acceso (a causa de los caminos y los transportes a los pueblos), son uno de los tantos intercambios que también ponen de manifiesto cómo la identidad local muestra a docentes y estudiantes como externos/as.

Entrevistas

Entrevista 1: Mariela Onis, profesora del Instituto Superior de Formación Docente (ISFD) N°16 de Saladillo, entrevistada por las autoras. 11 de abril de 2020, por correo electrónico.

Entrevista 2: Claudia Calcedo, responsable actual del Museo de Saladillo, entrevistada por las autoras. 15 de abril de 2020, por correo electrónico.

Entrevista 3: Marina Poggi, docente-investigadora de la UNQ y ex integrante del PEU Historia y memoria rural, entrevistada por las autoras. 10 de abril de 2020, por correo electrónico.

Entrevista 4: Ximena Carreras Doallo, docente-investigadora de la UNQ y ex integrante del PEU Historia y memoria rural, entrevistada por las autoras. 11 de abril de 2020, por correo electrónico.

Entrevista 5: Celeste De Marco, docente-investigadora de la UNQ y codirectora del PEU Historia y memoria rural, entrevistada por las autoras. 11 de abril de 2020, por correo electrónico.

Entrevista 6: Alejandra de Arce, docente-investigadora de la UNQ y ex codirectora del PEU Historia y memoria rural, entrevistada por las autoras. 22 de abril de 2020, por correo electrónico.

Entrevista 7: Alejandra Salomón, docente-investigadora de la UNQ y ex integrante del PEU Historia y memoria rural, entrevistada por las autoras. 11 de abril de 2020, por correo electrónico.

Entrevista 8: Marcelo Jorge Navarro, docente universitario y ex integrante del PEU Historia y memoria rural, entrevistado por las autoras. Octubre de 2020, por formulario de Google.

Entrevista 9: Clara María Rodríguez, museóloga y docente, entrevistada por las autoras. Octubre de 2020, por formulario de Google.

Entrevista 10: Celeste De Marco, docente-investigadora de la UNQ y codirectora del PEU Historia y memoria rural, entrevistada por las autoras. Octubre de 2020, por formulario de Google.

Entrevista 11: Maximiliano Ivickas Magallán, Responsable de Relaciones Estratégicas y docente en Universidad del CEMA, ex integrante del PEU Historia y memoria rural, entrevistado por las autoras. Octubre de 2020, por formulario de Google.

Entrevista 12: Lisandro Rodríguez, docente de la UNaM-investigador del CONICET y ex integrante del PEU Historia y memoria rural, entrevistado por las autoras. Octubre de 2020, por formulario de Google.

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