La producción social del hábitat: la universidad, un actor central

The Social Production of Habitat: The University, a central actor.

Miguel Cilley, Lorena Markovina. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina

Palabras clave: Hábitat - construcción social - centralidad - calidad de vida - universidad
Keywords: Habitat, Social construction, Centrality, Quality of life, University
Para citación de este artículo: Cilley, M., Markovina, L.; (2020). La Producción Social del Hábitat: la Universidad, un actor central. En Revista Masquedós N° 6, Año 6. Secretaría de Extensión UNICEN. Tandil, Argentina.
Recepción: 31/10/2020 Aceptación final:05/04/2021

Resumen

El artículo describe una secuencia permanente de trabajos de extensión llevados adelante desde el taller de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería en Olavarría (FIO) – UNICEN integrado por docentes-investigadores, que tienen por objeto participar en el proceso de producción social del hábitat y lograr el mejoramiento de las condiciones socio-habitacionales, urbanas y ambientales de la población, principalmente de sectores de la comunidad en situación de vulnerabilidad.

Los procesos de crecimiento y transformación de las ciudades reflejan espacialmente el sistema socioeconómico vigente y su modalidad de asignación de recursos naturales y culturales, entre ellos, los componentes del hábitat. La forma de distribución que determina el “mercado” ha demostrado, por de más que se realiza de manera extremadamente desigual e inequitativa y apunta, sistemáticamente, a la acumulación y concentración de bienes y capital de cualquier tipo. Por tal motivo, el Estado, en todos sus estamentos, debe constituirse como principal garante del derecho constitucional del acceso a un hábitat digno.

Las actividades de extensión mencionadas destacan el rol central de la universidad y tratan de revertir y minimizar los impactos socio-espaciales de estos procesos de asignación trabajando en forma conjunta con organizaciones e instituciones comunitarias y el Estado municipal en la búsqueda de mejores condiciones del espacio urbano y habitacional para la población.

Se concentran, básicamente, en dotar de condiciones de centralidad urbana a través de proyectos de equipamiento social, espacio público y viviendas –nuevas, ampliaciones, reformas, mejoras constructivas, instalaciones, etc.-.

Abstract

The article describes a permanent sequence of extension jobs carried forward from the Architecture workshop of the Faculty of Engineering in Olavarría (FIO) – UNCPBA which is composed of professors–researchers, who are aimed to participate in the social production of habitat and in achieving the improvement of population housing-society, urban and environmental population conditions, mainly on the most vulnerable sectors of the community.

The city growing and transformation processes reflect spatially the socio-economic current system and its mode of natural and cultural resources allocation, including habitat components. The ways of distribution that are determined by the “Mercado” have clearly shown the unfairness and inequality, systematically pointing to the accumulation and concentration of any type of goods and capital. The State therefore, across all its levels, must become the main guarantor of constitutional access to decent habitat right.

The mentioned extension activities highlight the central role of the University and try to reverse and minimize this assignment process socio- spatial impacts, working together with community organizations and institutions and the municipal State in search of better conditions of population, urban and living space.

They are intended to provide urban centrality conditions through social equipment, public space and housing –new, additions, reforms, constructive improvement, installations, etc.- projects

Introducción

Históricamente el modelo socioeconómico dominante determina la dinámica de la evolución de las ciudades. Esta evolución capitalista de la urbe produce y reproduce la lógica de acumulación del capital propio del sistema generando una significativa “grieta” entre las características y las formas de producción y asignación de las viviendas y suelo urbano, y la necesidad social de alcanzar soluciones habitacionales y de mejoramiento de su hábitat a partir de sus ingresos.

David Harvey, geógrafo inglés, afirma: “(…) las ciudades han surgido mediante concentraciones geográficas y sociales de un producto excedente. La urbanización siempre ha sido, por lo tanto, un fenómeno de clase, ya que los excedentes son extraídos de algún sitio y de alguien (…). Esta situación general persiste bajo el capitalismo, por supuesto; pero dado que la urbanización depende de la movilización del producto excedente, surge una conexión íntima entre el desarrollo del capitalismo y la urbanización” (Harvey, 2008).

Ante esta situación de distribución extremadamente desigual e inequitativa la población expulsada de la posibilidad de acceso a un hábitat socialmente digno, en forma individual, grupal o colectiva, autogestiona con diferentes modalidades su obtención aunque, en gran parte de los casos, con resultados que no alcanzan calidades que garanticen un entorno de vida socio-ambientalmente sustentable.

Hoy, ante la aparición del COVID y la necesidad del aislamiento físico de la sociedad, resulta sustantivo lograr esta mejora urbano-habitacional principalmente en grupos vulnerados porque, como sostiene António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la Conferencia Anual Nelson Mandela:

“El COVID-19 es como una radiografía que revela las fracturas del endeble esqueleto de las sociedades que hemos construido. Expone las falacias y las falsedades por todas partes (…), el mito de que estamos todos en el mismo bote, porque aunque todos flotamos en el mismo mar, es claro que algunos lo hacen en yates de lujo mientras que otros se aferran a los deshechos que quedan a la deriva” (O.N.U., 2020) y detalla con cifras escalofriantes la situación actual quedando en evidencia que la expansión de la enfermedad afecta en forma desigual a los distintos sectores de la sociedad, impactando en mayor magnitud en los grupos más pobres de la comunidad mundial.

En este proceso de producción social del hábitat es fundamental la mirada crítica de la universidad y ser partícipe de las transformaciones socioeconómicas y ambientales necesarias para mejorar la calidad de vida de la población en condiciones igualitarias y equitativas.

Objetivos

• Articular acciones desde la universidad con organizaciones e instituciones de la comunidad y con programas del Estado en la mejora de los procesos de producción social del hábitat aportando una mirada integral de la problemática.

• Posibilitar a las y los estudiantes aplicar los conocimientos adquiridos a lo largo de su carrera en acciones concretas en la búsqueda de la mejora de la calidad del hábitat social, principalmente en los sectores con vulnerabilidad socio-habitacional transformando la realidad de inequidad, exclusión y marginalidad en una de sus varias dimensiones sociales, remarcando el rol social del futuro ejercicio profesional.

Marco teórico

Durante muchos años las políticas públicas orientadas a revertir el déficit habitacional hacían foco en la construcción de viviendas y, si bien se hablaba de provisión de servicios e infraestructura, la concreción de estos quedaba postergada en el tiempo. Estas políticas, valorables por cierto, terminaban consolidando una visión “viviendista” de la problemática soslayando aspectos que constituyen una noción integral del concepto de vivienda como los mencionados más equipamiento, movilidad, espacio público, identidad, vecindad, etc. La arquitecta Gaite entiende el concepto de vivienda integral como abarcativa a las funciones del habitar urbano que atiende a los servicios de necesidades culturales, educativas, de la salud e higiene, de recreación y trabajo (Gaite, 2006).

Tres son los pilares que conforman la actividad universitaria desde la Reforma de 1918: docencia, investigación y extensión, funciones esenciales consagradas en los artículos n° 42 y n° 102 del Estatuto de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. La extensión constituye un puente, un nexo, entre las actividades de docencia e investigación con el objeto de mejorar la calidad de vida de la sociedad en forma igualitaria, inclusiva y equitativa. La universidad se constituye como un actor central en la búsqueda de revertir esta mirada “viviendista” y cortoplacista de las políticas socio-habitacionales, su participación permite un abordaje integral de la problemática del hábitat social.

Con una mirada holística de la problemática, surgen y se definen los conceptos de hábitat y producción social del hábitat (PSH). En Construcción social de hábitat: reflexiones sobre políticas de vivienda en Colombia, Múnera y Sánchez Mazo dicen sobre el término hábitat “…un ámbito donde se presentan un conjunto de dinámicas e interacciones entre elementos de distintos campos o dimensiones –tales como el económico, el físico-espacial, el cultural, el natural, el social, el político–, configurantes de entramados o sistemas que hacen posible la vida humana” (Múnera y Sánchez Mazo, 2012).

Al respecto, la Coalición Internacional para el Hábitat (Habitat International Coalition; HIC), red mundial de derechos relacionados con el hábitat y la vivienda, que lucha por la justicia social, la igualdad de género y la sostenibilidad ambiental, avanza sobre los derechos vinculados al hábitat: a la tierra, la vivienda, el agua, el saneamiento, el medio ambiente sano, el acceso a servicios sociales de salud, educación, transporte, recreación; el acceso a los medios de subsistencia y protección social; la preservación del patrimonio ambiental, histórico y cultural; etc. Todos ellos relacionados con los derechos económicos, sociales y culturales reconocidos en numerosos instrumentos internacionales y regionales de Derechos Humanos. (HIC-AL, 1976).

Respecto de PSH sostienen Di Virgilio y Rodríguez que no es un concepto acuñado en reflexiones académicas, sino que nace en el contexto de la acción en conjunto de múltiples actores en el marco de la Conferencia Hábitat I en 1976. Esta autoproducción, en la modalidad familiar/individual o colectivo/organizado, se inicia a partir de la necesidad de satisfacer demandas habitacionales cuyo acceso impide la producción capitalista de vivienda (Di Virgilio y Rodríguez, 2013).

Asimismo la HIC, que surgió del comité de organizaciones no gubernamentales (ONG) establecido tras la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano en Estocolmo en 1972., destaca las contribuciones y el enorme potencial de las comunidades en la producción y mejoramiento de sus barrios y viviendas y la importancia de la participación popular en la toma de decisiones. (Habitat International Coalition, 2018).

Para lograr esa calidad espacial necesaria para el desarrollo humano es importante otorgar o generar condiciones de centralidad al ambiente urbano. En Centralidades en Olavarría. Incidencia de los conjuntos de viviendas económicas y parques públicos, los arquitectos Cilley y Mineo la definen “(…) como aquellos espacios que por las características o cualidades que poseen promueven, fundamentalmente, el mejoramiento del hábitat aportando y mejorando la calidad de vida de sus habitantes. Dentro de estas características podemos definir un primer grupo de cualidades relacionadas con la dimensión física de los espacios (infraestructura, equipamiento, vivienda social, espacio público, etc.), y otro grupo que concierne a la dimensión social de los mismos (significación, identidad, referencia, etc.)… se arraigan relaciones caracterizando lugares de referencia simbólico-cultural otorgándoles jerarquía de espacios de significación. Este nexo de identidad grupo social/espacio urbano crece y se consolida a través del tiempo en el cual es necesario dotar al espacio urbano de calidad ambiental. Es impensable que en un medio urbano degradado, sin calidad espacial se establezcan lazos de identidad entre los habitantes y el espacio. La centralidad emerge como una herramienta primordial en el mejoramiento del hábitat y el consecuente aumento en la calidad de vida.” (Cilley y Mineo, 2013)

Hoy, esta centralidad inicialmente pensada para la identidad barrial, calidad socio-espacial y la sustentabilidad urbano-ambiental retoma presencia ante la pandemia y el aislamiento físico de la sociedad; la aparición del virus con categoría de pandemia expone en forma más intensa las inequidades y las recrudece aún más. Esa ciudad de los 15 minutos de la que hablaba y habla el urbanista Carlos Moreno vuelve al primer plano de la agenda y varias ciudades del mundo accionan para su implementación. París, por ejemplo, ha comenzado el proceso de adaptación. (Moreno, 2020).

Desarrollo

Como se sostuvo anteriormente, el hábitat alude a aquellos escenarios, tanto materiales como ambientales, que posibilitan a los seres vivos obtener los elementos esenciales para la supervivencia. Cuando se refiere al hábitat humano, además, impactan en forma positiva o negativa dimensiones propias de la conformación de la sociedad: políticas, sociales, culturales y económicas, que determinan el acceso o no a los bienes y servicios que dicha sociedad produce en forma colectiva.

Desde principios de los ´90 el equipo de docentes-investigadores del taller de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería (FIO) viene trabajando en el mejoramiento del hábitat social junto a organizaciones sociales y el Estado municipal, articulando distintos tipos de actividades con una visión integral del mismo y en reconocimiento del derecho al acceso a un hábitat digno del pueblo, establecido en la Constitución Nacional como derecho humano (artículo 14 bis) y en diversos tratados internacionales con jerarquía constitucional. También lo determina la Constitución de la provincia de Buenos Aires en el inciso 7 del artículo 36: “A la Vivienda. La Provincia promoverá el acceso a la vivienda única y la constitución del asiento del hogar como bien de familia; garantizará el acceso a la propiedad de un lote de terreno apto para erigir su vivienda familiar única y de ocupación permanente, a familias radicadas o que se radiquen en el interior de la Provincia, en municipios de hasta 50.000 habitantes, sus localidades o pueblos”.

Si bien hay una metodología establecida devenida de la misma demanda y de la relación con la comunidad, la misma no es cerrada, determinada ni esquematizada. En general toma los pasos siguientes: el grupo social, institución de la comunidad y/o Estado es quien, ante determinada necesidad referida a alguna de las variables del hábitat, inicia el proceso de trabajo en conjunto; no obstante, en diversas ocasiones son las y los integrantes de la FIO, generalmente estudiantes, toman la iniciativa ante determinada carencia de hábitat.

A partir de este punto se realiza el relevamiento de la problemática y, en consenso con la organización social o la institución comunitaria, se elabora el programa de necesidades a dar respuesta. Cuando participa el Municipio este programa o necesidad, generalmente, se encuentra ya determinado o con un alto grado de definición.

A continuación se efectúa el diseño arquitectónico y/o constructivo –elaboración de planos de proyecto, de instalaciones de servicios, determinación de las mejoras constructivas y de terminación, cálculo de materiales de construcción, etc.- y la entrega de la documentación técnica a las o los comitentes.

Posteriormente, en la etapa de obra, se trata de realizar un seguimiento de la misma, principalmente como actividad de formación de las y los estudiantes. También, según corresponda al proyecto de extensión, se llevan a cabo capacitaciones en aspectos técnicos-constructivos orientados a los actores participantes sin formación o conocimientos mínimos en la temática.

Desde el comienzo se deja en claro que los aspectos formales y normados de la actividad de la construcción no están salvados con la participación de las y los integrantes de la FIO, que no se sustituye ninguna de las tareas profesionales reguladas por la legislación.

Para el desarrollo de las actividades de extensión, el taller de Arquitectura considera primordial la participación de las y los estudiantes, punto esencial de este tipo de actividades. Esta participación de estudiantes se concreta a través de becas, como actividad comunitaria o prácticas profesionales supervisadas, o por iniciativa solidaria y empatía con grupos socio-económicamente vulnerados. La gran mayoría de las experiencias culminan en tesis de grado, en Proyecto Final de Carrera.

Las experiencias

De las variables que crean condiciones de centralidad y que contribuyen a garantizar un hábitat de calidad en forma equitativa e inclusiva, las posibilidades en contenidos de los proyectos de extensión del taller de Arquitectura de la FIO –más allá de articulaciones con otras materias y otras carreras- se centran en temas de equipamiento, vivienda –nuevas, reformas, mejoras constructivas, instalaciones- y espacio público, en todas sus conformaciones. Así se fue armando una trama de diseños arquitectónicos que alternó intervenciones en vivienda, mejoras de espacios públicos y equipamiento socio-urbano a nivel barrial.

En la segunda mitad de la década de los ’90, en plena etapa de avance del neoliberalismo y la globalización en la estructura de la Municipalidad de Olavarría funcionaba el Instituto Municipal de la Vivienda. El Instituto implementó un programa de construcción de viviendas con la modalidad de autoconstrucción, de ayuda mutua y solidaria, en forma individual con terreno propio o en pequeños conjuntos habitacionales en lotes municipales, en el cual el Municipio financiaba la provisión de los materiales; el equipo de investigación sobre vivienda de la FIO, encabezado por el Arq. Mineo, aportó el proyecto de arquitectura del prototipo de la unidad habitacional, asesoramiento y seguimiento constructivo. La experiencia de articulación fue muy buena permitiendo a muchas familias resolver su necesidad de “casa propia”.

Entroncado en la provisión de equipamiento barrial se realizó una intervención para el Centro de Formación Laboral n° 1 (hoy Centro de Formación Integral n° 1), una institución educativa dependiente de la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires que atiende a niñas, niños y jóvenes con discapacidades y de riesgo social -retardo mental leve o moderado, disminuidos visuales, sordos e hipoacúsicos,
irregularidades motoras, síndrome de Down- que concurren al establecimiento con el objetivo de aprender oficios y especializarse en distintos talleres que les permitan integrarse socialmente y aportar a su sustento económico. En un predio donado por el Municipio, al oeste de la planta urbana poco consolidada, se diseñó un edificio que contemplara aulas de capacitación, espacios diversos para el funcionamiento de los talleres, área administrativa, sanitarios, cocina, sala de reuniones, depósito, etc. Este trabajo en conjunto con esta institución comunitaria lo llevó adelante el estudiante Cristian Juan en el año 2003.

A principios del mismo año una iniciativa de la organización social Movimiento Alegría de los Niños de Olavarría (MANO) de concretar un espacio formativo y recreativo denominado posteriormente Parque de los Niños posibilita la articulación de varios departamentos de la Facultad (Ciencias básicas, Electromecánica, Civil) y otras instituciones de la comunidad. La implantación en un terreno donado por el Municipio integrado al Campo Universitario de Olavarría de este espacio lúdico-educativo llevó a diseñar un proyecto que contemplaba un salón multiuso para exposición permanente, proyecciones audiovisuales, fiestas, reuniones, actividades educativas, biblioteca, etc., un salón de reuniones, cocina, oficina, sanitarios para uso interior y exterior, depósito como espacios cubiertos y otra serie de lugares descubiertos como El rincón de la astronomía, La arqueología y los niños, Laguna de la energía, Artes plásticas, El rincón de las construcciones, El camino de la publicidad, El rincón de los juegos, El rincón de la meteorología, Recolección y reciclaje de la basura, un anfiteatro al aire libre. Lamentablemente de este interesante y ambicioso programa muy poco se pudo concretar. Trabajó como estudiante becario Ezequiel Dencheff.

Entre los años 2005 y 2006 el Municipio de Olavarría encargó al grupo de docentes-investigadores del área de Logística y Transporte de la FIO la implementación de una Zona de Actividades Logísticas de Olavarría (ZALO) con el objetivo general de optimizar la producción del transporte de mercancías y, en consecuencia, aumentar la competitividad de la producción local en los mercados regional, nacional y del MERCOSUR. Desde el taller de Arquitectura se participó en el diseño a nivel urbano del área -zonas de esparcimientos, parquización, pavimentos, iluminación general, etc.– y de anteproyecto de equipamiento edilicio: administración y servicios de la ZALO –oficinas en general, sala de primeros auxilios, seguridad, balanza, depósitos, sanitarios-, servicios a los conductores -alojamiento, bar y restaurante, polirrubro, minimercado, etc.-, servicios a los vehículos -estación de servicios, gomería, taller de mecánica, playa de estacionamiento, etc.- y otras construcciones.

En el año 2011, la entidad Fútbol Club Ferrocarril Sur de la ciudad se presenta para el desarrollo de un proyecto arquitectónico en un predio donado por el Municipio en la avenida Pueyrredón y calle Buenos Aires con el objeto de concretar un espacio socio-deportivo que consiste en dos canchas, una de fútbol y otra de rugby con un sector de tribunas, grupo de sanitarios y vestuarios, vivienda de encargado, confitería, zona de esparcimiento y recreación, forestación, área de estacionamiento, etc. El estudiante Calabrese participó del equipo de trabajo como becario elaborando toda la documentación técnica para su construcción en etapas.

Un año después, la dirigencia del Racing A. Club de Olavarría convoca a la FIO a trabajar sobre un programa de equipamiento deportivo en un predio de su propiedad ubicado en Cerrito y Juan XXIII. El mismo consistió en el proyecto de una cancha de sotfbol, vestuarios y sanitarios, un sector de tribunas, etc. El becario Arévalo junto a docentes-investigadores de Arquitectura confeccionó el legajo de obra completo para su construcción.

A mediados de 2012, la iglesia de la Alianza Cristiana y Misionera Argentina de la localidad de Tapalqué solicita a la Facultad la colaboración para la elaboración del proyecto arquitectónico para un auditorio (más otras dependencias) contiguo al edificio del templo, uno de los primeros construidos en la localidad. La estudiante participante fue Antonella Di Salvo.

El barrio Villa Aurora de Olavarría localizado al sur de la planta urbana es un sector con familias en situación de vulnerabilidad socio-económico y urbana, un área con crecimiento poblacional. En la convocatoria realizada en 2014 por la FIO para la presentación de proyectos de extensión para su financiación –gastos- se presentó la necesidad barrial, manifestada por la Sociedad de Fomento, de contar con un edificio para una biblioteca popular y concretar su proyecto de arquitectura. Además, ofrecer apoyo escolar e incorporar un espacio para el funcionamiento de un gabinete psicopedagógico, sanitarios y una kitchenette. Contando con este proyecto y su cómputo de materiales, la Municipalidad se comprometía a proveer los mismos. Participó un grupo de estudiantes de diversos departamentos de la Facultad –Civil, Electromecánica, Agrimensura, Industrial- bajo la dirección de las y los docentes-investigadores del taller de Arquitectura. La modalidad para los estudiantes fue como práctica profesional supervisada.

En 2014, una fundación, Proyectar para los Pueblos junto a la comisión directiva del club Pirovano Juniors, de la localidad de Pirovano del partido de Bolívar, se acercó con la inquietud que, desde la Facultad, se confeccionara un diseño para un polideportivo, en principio descubierto. La problemática planteada consistía en la migración de las y los jóvenes de estos pueblos rurales con pocas alternativas de vida que ofrecía la localidad hacia “la ciudad” por una mayor calidad de vida –expectativas que varias veces no se cumple-; la intención del club era ampliar los servicios ofrecidos para fortalecer el arraigo de la población y evitar la migración.

De las entrevistas y necesidades del club surgió la prioridad de ampliar y reformar la zona de servicios del SUM -un lugar donde se realizan diversos eventos de la comunidad- con sanitarios, cocina, escenario, camarines, y el mejoramiento de las oficinas, ambos espacios existentes. La estudiante becaria Varela desarrolló, bajo la supervisión docente, el proyecto y el legajo de obra para dicha intervención y el anteproyecto para el polideportivo pero, como opción a futuro, cubierto incorporando otras funciones -bar, espacios verdes de recreación, etc.-. Además se proyectó un nuevo acceso para dar cierta independencia de uso -integrados en el lote- al SUM y polideportivo.

El mismo año se asistió, junto al área de Estructuras y de Estructuras Metálicas de la FIO, al Jardín de Infantes n° 920 de la localidad de San Miguel –Olavarría- para el diseño de un SUM para el cual ya contaban con la estructura metálica de la cubierta y la parrilla para las bases aisladas.

Prácticamente en forma contemporánea, el equipo directivo del Jardín Upa la lá dependiente de la UNICEN convoca a las y los docentes-investigadores del taller de Arquitectura a realizar el proyecto de diseño para su nueva sede en el Campo Universitario de Olavarría. Si bien el comitente en este caso no es una institución externa a esta casa de altos estudios, la modalidad implementada toma características similares al generar una interacción ante una comunidad usuaria y un equipo de diseño integrado por profesionales y una estudiante del Departamento de Ingeniería Civil; Macarena Menón bajo la dirección de las y los arquitectos del taller confeccionó el proyecto del edificio a construir junto a toda la documentación técnica para su materialización.

En 2018, a través de un convenio con el Club Social y Deportivo Mariano Moreno se realizó el relevamiento y la confección de los planos de su sede en España y Avda. Sarmiento, documentación técnica imprescindible para la continuación de los servicios que ofrece a la comunidad como eventos sociales, encuentros, jornadas y congresos, fiestas, espacios educativos y deportivos para diversas franjas etarias. La estudiante Lucía Montani participó de este proyecto de extensión como becaria.

En la cursada del año 2019 se confeccionó como trabajo práctico principal de la materia el anteproyecto para la sede y salón de usos múltiples de la Junta Vecinal del barrio Eucalipto, localizado detrás de la ruta 226 y con situaciones de vulnerabilidad socio-habitacional y urbana. Al programa inicial se le agregó una sala de atención primaria de la salud y aulas para el dictado de cursos y de apoyo escolar, además de sala de reuniones y un paquete de cocina y sanitarios. Esta articulación de trabajo se estableció entre la FIO, una organización social y familias del barrio, las que ya venían brindando servicios de viandas, merienda y comedor comunitario. La idea inicial fue asistir también en el mejoramiento de viviendas pero no se logró incorporar la demanda por parte de las y los actores barriales.

En el año 2020, con la misma modalidad se programó intervenir en dos barrios vecinos al anterior, Mataderos e Isaura (incorporados al programa del RENABAP) con el proyecto de un SUM pero por la pandemia y la cuarentena no se pudo llevar adelante.

Actualmente, se está diseñando para esta misma institución el denominado Complejo Socio-educativo y Deportivo Mariano Moreno en un predio de gran escala que limita con el arroyo Tapalqué donado por la Municipalidad al oeste de la trama urbana olavarriense, una zona de baja densidad y poco consolidada. Con este emprendimiento se trata de otorgar condiciones de centralidad a ese sector y potenciar su calidad urbana y residencial.

El complejo constará de tres canchas de fútbol, cancha de básquet al aire libre, de beach-voley, de bochas y de paddle, un sector de acampe y parrillas, vivienda para un cuidador, parquización, canchas de tenis, zonas de estacionamiento y un importante edificio con las funciones de gimnasio -30 m por 40 m, salón de usos múltiples -14 m por 30 m-, amplia cocina con fogón y depósito, y una batería de sanitarios. La participación del grupo del Departamento de la FIO consiste en desarrollar el diseño general del predio, la localización y distribución de todas las funciones que componen el programa de necesidades y la totalidad del proyecto arquitectónico del edificio gimnasio-SUM y sus servicios.

En la temática de vivienda muchos fueron los proyectos de extensión en los que se participó –en el presente artículo se priorizó la incorporación de las experiencias referidas a equipamiento, comenzando con el ya mencionado programa de autoconstrucción implementado por el Municipio a mediados de los ’90.

Mediante el programa implementado por la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de Nación se presentaron en dos años proyectos que fueron oportunamente aprobados. Ambos tenían por objeto mejorar la situación habitacional de familias en situaciones de extremas carencias junto a un programa municipal de entrega de materiales de construcción a modo de subsidio. En el primero de ellos se asistió a familias en distintos barrios dispersos en la ciudad y en la segunda experiencia, por decisión de la gestión municipal, se concentró en el barrio El Progreso en el norte del área urbana.
El contenido de los trabajos abarcaba ampliaciones, terminación de viviendas, construcción de cocinas y baños, provisión de instalaciones y mejoras constructivas en general. Para esto, previamente, se realizaban relevamientos, casa por casa, junto a asistentes sociales de la Municipalidad, luego se procedía a elaborar la documentación técnica, planos y cómputo de materiales; se contemplaba capacitaciones en técnicas constructivas para optimizar el uso de los materiales pero por decisiones ajenas a la FIO no se implementaron.

Un trabajo de similares características al del Jardín Upa la lá se implementó para la confección del diseño y la documentación técnica para un barrio de viviendas individuales para docentes universitarios en un predio vecino al Campo Universitario, hacia el norte del mismo. Se aprovechó en el planteamiento general, debido al contexto urbano de su inserción, para dotar al barrio de amplios espacios verdes y una organización espacial de las unidades habitacionales más libre que las que permite el tradicional amanzanamiento, minimizando la circulación interna de vehículos. Las unidades, como la mayoría de los diseños elaborados por el taller de Arquitectura, prevén un estar-comedor, cocina, sanitarios y dos dormitorios con la posibilidad a futuro de agregar un tercer dormitorio y un sector para una oficina, estudio, taller o pequeño comercio.

Alrededor de 2015 un grupo organizado de iglesias cristianas evangélicas convoca a la FIO a participar, mediante asesoramiento, en la construcción de un barrio de 100 viviendas, Barrio de Iglesias Cristinas Evangélicas (BICE), con la modalidad de autoconstrucción El lugar era un sector localizado al norte de la planta urbana, cercano a la ruta 226. Si bien contaban con un proyecto de vivienda individual se les propuso realizar un nuevo diseño que fue aceptado. En este caso se realizaron capacitaciones a las familias de ese credo.

Actualmente se está trabajando en la elaboración de un proyecto de extensión con la Municipalidad de Laprida para el diseño de una tipología de una vivienda u oficinas sustentables y bioconstruidas.

Conclusiones

La producción social de hábitat, en cualquiera de sus formas de autogestión y ejecución, es un hecho de la realidad social que no se puede ignorar ligada, en general, a los grupos de menores ingresos económicos; se constituye como resultado del cada vez más amplio hiato entre la producción y asignación del mercado inmobiliario de la vivienda y la demanda social de un hábitat digno y sus ingresos económicos. En Argentina se ha llegado al extremo incongruente e inmoral que los valores de las viviendas estén dolarizados y, en muchas situaciones, para su compra se exige dólares billetes.

La extensión universitaria ha demostrado ser una excelente herramienta de articulación entre las actividades llevadas adelante por la Facultad y las necesidades de hábitat de la comunidad, acentuando el compromiso de la institución y sus integrantes con las transformaciones necesarias para mejorar las condiciones y la calidad de vida de la población en términos igualitarios y equitativos. A lo largo de las experiencias descriptas queda expuesto el rol fundamental de la universidad como actor central, sin cuya participación los resultados logrados hubieran sido otros.

La mirada integral que se tiene desde el taller de Arquitectura de la FIO sobre el hábitat social y el aporte en su mejora que genera sumar condiciones de centralidad en los barrios, principalmente los de la periferia, conlleva considerar no solo proyectos de
extensión relacionados con dignificar las viviendas sino trabajar en edificios de equipamiento socio-urbano y espacio público.

Resulta esencial a las tareas de extensión incorporar a las y los estudiantes a las iniciativas a realizar, potenciando su objetivo central y su sentido. Coloca en agenda el rol social del ejercicio profesional y coadyuva a conocer situaciones de exclusión y de marginalidad de amplios sectores del pueblo en los que les tocará actuar. Particularmente, la Arquitectura e Ingeniería tienen que dar respuesta a requerimientos de hábitat en determinados contextos sociales, urbanos y ambientales que se transforman en insumos de la labor de diseño.

Las experiencias desarrolladas resultaron de una alta riqueza de integración para las y los participantes, primordialmente cuando las familias mejoran sus condiciones de su hábitat que repercute en forma directa en su calidad de vida, sea en forma individual y/o colectiva. La comunidad barrial y las familias involucradas demuestran entusiasmo y agradecimiento a lo largo de todo el proceso y una vez terminada la intervención. Las y los estudiantes profundizan, amplían y aplican el conocimiento construido en las cursadas, suman compromiso y satisfacción por ser parte de la solución a determinadas situaciones y carencias.

Se tiene presente que estas intervenciones en equipamientos y/o viviendas resultan paliativos de la realidad urbano-social y ambiental, que el estado actual requiere inexorablemente cambios culturales estructurales de las lógicas de asignación de los espacios urbanos y vivienda capitalistas, de otros recursos naturales y económicos.

Es intención de las y los docentes-investigadores del taller de Arquitectura continuar con estas prácticas y que puedan replicarse y ampliarse también en otras localidades y actores.

Bibliografía

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